16 Relatos llenos de sorpresas cuyo desenlace nadie habría imaginado

Historias
Hace 3 semanas

A veces, la vida se niega a seguir el guion que esperamos de ella. Las personas a nuestro alrededor actúan de manera amable y comprensiva justo cuando nosotros pensamos que todo está lleno de trampas. Y de vez en cuando, nos encontramos viviendo por un día como personajes de una telenovela, donde todo es confuso e inesperado. Este tipo de historias son las que compartieron los protagonistas de nuestra narración.

  • Hace poco me registré en una aplicación de citas. De repente, recibí un mensaje de un hombre de 53 años. Ni siquiera lo abrí antes de preparar mi respuesta molesta: ¡¿Acaso no ve que yo solo tengo 19 años?! ¿Qué le pasa? Al final, decidí abrir el mensaje y esto fue lo que decía:
    “¡Hola, Susana! Perdona la molestia, pero tengo una pregunta algo extraña. Me mudé a esta ciudad por trabajo y no tengo amigos aquí. Tengo una hija de tu edad, y quería saber si tu papá necesita un amigo. Para ir a pescar o hacer una parrillada en el bosque. Si me dices que no, lo entenderé. Solo que mis compañeros de trabajo son muy jóvenes y no comparten estos pasatiempos. Decidí intentarlo aquí. Agradezco cualquier respuesta”. Conté la historia a mi papá, quien dijo: “Parece buen tipo. Escríbele que acepto y pásame su número. Justo quería probar unas cañas de pescar nuevas”. Así que le di el número. Hablaron, y mañana salen juntos de pesca.
  • Trabajaba en una concesionaria de autos. Un día entró un hombre con botas de goma sucias, una chaqueta gruesa y gastada, una barba larga y descuidada, y las manos llenas de tierra. Incluso debajo de las uñas tenía mugre. Los otros vendedores hicieron gestos de desagrado, pero decidí atenderlo, porque era mi trabajo. Hablamos, le expliqué sobre nuestros modelos y... ¡compró un todoterreno de varios millones en efectivo, sacándolo de su mochila igual de sucia! Gracias a él, cumplí mi cuota mensual. Después me enteré de que era un exitoso empresario agrícola. Incluso encontré artículos sobre él.
  • En la universidad compartía departamento con tres amigos. Yo vivía con Rubén, un chico introvertido, tímido y algo nerd. Un día salimos en grupo a un karaoke. Todos elegimos canciones y nos turnamos para cantar, menos Rubén, que permanecía callado. Le insistimos un poco para que participara, y al final escogió una canción. Cuando empezó a cantar, fue como presenciar un momento de reality show. Rubén lo dio todo en el escenario, con una pasión que nunca habíamos visto en él. Nos quedamos sin palabras, completamente impresionados. © yakusokuN8 / Reddit
  • Tenía unos cinco años cuando mi mamá y yo paseábamos por el mercado. En un puesto vi una solitaria rosa amarilla. Emocionada, le pregunté a mi mamá: “¿Las rosas amarillas existen de verdad?” El vendedor, al escucharme, se rió y me regaló esa rosa amarilla. Luego añadió una azul, una roja, una blanca y una celeste, diciendo: “Las rosas pueden ser de todos los colores, pero ninguna será tan hermosa como tú”.
  • Esta noche, mi hija estuvo de visita en casa de mi suegra. Vivimos cerca, así que un par de veces por semana pasa un rato con ella. Siempre ha ido todo bien, pero hoy hubo un... ¡giro! Mi esposo trajo a nuestra hija dormida del paseo, y cuando la estaba desvistiendo para acostarla, noté algo extraño: ¡llevaba puestos los calzones de la abuela! Resulta que mi suegra, que trabaja como maestra en un jardín de niños y parece ser alguien sensata, decidió improvisar porque a la niña se le habían acabado los calzoncitos de repuesto. ¿Y los pañales? Según mi suegra, ponerle uno era “innecesario”. Estoy en shock con ella, de verdad.
