Rara vez hay un drama amoroso sin una tercera persona. En las películas, suele ser algún hijo rico de la amiga de mamá, y en la vida real, es un vecino o un compañero de trabajo. Pero en nuestra selección, son las mascotas las que rompen corazones.
- Un amigo mío salía con una chica que era alérgica a cualquier tipo de polvo. Siempre le estaba dando la lata para que él se deshiciera de su labrador. Pero mi amigo quería a su perro, vivió con él muchos años. Cuando la chica llegaba del trabajo, ponía al perro en un rincón y no le permitía moverse. Un dÍa esta persona hasta le dijo que eligiera: ella o el perro. Como ella esperaba, este bicho raro echó al perro de casa. Su relación duró tal vez otro año antes de que él también la echara a ella. Pudo recuperar a su labrador. Una mascota leal es más importante que una pareja infeliz. © Kentuckycrusader / Reddit
- Cuando me quedé embarazada, nuestro cobarde y cariñoso spitz se convirtió en mi desinteresado protector. Cuando ve a un perro de lejos, pone el pecho hacia delante y ladra: “No te acerques”. Incluso el perro pastor del vecino empezó a evitarle por si acaso. Una vez mi suegra intentó tocarme la barriguita, y casi se le aferró al tobillo. Pero lo más frustrante es que mi marido tuvo que dormir en el sofá, porque mi formidable Loki se abalanzaba sobre el dueño cada vez que mi marido intentaba abrazarme mientras dormía. Pronto voy a tener un bebé, me da miedo imaginar cómo el perro mantendrá a todo el mundo alejado de la cuna de nuestra hija.
“Mi novio pisó la cola de mi gatito y ni siquiera lo siente. Ahora estoy pensando en romper con él”
- Una vez tuve unas cuantas citas con un chico muy agradable. Vino a mi casa, conoció a mi perro y no le gustó. Probablemente porque le vomitó en los zapatos. Me envió un mensaje diciendo: “No quiero que elijas, pero...”. Le contesté que el perro lleva conmigo 6 años y yo solo lo conozco desde hace 6 semanas. ¿En serio pensaba que podía ser de otra manera? El perro y yo llevamos juntos 8 años y somos muy felices. © CTre89 / Reddit
- Me enamoré perdidamente de una mujer con un hija. Decidí proponerle vivir juntos. En mi departamento de tres habitaciones, le asigné a su hija su propio dormitorio. Se lo conté a mi amada, y me dijo: “¿Y dónde vas a meter a tu gata?”. Me quedé sin palabras, y ella continuó: “¡Estará tan estresada! Está acostumbrada a tener un solo dueño y de repente traerás a otra persona, e incluso con una niña. Mi hija querrá tenerla en brazos todo el tiempo. No te apresures a mudarnos, apiádate de la gata”. Me sentí aliviado. Al cabo de 4 meses, nos fuimos mudando juntos poco a poco. Mi gata y la niña se hicieron amigas enseguida. Y yo estaba convencido de haber tomado la decisión correcta.
- Una vez con mi novio y yo nos topamos con un anuncio: “Regalo el perro de raza beagle”. Y hemos querido durante mucho tiempo tener un perro, mi chico soñaba con un beagle desde la infancia.
¡Lo recogimos, lo trajimos a casa y nos sentíamos felices! El perro tenía entonces un año. Trabajamos mucho con él: vacunas, médicos, adiestradores. Pero este perro incontrolable durante seis meses de su estancia con nosotros mordió todo lo que pudo: puertas, sofá, colchón, almohadas, tenis, documentos, cables. En general, todo lo que estaba tirado de mala manera. Lo aguantamos mucho tiempo, lo educamos de buena y de mala manera... pero nada. Todos los días mordía algo, en cuanto salíamos de casa. Como resultado, después de seis meses tomamos una dura decision: entregarlo a buenas manos estrictamente en un hogar privado. Y ahora una mujer me escribe, quiere llevárselo, tiene su propia casa y dos hijos. Estoy muy triste y avergonzada por nuestro fracaso. © Podsushano / VK
“Mi novia se dejó la puerta abierta y nuestra gata salió corriendo de casa. Llevamos toda la noche buscándola. ¡Además me dice que estoy siendo dramático!”
