A veces me pasa, pero normalmente para enojarme consigo fuerzas.
16 Personas que quedaron tan desconcertadas por la descarada insolencia de quienes los rodean que no les quedaron fuerzas ni para enojarse
“Tráeme, cédeme, dame, me, me, me”, muy probablemente, así es cómo piensa la mayoría de las personas insolentes cuya presencia, lamentablemente, no podemos evitar en la vida cotidiana. Y muchos usuarios de la red no pudieron guardar silencio sobre su descarado comportamiento y decidieron contar a todo el mundo sus historias, que podrían sacar de quicio incluso a un monje tibetano.
Genial.guru está seguro de que saldrás de cada situación de conflicto con los personajes del tipo “Yo soy el rey” con dignidad. Y nosotros te mostraremos qué más puedes esperar de las personas insolentes.
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Mi hermano busca trabajo. Lo invitaron como operador de la PC a una tienda de comestibles. Lo pusieron frente a la computadora y le dijeron que era una pasantía. Mi hermano es joven, sin experiencia. Después de una semana de trabajar 5/2 durante 8 horas al día, lo envié al gerente para aclarar las condiciones de la pasantía: cómo se le pagaría, los términos, etc. En respuesta, le dijeron que la pasantía no era pagada, se desconocía cuándo se formalizaría y se le informaría en cuanto hubiera un puesto libre. Al salir de la oficina, la gerente gritó a sus espaldas: “Y no olvides hacer una libreta médica, de lo contrario, es ilegal”. © haffchic / Pikabu
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Cuando trabajaba en un salón de bodas, había suficientes personas insolentes que, después de pasar la fiesta con un vestido de noche comprado, querían devolverlo. Pero hubo un caso especialmente desagradable: un joven intentó devolver una chaqueta, y cuando la sacó de la bolsa, ¡un hedor verdaderamente salvaje nos golpeó la nariz! No la aceptamos, naturalmente. Ahora trabajo en una joyería y no hace tanto una joven intentó devolver unos pendientes con cristales Swarovski manchados con ensalada en un borde. © BeathaNEFOR / Genial.guru
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Una vecina me compró un cochecito y una videograbadora. Los usó durante varios meses y luego comenzó a exigir que le devolviera el dinero por ambas cosas. Y pedía la misma cantidad por la que se los vendí. Verás, resultó que eran cosas que ella casi no necesitaba y ahora estaban juntando polvo. Me quedé sin palabras. © Svetlana Yakubova / Facebook
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Durante algún tiempo, trabajé en un restaurante popular. Por lo general, los clientes deben esperar mucho tiempo para que haya una mesa disponible (30 a 40 minutos) y las recepcionistas se los advierten. Pero hubo una señora que se cansó de esperar en tan solo 10 minutos. Irrumpió en el restaurante, se paró junto a una mesa para 4 y preguntó a los comensales: “Chicos, ¿terminaron? Hemos estado esperando mucho tiempo y nos gustaría tomar una mesa si solo están charlando”. Quedo estupefacto por personas así. © daofuu / Reddit
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Hace un par de años, estaba viajando en metro. Una típica mendiga subió en una estación: contó su triste historia y pasó para recaudar dinero. Cuando llegó al final del vagón, empezó a gritar que le habían dado muy poco y que todos éramos malas personas. Se volvió bruscamente y tiró con fuerza todas las monedas que había recogido al suelo, y luego se fue diciendo maldiciones. Es el pico de la insolencia y descaro. © SvyatoiPavyk / Pikabu
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Tengo mi propio restaurante. A veces nos juntamos allí con mis amigas a mis expensas. Pero hace poco una de ellas vino a verme. Sus ojos brillaban, dijo que se iba a casar. Me pidió celebrar la fiesta en mi restaurante y estuve de acuerdo. Hablamos sobre el menú y le di el precio final con un descuento. Y ella se quedó sentada, parpadeando con desconcierto. Resulta que pensó que, como éramos amigas, yo haría todo gratis por ella. El descaro es la segunda felicidad. © Oídoporahí / Ideer
“Alguien tuvo la amabilidad de ayudarme a reorganizar los libros de mi pequeña biblioteca anoche”.
