Alucino con la mujer que compraba plátanos
15+ Internautas nos contaron las experiencias más alocadas que tuvieron con clientes
Es bien sabido que atender al público no es para todo el mundo, ya que es una tarea bastante difícil. El conocido lema “el cliente siempre tiene la razón” da la falsa idea de que una persona puede hacer lo que quiera, incluso tratar mal a un empleado, solo porque se enojó o sencillamente porque está teniendo un mal día.
En Genial.guru creemos que todas las personas merecen ser tratadas con dignidad y respeto. Es por eso por lo que reunimos algunos comentarios de nuestros seguidores, quienes quisieron compartir situaciones muy extrañas que vivieron al tratar con clientes.
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Una vez estaba empacando las compras de una señora gruñona y puse el blanqueador en la misma bolsa que el detergente en polvo. Me tomó del brazo con fuerza, me miró y me dijo que no mezclara la lejía con el jabón, porque el sabor se le pasaría.
La miré directamente a los ojos y dije:
— Primero, suelte mi brazo, no le di permiso para tocarme. En segundo lugar, ¿tiene la intención de beber lejía para preocuparse por que le sepa a jabón?
Ella me soltó y yo quedé furiosa. ©Cintia Lima/ Facebook
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Trabajaba como vendedora en una farmacia. Un día, un cliente empezó a gritarme porque no entendía la letra del médico (como si yo estuviera obligada a comprender esos garabatos).
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En otra ocasión, otro cliente se burló de mí porque no sabía para qué era uno de los miles de medicamentos que tenían en la farmacia (yo solo era la vendedora). Cuando le pregunté si él sabía, respondió que no era un médico para saberlo. ¿Qué tal? ©Di Fatima/ Facebook
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Estaba en un restaurante de autoservicio y vi a un cliente discutir con el propietario por un plato lleno de rabo de toro. Quería descontar el peso de los huesos. ©Jose Luiz Giovanetti Pinto/ Facebook
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Una vez, un cliente “gold” se preparó un expreso en una máquina de café del banco donde yo trabajaba. Se quejó de que el grano no era de calidad, el olor no era de grano noble, la taza no era bonita, el azúcar en bolsita no era de buena marca, etc. Le ofrecí un café de nuestra cocina, pero le advertí que estaba hecho con el colador tradicional y que ya traía azúcar, y el señor aceptó. Regresé con el café y la paciencia que Dios me dio. Le encantó, jajaja. ¿Quién lo entiende? 🤷 ©Vanessa Chiquito Yamakawa/ Facebook
- Yo trabajaba en una panadería. Una tarde, una señora vio un pastel en la vitrina y comenzó a elogiarlo. Preguntó si tenía leche. Yo, con la mayor inocencia, le dije que sí, que el pastel tenía leche. La mujer, muy maleducada, me contestó que quería tomar leche, que para qué querría saber si el pastel tenía o no.
Creo que pensó que yo estaba tratando de burlarme de ella. 😂 ©Mauricio Nascimento/ Facebook
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Cuando tenía mi frutería, todas las semanas entraba la misma señora, tomaba un racimo de plátanos, le quitaba los extremos, soltaba cada uno, sacaba la parte superior del racimo y pesaba lo que quedaba. Decía que no comía racimos ni puntas de cáscara, que eso solo servía para cobrar más peso por sus plátanos. Y seguía hablando como si yo me hubiera inventado la fruta de esa manera. ©Stephanye Priscila/ Facebook
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Trabajaba en la biblioteca de una universidad. Un día llegó un hombre que necesitaba siete libros. Me pidió ayuda para encontrarlos, ya que no sabía cómo hacerlo. Yo le ayudé, aunque no estaba permitido, porque los estudiantes debían aprender.
Como era un hombre mayor, le hice el favor. Cuando regresé con dos libros que ya había encontrado, lo escuché decirles a sus compañeros de clase que estaba haciendo que yo me ganara mi salario. Le di los dos libros y le dije que se las arreglara para encontrar los otros. Nunca más me pidió ayuda, jajaja. ©Ânderson Grandini/ Facebook
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Yo trabajaba haciendo la limpieza en un laboratorio. Un día llegó una mujer con su hijo para usar el baño. Me pidió un protector para que el niño usara el inodoro. Como soy madre de dos pequeñas, entendí su preocupación y fui a buscar algo para que usara como forro.
Cuando regresé, ella dijo:
— Ya no lo necesito, ya lo hizo en el piso, tienes que limpiarlo.