- El gato de mi novio hizo pis en todo. Alfombras, sofás, cartas dejadas sobre la mesa, mesas, sillas, cuenco de agua, suelos, un calcetín dejado en el piso. Y nuestra cama. Y, por supuesto, yo era la que limpiaba después de él. Lavar los suelos, quitar el olor de los muebles, las sábanas, las alfombras. Lavando, tirando cosas y comprando otras nuevas. Lo soporté durante cuatro años. Llegó un momento en que no quedaban muebles en casa porque el gato lo estropeaba todo. La solución del chico era comprar más muebles. Una vez se dignó a llevar al pobre animal al veterinario para averiguar la causa de las frecuentes micciones. Pero luego ni siquiera quiso ir a recogerlo. Fue entonces cuando me fui. Estuvimos juntos muchos años antes de irnos a vivir juntos. Nunca quise decirle: “Era yo o el gato”. No le culpo por elegir al gato. Mis animales también son lo primero para mí. Pero maldición. Después de todo, eligió a su gato. © thctacos / Reddit
- Cuando vivía con mi exnovio, me obligó a deshacerme de mi perro. Yo era tonta y estaba enamorada, le obedecía en todo, y el perro tenía muy malos modales, podía ir al baño donde quisiera. Encontré a un hombre en internet que aceptó llevarse al perro y con lágrimas en los ojos se lo entregué. Un año después rompí con el hombre porque se me abrieron los ojos. Me di cuenta de que no tenía nada que ver con el perro, simplemente no era una buena persona. Pero no soy mejor por haber dicho que sí. Más tarde llamé al tipo al que le di el perro, pero ni siquiera me escuchó. Dijo que él no traiciona a sus amigos, a diferencia de mí. © Cámara 6 / VK
- Conocí a un hombre, estamos en la misma onda. No tiene malos hábitos, gana bien. Él me conviene en puntos de vista sobre muchas cosas, en el carácter, en una serie de otros signos importantes. Pero había un problema, del que no me enteré de inmediato, y cuando ya había crecido mi sentimiento por este hombre. Tiene un perro. Realmente no me gustan. Su perro es educado, no causa problemas. Pero cuando mete su nariz húmeda y pegajosa en mi mano, me hierve por dentro. Su olor (sí, todos los perros huelen), su pelaje y más, el mero hecho de estar cerca de él me incomoda. No lo muestro, por supuesto. El perro ya está ahí, no se puede hacer nada. Pero no me gustan los perros. Y ahora tengo un dilema: aguantar al perro e intentar romper conmigo misma y con mi actitud hacia estos animales o separarme del hombre. En el primer caso, soy muy consciente de que me resulta casi imposible, y antes me llevaré a un ataque de nervios. Romper con un hombre es duro, pero es más realista. Aunque me doy cuenta de que es bastante difícil encontrar una pareja adecuada en tus puntos de vista, carácter y hábitos. Difícil elección. © Podsushano / VK
“Yo no quería un gato. Mi mujer quería un gato. Así que llegamos a un acuerdo y tenemos dos gatos”
- Mi esposa, justificando sus acciones con el argumento de que “ama” al perro, siempre le da de comer comida inapropiada. Nuestro pug come galletas, embutidos, queso, papas fritas, helado e incluso chocolate. Ya se ha sentido muy mal tres veces, ¡y solo tiene dos años! Discutimos constantemente, incluso la llevé al veterinario para que le explicara lo dañino que es esto. Después de escuchar al doctor, aguanta un par de días, pero luego vuelve con el típico: “Es que me lo pide”. No sé qué hacer; quiero mucho a mi esposa, pero estoy considerando el divorcio. Me preocupa que, si tenemos hijos, ella haga lo mismo con ellos. Solo una cosa me detiene: el perro técnicamente le pertenece a ella, ya que ella lo compró y toda la documentación está a su nombre. Temo que no me lo quiera dejar, pero no puedo permitir que siga “cuidándolo” de esa forma. © Cámara 6 / VK
- En la universidad conocí a una chica que me gustó mucho. Me tomó tiempo conquistarla, y cuando lo logré, la llevé a conocer a mis padres, quienes viven en una aldea. Allí también vive mi gata Dunia, que rescatamos hace 13 años de una alcantarilla y criamos con biberón. Dunia siempre me echa de menos y, cada vez que llego, me recibe con sorpresas.