  • Mi amigo acaba de comprometerse, lo cual no tendría nada de raro... si no fuera porque él siempre decía que nunca se casaría. Hace un tiempo, cuando otro de nuestros amigos se comprometió con su novia después de solo seis meses de relación, este mismo amigo soltó un discurso larguísimo sobre lo ridículo que era comprometerse tan rápido. Y ahora, en junio, descubrimos que él lleva comprometido seis semanas. ¿Lo mejor? Solo lleva saliendo con su prometida desde febrero. Ah, y otro detalle: ¡ella es la exnovia de su mejor amigo! La hipocresía a veces no tiene límites. © keekee13 / Reddit
  • En mi grupo de la universidad hay un chico que parece vivir en otro mundo. Siempre está rodeado de gadgets carísimos: teléfonos, tablets, todo de última generación. Lo tenía por un niño consentido hasta que descubrí que todo lo que tiene lo compró con su propio dinero, trabajando como mesero. Me sorprendió aún más saber que no acepta ni un centavo de sus padres, a pesar de que son muy ricos, porque no quiere que el dinero sea un medio para controlarlo. Sin duda, este chico me dio una lección de vida.
  • De camino a casa compré una pizza. En el ascensor me quedé atrapado con una chica. Comenzamos a hablar, y de repente me dijo: “¿Me das un pedazo de pizza?”. Me reí, le ofrecí uno y seguimos charlando. Más tarde, conté la anécdota a mi esposa, pero para mi sorpresa, me echó de casa. Salí sin entender nada y me encontré con la chica del ascensor. Le expliqué lo ocurrido, y ella decidió acompañarme a hablar con mi esposa “de mujer a mujer”. Cuando llegamos al piso, vimos salir a un hombre de mi apartamento, abrochándose la camisa apresuradamente. En ese momento todo cobró sentido: mi esposa no me echó por celos, sino para encubrir lo suyo. Presenté los papeles del divorcio. Pasé días vagando por la ciudad, triste y perdido, hasta que una tarde encontré a la chica del ascensor sentada en un parque. Me acerqué, ella me sonrió y sacó un sándwich de su bolso para ofrecerme. Así fue como comenzó el primer capítulo de mi nueva historia: “La búsqueda de la felicidad”.
  • Trabajaba como operadora en una línea gratuita de atención al cliente. Un día, recibí la llamada de un hombre. Le di la bienvenida con el saludo estándar, y él preguntó: “¿Estoy hablando con un robot o con una persona real?” Algo confundida, le respondí: “Con una persona, claro, soy operadora”. En ese momento, escuché un grito triunfal y lleno de alegría al otro lado de la línea: “¡Lo sabía! ¡Colin, perdiste la apuesta! ¡Gracias, señorita!”. Y luego colgó.
  • Llevo saliendo dos meses con un chico, y una noche me invitó a cenar a su casa. Pensé: “Por fin, tal vez quiera dar el siguiente paso”. Pero al llegar, me encontré con su madre. Desde el primer momento, empezó a lanzarme preguntas del tipo: “¿Sabes cocinar?”, “¿En qué trabajas?”, y se notaba que tenía muchas ganas de preguntar sobre mis habilidades en limpieza y tareas del hogar. Traté de ser amable y responder, aunque me sentía como en una entrevista de trabajo. Al final de la cena, me regaló un libro de recetas. Al menos no fue una sartén. Sin duda, la presentación más absurda que he vivido. Después de esto, él ya tiene la obligación de pedirme que nos mudemos juntos.
  • Mi hermana y yo no hemos hablado desde que me fui de casa hace 15 años. No hubo una gran pelea; simplemente, nunca nos llevamos bien. Intenté reconciliarme un par de veces, pero ella siempre fue inflexible. Este fin de semana, recibí una carta de ella. Decía que está pasando por cambios importantes en su vida y lamenta no conocerme. Me pidió que intentemos construir una relación. A veces, las segundas oportunidades llegan cuando menos las esperamos. © butwhatsmyname / Reddit