Me quedé impactada. Más tarde descubrí que ella no era la madre del niño, sino su niñera. Hoy, gracias a Dios, soy enfermera, y me esmero en tratar a las personas con el mayor respeto, sin importar su profesión. ©Lindi Araujo/ Facebook
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Cuando trabajaba en una tienda de comestibles, me preguntaron si la cafetera calentaba bien. 😆 No pude evitar soltar una risita. 😆 Y respondí: “No, solo la mantiene a temperatura ambiente”. Eso me costó una llamada de atención por parte del patrón. ©Joao Siqueira/ Facebook
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Éramos dos vendedoras en una papelería que había dentro de un supermercado. Llegó un hombre con una pila de papeles para hacer fotocopias, y como era el único cliente en ese momento, ayudé a mi colega.
Poco después llegaron otras personas y dejé de ayudarla para atenderlas. Cuando el sujeto se dio cuenta, comenzó a gritarme para que todos lo escucharan, incluso los que estaban abajo, en el supermercado.
Fue a ver al gerente para quejarse de mí. Era joven y ese era mi primer trabajo. Resultado: lloré sin parar durante horas. ©Denise Marques/ Facebook
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Yo era repartidor de pizzas. Una noche, un cliente pidió una pizza y, cuando llegué al domicilio, las luces estaban apagadas. Alguien miró por el rincón de la ventana, detrás de la cortina.
Toqué la bocina, hice una señal luminosa, pero él fingió que no estaba allí. Apagué la motocicleta en la calle y, cuando la arranqué, encendió la luz, abrió la puerta y me gritó. Aceleré lo más rápido que pude.
Les conté a mis empleadores lo sucedido y me dijeron:
— ¡Toma tu pago de esta noche y llévate la pizza para ti y tus hijos! Corre por nuestra cuenta. Hasta mañana.
Pasé de nuevo frente a la casa, toqué la bocina y grité: “¡Gracias por la cena!”, jajajaja. ©Andre Fachinello/ Facebook
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Bueno, yo soy cajero, y donde trabajo tenemos empacadores que nos ayudan. Así que no me pagan por empacar. El caso es que, en días de fuerte movimiento, los empacadores están muy ocupados y, en ocasiones, hay escasez de personal para ayudar a empacar. Un día, las compras estaban acumulándose en el mostrador de la caja, y una pareja se quedó mirándome de brazos cruzados.
Decidí tomarme un descanso y el hombre le susurró a su esposa:
— Ni siquiera puede hacer su trabajo, mucho menos empacar.
Lo miré a la cara, solté una risita y agarré las bolsas. Puse las compras que cabrían en siete bolsas solo en tres. Me miró y dijo que quería separar los productos y ponerlos en más bolsas. Saqué las cosas, las dejé encima del mostrador y le dije:
— Hágalo como desee.
Cuando terminaron, pasó una pareja que decidió empacar sus propios productos en más bolsas. Fue mi turno de sentarme de brazos cruzados. ©Edon Lael/ Facebook
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Trabajaba en una tienda de loterías. Una vez se cayó el sistema y un hombre me preguntó por el resultado de un sorteo. Le informé que no teníamos sistema y me preguntó si no había memorizado los números ganadores, jajajajaja. ©Nubia Antonel/ Facebook
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Trabajaba en una pastelería. Un día, un cliente se quejó de que su pastel tenía queso derretido. No supe qué contestar. 🤦♂️ ©Juliana Manteze Assolari/ Facebook
- Solía trabajar en una tienda de comestibles del vecindario. Un día vino un cliente a cambiar una vela... porque esta se apagó. 😂😂😂 ©Helena Tamires/ Facebook
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Un día, un cliente me hizo llorar por las toallas de papel que había en el baño. Eran de una marca que no le gustaba. ©Priscila Cardoso/ Facebook
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Trabajé unos años como técnico de sistemas. Una vez, un cliente me gritó porque no aceptaba que la vida útil de la batería de su dispositivo hubiera terminado. Hacía cuatro años que tenía su laptop, si mal no recuerdo.
Traté de explicarle que cada componente electrónico que transmite energía debe ser reemplazado en algún momento. A él le pareció absurdo y dijo:
— ¿Vendes algo que sabes que estará defectuoso solo para que lo cambiemos? ¡Quiero uno gratis ahora!
Lo miré seriamente a los ojos, respiré un poco y le dije:
— Cuando los neumáticos de su carro están lisos y tiene que cambiarlos, ¿usted va al concesionario para que se los den gratis?
Fue un buen día. Mi jefe no toleraba a los clientes altaneros. ©Eduardo Felipe/ Facebook
Y tú, ¿has pasado por una situación semejante? No dudes en compartirla con nosotros en la sección de comentarios.
Comentarios
La historia de la vela que se apaga XD
tengo un vecino que cambió el refrigerador 2 veces porque "estaba malo" la segunda vez el vendedor preguntó qué tenían de malo, cómo podían haber salido 2 malos? mi vecino dijo que el motor funcionaba un rato y luego dejaba de funcionar XD