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Una vez, unos amigos vinieron a visitarnos con su hija de 3 años. Nosotros acabábamos de comprar una mesa de sala de madera nueva, que estaba sin terminar, le faltaba ser barnizada. Mientras mi esposo y yo preparábamos la cena en la cocina, nuestros amigos le dieron a la niña marcadores y la sentaron en nuestra mesa de café para que la pintara. ¡Y nadie ni siquiera nos preguntó si se podía! Regresé con las bebidas y descubrí que mi mesa estaba completamente pintada y, por lo tanto, estropeada. Y los padres simplemente estaban sentados en silencio y miraban todo, como si no hubiera nada extraño o malo en eso. © PauseAndReflect / Reddit
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Vivo con una amiga. Decidimos cambiar el fregadero, ya que era viejo. Llamamos a unos fontaneros, les mostramos el campo del trabajo y nos fuimos a otra habitación. Un rato después decidí ir a la cocina para ver cómo avanzaba el trabajo. Entré y ellos se estaban comiendo nuestra sandía, que habíamos dejado en la mesa. © Oídopoahí / Ideer
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Mi amiga alquiló una casa de campo. Antes de eso, nadie había hecho nada allí durante 3 años. El suelo era como cemento. Ella y su marido trabajaron como esclavos en una plantación. A principios de verano, llegó la dueña y declaró que ella había plantado las cerezas, los manzanos, las peras y los ciruelos, y que estos no requerían cuidados, por lo tanto la cosecha le pertenecía a ella. Como diciendo que, lo que habían plantado, lo recolectarían ellos: las papas, las fresas, las peonías, lo que quisieran, pero la cosecha de los árboles era de su propiedad... ¡Todos quedaron estupefactos! © Mademoiselle Alice / Genial.guru
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Recibí un pedido de entrega. Una chica salió de una tienda y me entregó unas fresas cubiertas de chocolate y flores. Inmediatamente, sonó el teléfono, la voz de un hombre me explicó que tenía que entregarlo a tal o cual dirección en persona, y dijo el nombre de quien lo recibiría. El pago se transferirá a mi tarjeta después de la entrega. No me gustan pedidos así, pero esta vez decidí aceptar. Fui a una clínica privada, encontré a esa jovencita. Le hice la entrega y me fui. No veía el pago. Lo llamé y escuché: no tengo tiempo, lo transferiré más tarde. Llamé un par de veces más y siempre había alguna excusa. Volví a esa clínica, le saqué una foto y se la envié al hombre con las palabras: “Paga mi trabajo, o en 5 minutos iré allí y le diré lo tacaño que eres. Y le exigiré el pago a ella”. Romeo, al parecer, consideró inaceptable manchar su imagen de un príncipe azul frente a una bella mujer, y después de 2 minutos, me llegó una notificación sobre la recepción de fondos. © plov.s.risom / Pikabu
“Soy trabajador de una sala de cine y tengo que limpiar todo esto. Sí, hay cereales y leche en las cajas”.
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Encargué una lavadora en una tienda online con entrega a domicilio. El horario de entrega era hasta 6 p. m., pero si lo necesitabas más tarde, podías arreglarlo fácilmente con el conductor. A las 5 p. m., me llama el chofer y desde la primera frase empieza a decir de mala manera que su jornada laboral termina a las 6 p. m. y que yo tengo que estar esperándolo en casa desde que me llamó para avisarme que estaba saliendo. Me fui corriendo del trabajo, me dirigí a mi casa, al diablo con él. Exactamente una hora después, lo llamé y me avisó como si nada hubiera pasado que estaba en un atasco, que lo esperara. Otra media hora después, apareció, trajo la lavadora y dijo: “Vivo en la casa de al lado, este es mi último pedido. Si quieres te la instalo por una paga extra”. Estaba aturdida por tanto descaro y simplemente lo eché del departamento en silencio. © Asya / Genial.guru
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Hoy fui a una tienda a comprar camarones. Decidí llevar unos por peso. Me acerqué al refrigerador y vi a un hombre de pie, sirviéndose. Lo miré, y no tomaba todo, sino que elegía los más grandes y tiraba los que no le gustaban del cucharón. Bueno, en realidad eso no me molesto tanto, que elija, si quiere. Y luego miré más de cerca: ¡y estaba arrancando solo las cabezas de los camarones y las arrojaba de regreso al refrigerador! © Lobas / Pikabu
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Encargué unos muebles con entrega. Me trajeron todo. Y el hombre que estaba a cargo de los documentos no quería irse. Obviamente esperaba una propina. Y yo había comprado esos muebles con el último dinero que me quedaba. Y también se agregaron un montón de servicios adicionales (subida al ascensor, desempaquetado, etc.), y había dado hasta el último centavo. Entonces este hombre finalmente se dirige a la puerta. Yo andaba en una capa con un estampado oriental. Él me dijo: “Bueno, hicimos todo lo que pudimos. Nos gustaría ver que le gustó, sentir, por así decirlo, gratitud”. Y yo dije puramente en automático: “Lo sentirás. Limpiaré tu karma”. Queriendo decir “tendrás una ventaja en el karma”. Y él miró con horror esa capa y se fue muy rápidamente. © Helena V Kon / Facebook
“Hice brownie. Y así fue como mi novio decidió sacarme de quicio”.
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Hoy estuve en una pequeña tienda, comprando algunas cosas para la reparación de mi casa. En el mostrador, entre el comprador y los cajeros, había una caja transparente abierta para que los clientes dejaran una propina para los empleados. Dentro había monedas y varios billetes. Frente a mí estaba pagando un hombre, la cantidad no era redonda. Contó los billetes y con las palabras: “Oh, no tengo billetes pequeños”, sacó un billete de esta caja y lo añadió a su dinero. Ante las miradas estupefactas de los vendedores y los compradores trató de justificarse diciendo que no era su dinero de todos modos. © Max51 / Pikabu
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Cuando compré un boleto de avión en la recepción, pedí un asiento cerca de la ventana. Subí al avión y había una señorita en mi asiento. Le pedí que liberara el lugar, pero ella tenía un “argumento de hierro”: quería sentarse junto a la ventana. A ella le gustaba más así. Tuve que llamar a la azafata. © R. Chatoeva / Facebook
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Tuve un caso con un departamento. Antes de mudarme, pagué por completo todas las cuentas y luego entregué las llaves. Pasaron 2 meses. De repente, la dueña me llamó y me preguntó por qué no estaba pagando las cuentas. Después de todo, yo había vivido en el departamento y ella todavía no había encontrado nuevos inquilinos. © Unknown Author / Bash.im
¿Qué vívidos encuentros con personas insolentes han tenido tú o tus amigos?
Comentarios
Qué típico lo de que se piensen que no cobras por ser amigos
Muy feo el detalle de los libros en el suelo
Vaya cerdos los de la sala de cine
Muchos caraduras sueltos por el mundo