15 Pruebas de que la madre solo hay una y su amor es infinito

Historias
hace 4 días

Qué podemos decir, las madres están dispuestas a hacer mucho por su hijo. Para ellas es algo natural sacrificar sus fuerzas, su salud, dar lo último si su hijo lo necesita. Por eso hemos decidido hacer una selección de historias conmovedoras de gran amor maternal.

  • Estaba terriblemente enfermo: me dolía todo el cuerpo, me dolía la cabeza. No podía dormir. Vivo solo, suelo tener pocas medicinas y no tenía fuerzas para ir a alguna parte, así que utilizaba lo que tenía. La fiebre no bajaba. Era la una de la madrugada, estaba viendo la televisión y, de repente, sonó el timbre de la puerta. Me sobresalté de susto. Fui hacia la puerta, por mi cabeza pasaron todo tipo de pensamientos sobre quién podría venir tan tarde. Miré y ¡ahí estaba mamá! Me había llamado hacía una hora y media, le dije que intentaría dormir y que por la mañana iría a por medicinas. Y vino por la noche porque estaba muy preocupada. Trajo un montón de pastillas y mermeladas para el té. Eso sí que es cariño. Todo el mundo debería tener madres así. © maslov.m / Pikabu
  • Un día, cuando era muy pequeño, volvía a casa caminando y pensando en algo. De repente, una fuerza desconocida me arrancó del suelo y me tiró a un lado. Resultó que no me di cuenta de que había una serpiente cerca, pero mi madre la vio y me salvó, interponiéndose literalmente en su camino. También recuerdo que participé en una obra de teatro escolar. En aquella época teníamos un solo coche, en el que mi padre se desplazaba al trabajo. Así que mi madre caminó 8 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, solo para ver mi tonta obra teatral en la escuela primaria. © Unknown author / Reddit
  • Qué bonito era llevar a mi querida mamá a la tienda, elegir prendas para ella y, cuando empezó a dudar sobre cuál escoger, decirle: “¿Te gustan todas las cosas? Pues llévatelas todas”. Y aquel suéter que se probó en la caja mientras nos escaneaban las prendas, también. Hubo un periodo de mi infancia en el que no teníamos apenas dinero, pero incluso entonces mi madre se las arreglaba para decirme lo mismo en la tienda: “¿Te gustan las dos prendas? Compremos ambas”. Ella ya no lo recuerda, pero yo me alegro de que ahora pueda permitirme la misma frase. © Overheard / Ideer
  • Tengo 30 años, mi madre es todo mi mundo y estoy muy agradecida por su amor. Me estoy divorciando y, aunque tengo amigos y familia, el apoyo de mi madre me ayuda mucho. No importa lo que me pase, ella siempre me dice algo como: “Me han ascendido y enseguida he pensado en ti. Deja que te ayude un poco más”, “Somos un equipo”, “He pensado en tu tele roto. Deja que te compre uno nuevo”. Adoro a mi madre, me hace sentir como si me hubiera tocado la lotería. © domthehopelessrom / Reddit
  • Mi cumpleaños es en verano y el de mi hermana es durante la Navidad. Siempre me ponía muy triste que ella tuviera un árbol de Navidad en su día y yo no. Me desperté en mi 6.º cumpleaños y en la esquina sobre la cómoda había ramas de abeto adornadas y metidas en un tarro con agua, y debajo estaba mi regalo. Mi madre lo había preparado. ¡Yo estaba tan feliz! © Overheard / Ideer
  • Una vez tuve que castigar a mi hija adolescente y quitarle el teléfono. De repente, sonó un número desconocido y contesté. Un chico al otro lado empezó a hacer comentarios groseros sobre mi hija, creyendo que hablaba con ella. Le escuché pacientemente y le dije que averiguaría dónde vivía, hablaría con sus padres y conseguiría que le expulsaran del colegio. Inmediatamente se dio cuenta de que estaba hablando con su madre, se asustó y colgó. Más tarde vi un mensaje de una amiga de mi hija que decía que ese chico estaba acosando a muchas chicas en el colegio. Le contesté que ya me había ocupado de él. Mi hija se hizo famosa en a escuela gracias a “su mamá que realmente asustó al chico”. © Noha Farahat / Quora
  • Me siento y disfruto comiendo ensalada con mayonesa en un plato de plástico y raros sándwiches de una bolsa delante de la tele con los pies apoyados en el sofá. Me lo ha traído mi madre de la fiesta de empresa (es su costumbre). También estoy viendo las caricaturas de mi infancia. Y esto es lo mejor que me ha pasado en los últimos meses. Felicidad absoluta. © Overheard / Ideer
