16 Corazones rotos que aprendieron que el primer amor no siempre es el mejor

Historias
hace 3 horas

El primer amor y la primera simpatía suelen surgir en la adolescencia y rara vez se convierten en relaciones adultas. Sin embargo, se quedan grabados en la memoria para toda la vida. Para algunos, estos recuerdos son cálidos y luminosos; para otros, un tanto incómodos.

  • Cuando estaba en quinto de primaria, me gustaba un chico de otro grupo. Tenía un aspecto poco común: cabello rubio que le llegaba justo debajo de las orejas, pecas adorables, sudadera y pantalones. Parecía un personaje sacado de una película. Empecé a preguntar por él entre mis amigos y me enteré de que se llamaba Tania. Resultó ser una chica muy al estilo tomboy, y mi corazón quedó destrozado. © Oído por ahí / Ideer
  • Durante dos meses estuve completamente enamorado de una chica de la escuela, hasta que por fin reuní el valor. Dibujé un bonito corazón en una hoja de papel, envolví la nota en un globo y se lo lancé. Pero un golpe de viento desvió mi declaración hacia otra chica, ¡y ella quedó encantada! Después de clases, incluso me dio un beso en la mejilla, y yo estaba totalmente en shock por lo que estaba pasando. © Parth D / Quora
  • El primer día de clases me enamoré de una niña. En casa no dejaba de hablarles a mis padres de ella, incluso prometí que algún día me casaría con ella. Mis padres me escuchaban con paciencia, pero cuando oyeron su nombre, sus rostros cambiaron y me dijeron que eso no podía ser. Yo estaba indignado por la injusticia, pero mi papá me explicó: “Ella es tu prima”. © Dan Tannehill / Quora
  • En el jardín de niños tenía un amor correspondido con un niño. El momento culminante de nuestra “relación” fue un beso en la mejilla, del que, por supuesto, no podíamos contarle a mamá. Un día, él me invitó a jugar a “la familia”, y yo, emocionada por semejante propuesta y el rápido avance de nuestra historia, acepté con entusiasmo... solo para acabar interpretando el papel del perro. Porque el papel de esposa ya lo había ocupado otra niña.
    © .eon / Pikabu
  • No sé si realmente se puede considerar mi primer amor, pero fue la primera chica por la que sentí algo especial. El problema es que ella nunca se enteró, porque jamás me atreví a decírselo. Y después se mudó al extranjero. A veces todavía pienso cómo habría sido todo si me hubiera animado a confesarle mis sentimientos.© Temporary_Baker9242 / Reddit
  • Tenía 16 años cuando conocí a mi primer amor: un chico del pueblo. Me gustaba desde hacía tiempo, y finalmente me pidió que saliéramos. Yo era la más feliz del mundo. Estuvimos juntos medio año y, al final del verano, me invitó a su casa. Me arreglé con mucho esmero, me vestí bonita y fui emocionada. Pero al llegar, me recibió diciendo: “¿Y tú por qué vienes tan arreglada?”. Resulta que me había invitado ¡a cosechar papas! © Oído por ahí / Ideer
  • Se van a reír, pero mi primer amor fue a los 15 años por un cantante. Sabía que era amigo del dueño de un restaurante y decidí que me convertiría en mesera. Mis padres quedaron en shock y me propusieron un compromiso: estudiar contabilidad enfocada en restaurantes. Pensaron que rechazaría la idea, pero acepté, terminé con honores y trabajé un año como contadora. Si hubiera seguido por ese camino, creo que habría llegado hasta ese cantante. Pero poco a poco el entusiasmo se fue apagando, y al final cambié de trabajo. Así fue como cambié toda mi vida por mi primer amor. CatGanch / Pikabu
  • Ambos teníamos 14 años y fuimos novios durante dos días. Todo terminó cuando mi mamá contestó una llamada de mi novia que era para mí, discutió fuertemente con ella y se acabó. © Bryce Howell / Quora
  • Cuando tenía 10 años, pasé las vacaciones en el pueblo de mi abuela. Me gustaba un niño, éramos amigos y coqueteábamos. Al regresar a la ciudad, le dejé mi dirección para que me escribiera. Un mes después, recibí una carta. ¡Era de él! Emocionada, empecé a leerla. Llegué a la parte principal donde decía: “Tú me gustaste más que todas las niñas, te extraño, ¡Tania!”. Lo más triste fue que yo soy Olga. Estaba escribiendo dos cartas al mismo tiempo, una para mí y otra para ella, ¡y se confundió de sobres! © Oído por ahí / Ideer
  • En séptimo u octavo de primaria me gustaba una niña. Hacía de todo para llamar su atención: contaba chistes tontos, me sentaba junto a ella, trataba de lucirme como podía. Un día, durante la clase de álgebra, ella no dejaba de mirarme. Me giré hacia ella y le pregunté: “¿Por qué me miras? ¿Te gusto?”. Y ella, muy tranquila, me respondió: “No, estoy contando los granos de tu frente”. © Oído por ahí / Ideer
  • Ella estudiaba en una escuela de música, siempre tan elegante y especial. Era emocionante salir a pasear, conversar, darnos besos. Ese verano, mi padre me mandó a trabajar en una fábrica de conservas. Turnos de 16 horas, no era la mejor primera experiencia laboral. Cada noche, antes de dormir, pensaba: voy a ahorrar dinero, le voy a comprar un gran ramo de flores, ¡y todo lo que quiera! Volví a casa, compré el ramo y fui a verla. Pero me recibió de forma muy fría. Resultó que ya tenía a otro. Así terminó ese fugaz amor. © Amnezka / Pikabu
  • Fui decidido a la casa de la niña que me gustaba para confesarle algo importante. Pero cuando llegó el momento, lo único que dije fue que yo había comido el último pedazo de pizza. Me moría de vergüenza. Ella sonrió y me dijo que me perdonaba. Y así, nuestros caminos se separaron para siempre. © CertainlyAmbivalent / Reddit
  • Mis primeras “relaciones” existieron solo en mi imaginación. Resulta que ella solo intentaba ser amable y no rechazarme de forma brusca, mientras yo me había creado toda una historia de amor en mi cabeza. © John C Locke / Quora
  • En el campamento, en el grupo de los mayores, me enamoré de un chico. En la fiesta de despedida, con el corazón acelerado, vi cómo me guiñaba un ojo y se acercaba. Me pasó una notita con su número de teléfono. Yo, sonriendo como tonta, empecé a dictarle mi número de casa, pero entonces me dijo: “Dásela a María. Estoy enamorado de ella desde el primer día del campamento”. Han pasado casi nueve años desde ese momento y todavía siento ganas de llorar al recordar semejante fracaso épico. © Oído por ahí / Ideer
  • Conocí a mi primer amor en sexto de primaria. Era tan insistente que el maestro terminó moviendo mi pupitre a un rincón del salón y después me rodeó con colchonetas deportivas para que no pudiera ver nada más que la pared. © ZachWLambert / Twitter
  • Tenía la costumbre de morder cualquier cosa cuando me ponía nerviosa, como los bolígrafos durante los exámenes. En mi primer año de universidad, salí por primera vez a pasear con un chico. Él me llevó una rama de jazmín en flor, y yo, de tan nerviosa que estaba, me la comí entera: flores, hojas y todo. A lo que él, riéndose, comentó: “Bueno, al menos ya te di de comer”. © etoyanatan / Pikabu

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