Mis padres nos recibieron cálidamente y nos ofrecieron un banquete. Nos dejaron dormir en su habitación. Mientras estábamos acostados, mi novia dormía profundamente, pero sentí cómo Dunia saltó a la cama, caminó sobre mí y se sentó entre nosotros. Luego, puso un ratón muerto justo frente a la nariz de mi novia. Ella se despertó de inmediato y empezó a gritar, despertando a mis padres, quienes encendieron la luz. Yo no podía dejar de reír, pero ella se enfadó mucho y me gritó: “Tu gata volverá a la alcantarilla de donde salió”. En ese momento supe que no era la persona para mí. - Mi exnovia me tenía celos... ¡de mi gata! Un día se enojó muchísimo porque era cariñoso con mi gata de una forma que nunca fui con ella. Nuestra relación ya estaba en crisis en ese momento, y ella siempre necesitaba confirmaciones constantes de que era lo más importante para mí. Me dijo muchas cosas feas, así que le respondí: “Mi gata estaba aquí antes de que tú llegaras, y seguirá aquí después de que te vayas”. Y, efectivamente, así fue. © TriLink710 / Reddit
“Mi esposa y el gato”
- Salí con una chica durante menos de un mes. Un día entró a mi habitación mientras estaba acostado en la cama con mi perro viendo una película. Al verme, pausé la película para recibirla, y ella me preguntó: “¿No puedes enseñarle a tu perro a dormir en el suelo?”. Le respondí: “Puedo enseñar a dormir en el suelo a quien sea”. Hubo un silencio incómodo de un minuto. Volví a poner la película, y ella se fue. Durante los siguientes ocho años, me llamó un par de veces al año, pero nunca respondí. © DeadSeaGulls / Reddit
- Mi exnovio me paga una pensión alimenticia para el perro, un acuerdo que tuvimos desde el principio. Adoptamos al perro juntos, pero la idea fue suya. Sin embargo, en cuanto se dio cuenta de que había que sacarlo a pasear todos los días, desapareció del compromiso. Aunque de vez en cuando lo sacaba y le compraba golosinas y juguetes, yo me encargaba del resto. Después de separarnos, él mismo decidió ayudar: cada mes me envía dinero para la comida y las golosinas. Además, tenemos un fondo de emergencia por si el perro se enferma o se lastima. Es muy responsable con esto, nunca se atrasa y siempre pregunta cómo está el perro. © Barrio nº 6 / VK
- Recogí un gatito de la calle y lo llevé a casa, ya que habíamos hablado con mi esposo de tener una mascota. Sin embargo, al verlo, mi esposo empezó a criticarme, diciendo que deberíamos haber adoptado uno de un refugio, que este gatito callejero podría contagiarnos algo. Al descubrir que era gata y no gato, puso los ojos en blanco y se fue. Yo sola me ocupé de lavarla, quitarle las pulgas y cuidarla. Al día siguiente, cuando llegué a casa, mi esposo me gritó que el gatito había vomitado en sus calcetines. Asustada, busqué al gatito por toda la casa, pero él me dijo que lo había llevado a un barrio alejado. No puedo perdonarle esto.
“Me quedé dormido al lado de mi esposa, me desperté al lado de este tipo”
- Cuando tenía unos 12 años, mi padre trajo un cachorro de la calle. Mi madre estaba completamente en contra, discutió y gritó, pero el perrito se quedó. Era pequeño y adorable, y se convirtió en mi mejor amigo, viviendo conmigo casi 10 años. Ahora tengo una hija pequeña con mi esposo, y hasta ayer no teníamos mascotas en casa. Con un bebé ya hay bastante trabajo, y mi esposo decidió traer un perro... ¡de la calle! Primero habría que llevarlo al veterinario, cuidarlo y luego introducirlo en casa. Nuestra hija tiene solo 3 años, tiende a llevarse las manos a la boca, y con un perro callejero lleno de pulgas, el riesgo es alto. Aunque crecí sana y feliz tras una experiencia similar con mi padre, ahora entiendo a mi madre y estoy molesta con mi esposo. Él se niega rotundamente a devolver al perro a la calle o llevarlo a un refugio. Toma decisiones impulsivas y parece no preocuparse por la salud de nuestra hija. A veces llega del trabajo o de la calle, no se lava las manos y va directo a interactuar con la niña. ¿Qué se puede hacer con estos hombres? © #########@yandex.ru / y-story
- Soy adiestrador canino con mucha experiencia. Trabajo principalmente con perros problemáticos, pero últimamente todos los casos son similares: perros malcriados que creen ser los jefes de la casa y, si algo no les gusta, gruñen a sus dueños. En casa, todos viven bajo las reglas del perro. Siempre repito que un perro es un animal de manada con una estructura jerárquica definida, donde debe ocupar el último lugar. Pero en cuanto lo explico, escucho cosas como: “Es parte de la familia, es como mi hijo, no puedo negarle nada”. Antes, la gente entendía mejor el lugar de las mascotas, pero ahora... Ayer llegó un hombre con una situación complicada: tiene un perro de raza fuerte, conoció a una mujer y comenzaron a vivir juntos con la hija de ella. El perro no permite que la mujer ni su hija hagan nada, ya que se considera el líder de la casa y ve a las nuevas integrantes como intrusas. © Overheard / VK
- Mi gata tenía celos extremos de mi futuro esposo. Le hacía pis en los zapatos, le arañaba las piernas y tiraba cosas de la mesa. Una vez tuve que ausentarme y le pedí a él que cuidara de ella, ya que no había otra opción. Tres días después, al regresar, me sorprendí: estaban abrazados en el sofá. Resultó que mi gata no estaba celosa de él en sí, solo quería atención absoluta, sin importar si venía de mí o de él.
Ten en cuenta: este artículo se actualizó en septiembre de 2024 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.