  • En el instituto, mi hija solía llegar tarde a casa porque su profesora la dejaba con el resto de la clase. Por eso, llegaba tarde al autobús. Estaba harta, así que decidí intervenir y hablé con la profesora. Le dije que si mi hija no infringía la disciplina, no tenía derecho a ser retenida. La profesora dijo que la culpa era del mal comportamiento de toda la clase. Le reiteré que mi hija no sería castigada por el mal comportamiento de los demás y que se iría después del timbre. La profesora me amenazó con que eso podría afectar a su nota. Pero yo me mantuve firme y le dije a mi hija que no escuchara a nadie. ¿Qué pasó después? Mi hija sacó buenas notas y se hizo bióloga molecular. © Marilyn Wolfe / Quora
  • Vivo lejos de mis padres en otra ciudad, estudiando, trabajando, manteniéndome a mí misma. Una vez vine a casa de mi madre, me subí a su regazo y me eché a llorar: me quejaba de mis amigos, compañeros y profesores, que a veces me tratan mal. Entonces mi madre me secó las lágrimas y me dijo: “Seguro que iré allí y tendrán problemas. Los castigaré y llamaré a sus padres”. Inmediatamente me sentí tan ligera y tranquila. La mejor psicoterapia. © Overheard / Ideer
  • Mi madre me crió sola. Siempre me ayudó y me apoyó. Hace 5 años que vivo independiente de ella, pero en la misma ciudad. Hace poco estaba de viaje de negocios en la otra punta del país y volvía a casa, pero perdí el avión. Le escribí a mi madre para que no se preocupara, ya que volvería en el siguiente. Llegué a casa tarde por la noche, sin energía. Solo quería dormirme con la ropa puesta. No había comida en la nevera, así que decidí tomar un té. Fui a la cocina y había una nota sobre la mesa: “Sé lo cansada que estás. Las chuletas y las papas están en la nevera. Adereza la ensalada al gusto. Buen provecho. Te quiero, mamá”. Resultó que había venido a mi casa, al otro lado de la ciudad, para cocinar y dejar comida en la nevera. No escatimó tiempo ni esfuerzo, aunque ya le costaba caminar. Se me quitó todo el cansancio y sentí calor por dentro.
  • Cuando mi madre se iba a trabajar por la mañana, siempre me besaba y yo podía sentirlo mientras dormía. Lo hizo durante toda su vida. Ahora me he mudado porque la familia ha aumentado con tres hermanas. Así que ahora por las mañanas mi madre me manda un mensaje: “¡Besos!”. No puedo despertarme sin ello. © Overheard / Ideer
  • Crecí pobre, pero no me di cuenta hasta que fui mayor. Esto se debió a que mi madre aprendió a proporcionarnos todo lo que necesitábamos. Cuando cometía errores y me daba cuenta de que necesitaba ayuda, tanto mamá como papá me ayudaban. Ahora tengo hijos casi adultos, pero hasta el día de hoy mi madre lo deja todo y viene corriendo a ayudarme a mí, a mis hijos, a mis hermanos y a los hijos de mis hermanos. Me ahogo solo de pensarlo. Vale, tengo que irme, tengo que llamar a mi madre. © testingground171 / Reddit
  • Fuera hizo mucho frío. Mientras caminaba hacia el trabajo me quedé helada, al igual que mis compañeros. Decidimos tomar primero un té caliente para entrar en calor. Lo preparamos, lo servimos en tazas y nos sentamos para tomarlo. Y de repente la jefa dijo: “Mi mamá me llamó por la mañana temprano y me dijo: ’Ana, hoy hace frío, no te olvides de ponerte pantalones térmicos’”. Casi me atraganto con el té, porque ella ya había celebrado 76 cumpleaños. No pude resistirme y pregunté: “¿Cuántos años tiene su mamá?”, y ella respondió: “95 ya. Pero qué bueno es sentirme a veces como una niña”. © baskakovame / Pikabu
  • Recuerdo que cuando aún vivía en casa de mis padres, a menudo veía una película o jugaba a algo, y en ese momento venía mi madre y me daba una manzana o una cereza. ¡Qué bueno era! Sergio, 46 años. © SNeron / Pikabu
  • Después de mi divorcio, empecé a salir con un hombre. Mi madre era fría con él. Decidí invitarlo a comer empanadillas. Llamé a mi madre para que me diera la receta y me dijo que ella misma me las haría. Bueno, pensé que había cambiado su opinión de él. Y esa noche, mi novio le da un mordisco a la empanadilla, se sonroja y entre lágrimas dice que está muy rica. Tomo una, la pruebo y está llena de pimienta. Tomo otra con relleno dulce, y en lugar de azúcar lleva sal. Le pregunto a mi novio cómo puede saber bien si todas las empanadillas están estropeadas. Y me dice que no quería ofenderme, ya que estuve cocinando con mis mejores intenciones. Fue entonces cuando me di cuenta de que llevaría mucho tiempo con él. Al día siguiente llamé a mi madre para saber por qué me había tendido una trampa así. Y me preguntó con cuidado cómo había reaccionado mi invitado. Cuando se enteró, se sintió aliviada. Resulta que ella solo quería saber si el hombre era realmente bueno, si era el adecuado para mí. Desde entonces lo adora.

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