  • Estaba en la fila de una cafetería. El hombre delante de mí pidió un capuchino grande en vaso desechable por 5 dólares. Pagó con tarjeta y esperó. El barista le puso el vaso en la barra, pero un poco al borde. El hombre, que también sostenía su teléfono, lo tomó de forma torpe y el café se derramó sobre el mostrador. Lo sorprendente fue su reacción: no gritó, no se quejó ni pidió hablar con un gerente. Solo dijo: “No pasa nada, disculpa, fue mi culpa. Cóbrame otro, por favor”. El barista insistió en darle otro café gratis, pero el hombre se negó: “No, lo pagaré. Y aquí tienes algo extra por la limpieza”. Pagó otro café, agradeció, se despidió amablemente y se fue. Un comportamiento que desafía toda lógica... pero en el mejor sentido.
  • Cuando tenía unos trece años, me metí en un chat de la ciudad y conocí a una chica. Nos escribíamos usando nombres falsos, sin fotos ni nada que pudiera identificarnos. Ella era unos 15 años mayor que yo y, sin saberlo, se convirtió en una amiga muy especial. Por aquel entonces, yo era muy tímido e inseguro. Pero ella, con palabras simples y consejos directos, me enseñaba a enfrentar la vida y a no complicarme tanto. Un día, descubrimos la verdad: ¡esa chica era mi propia tía! Fue un shock para ambos. En las reuniones familiares casi no nos dirigíamos la palabra, nos daba mucha vergüenza. Sin embargo, seguíamos hablando horas en el chat. Hasta el día de hoy, seguimos escribiéndonos, y realmente la considero mi mejor amiga.
  • Llegué tarde para registrarme en el vuelo y terminé con el asiento más temido: entre dos hombres corpulentos. Poco después, ambos comenzaron a charlar animadamente sobre un problema con una carga. Resultó que eran colegas. Decidí interrumpir:
    —Disculpen, ¿no podrían sentarse juntos?
    —¡No! Siempre elegimos estos asientos. Son los más incómodos, pero tenemos la esperanza de que nos toque una mujer hermosa y delgada entre nosotros.
    —Bueno, creo que hoy algo salió mal.
    —Siempre algo sale mal.
  • Tuve una jefa que me apoyaba en mi deseo de avanzar en la empresa. Un día, me habló de una oportunidad de ascenso y me animó a postularme. Incluso organizó una entrevista de práctica conmigo para ayudarme a prepararme. Al final, no conseguí el puesto. Más tarde descubrí que ella también había postulado... ¡y lo consiguió! Básicamente, me utilizó para prepararse y asegurar su lugar. Durante mucho tiempo, me sentí traicionada. Fue una lección dura, pero aprendí que, en el mundo laboral, no hay amigos. © DragonflyWing / Reddit
  • Tengo un gato, pero hace unos días un loro apareció volando en mi trabajo. Intentamos durante varios días encontrar a su dueño, pero no tuvimos suerte. Al final, decidí llevarlo a casa. Estaba muy preocupada porque mi gato pudiera atacarlo. Cada vez que el loro volaba libre, sacaba al gato de la habitación y cerraba la puerta. Y cuando salía de casa, me aseguraba de que la jaula del loro estuviera bien cerrada. Hoy llegué a casa y, para mi sorpresa, encontré la jaula abierta. El corazón se me paralizó. Pensé que el loro estaba perdido... o algo peor. De repente, mi gato corrió a saludarme y, para mi asombro, ¡el loro estaba montado en su espalda! Definitivamente, nunca me habían recibido en casa de una forma tan única.

Aquí tienes otra selección de historias que demuestran que la vida está llena de giros inesperados y sorpresas.

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