Tengo 17 años, he tenido que criar a mis hermanos pequeños y ahora mis padres están esperando otro bebé

Existen más mitos sobre una alimentación saludable que en la Antigua Grecia. Nos animan a beber solo refrescos dietéticos y jugos de fruta, masticar el apio como refrigerio y olvidarnos de los embutidos y productos procesados para siempre. Pero, ¿qué es, en realidad, dañino y qué es beneficioso para nuestro cuerpo?
Genial.guru averiguó qué ideas sobre la alimentación es mejor desterrar de una vez por todas para disfrutar y cuidarnos con lo que comemos.
Los edulcorantes, en sí mismos, pueden no contener calorías, pero nuestro cerebro aún así los percibe como si fueran dulces, por lo que el apetito se activa con su consumo. Como resultado, un refresco inocuo puede llevarte después a devorar tres sándwiches adicionales.
El estómago se estira cuando comemos y luego se encoge de nuevo. Reducirlo solo puede hacerse a través de una intervención quirúrgica y las dietas solo ayudan a que uno se acostumbre a consumir una menor ingesta de alimentos.
Para deleite de todos los golosos, esto no es así. Investigaciones recientes demuestran que la figura se ve afectada principalmente por la cantidad de alimentos consumidos y por su valor calórico mucho más que por las grasas. Por lo tanto, las dietas, basadas en hidratos de carbono, con poca cantidad de grasa y contenido calórico adecuado, pueden ser muy efectivas.
No hay evidencia científica para esta teoría, pero el sentido común nos dice que si cenas solo un vaso de agua, aunque no lleve vinagre, tu peso, obviamente, debe bajar. Además un par de cucharadas de vinagre a diario puede provocar otro efecto mágico muy diferente: empeoran cualquier enfermedad gastrointestinal.
No existen productos que puedan quemar grasa, estamos ante un mito. Es cierto que la piña contiene una enzima llamada bromelina, que destruye las proteínas. Por lo tanto, las piñas ayudan a "ablandar" la carne y acelerar su digestión.
El aceite de oliva sigue siendo aceite, lo que significa que contiene grasas. Pertenece a la categoría de productos altos en calorías: más de 800 kcal por cada 100 gramos. Así que consúmelo con sentido común y moderación.
En realidad: el apio, el rábano y algunas otras hortalizas consumidas en crudo son un verdadero hallazgo para incluirlos en cualquier dieta, se pueden consumir sin riesgo alguno para la figura. Sin embargo, su contenido calórico tiende más al cero, ya que en su digestión se gastan las mismas calorías que ellos aportan. Intentar "neutralizar" media tarta consumida con la ayuda de un puñado de apio es inútil; el contenido calórico de la tarta no se verá modificado por esto.
Esto será cierto solo si vas a trabajar a una plantación a recoger hojas de té. En realidad, cualquier té ayudará durante un tiempo a suprimir el apetito y el verde, al igual que el vino tinto, contiene polifenoles que neutralizan el colesterol y ayudan a que nuestros vasos sanguíneos estén sanos mucho tiempo.
Sí y no. Todo depende del tipo de pescado que acabes colocando en tu plato. Las variedades grasas, como el salmón o la trucha, contienen más grasas que la ternera. Pero el pescado también es rico en ácidos grasos omega-3, que son beneficiosos para todo el sistema nervioso y reducen el riesgo de enfermedades cardíacas.
En su mayor parte esta afirmación es veraz, pero se trata solo de yogures "vivos", no pasteurizados: aquellos que no han sido sometidos a un tratamiento térmico. Dichos yogures se almacenan durante no más de una semana, por lo que vale la pena examinar bien la etiqueta y su envasado.
Además del colesterol, la mantequilla contiene una gran cantidad de vitamina A, por lo que no se puede decir que es tan perjudicial.
Sí, si se trata de hojas de ensalada. El contenido calórico de una ensalada como platillo depende del contenido calórico de sus ingredientes y, especialmente, de su aderezo. Por ejemplo, la popular salsa "mil islas" contiene 370 kcal por cada 100 gramos, la mayonesa tradicional unas 680 y la popular salsa French Dressing, 470. Pero si tu ensalada solo contiene verduras frescas, condimentadas con jugo de limón o vinagre balsámico, tu cintura se verá beneficiada por ello.
Las grasas saturadas en pequeñas cantidades son beneficiosas para la salud. Participan en la producción de hormonas, por ejemplo, del estrógeno, y son necesarias para el funcionamiento normal del cuerpo. Es cierto, no más de 20-30 gramos al día.
Las sensaciones desagradables pueden venir provocadas por el hecho de haber comido en exceso o bien por una intolerancia individual a la fructosa. El mejor momento para consumir frutas es por la mañana, como el segundo desayuno, nunca con el estómago vacío. También puedes disfrutarlas como un refrigerio entre comidas, o como postre después del almuerzo, la fruta así no te hará daño alguno.
El pan integral puede tener un alto índice glucémico y un contenido de calorías cuanto menos, notable, por lo que no puede denominarse como un producto dietético. Pero ese pan a menudo contiene más fibra que el blanco, por lo que lo resulta más saludable para el tracto digestivo.
En realidad, las frutas contienen una gran cantidad de fructosa que, según los estudios realizados por expertos en California, abre el apetito más que la glucosa del azúcar tradicional. Para suprimir las ganas de comer algo por la noche, bien te ayudará una taza de té o un tazón con yogur natural.
Los dentistas, en este sentido, todavía debaten sin alcanzar un consenso al respecto. En términos de salud dental, el hilo dental es mucho más útil y ayuda a limpiar mejor la cavidad oral. La goma de mascar habitual solo puede refrescar el aliento, pero para los dientes resulta similar a un dulce.
Cuéntanos en los comentarios qué productos te parecen no tan saludables como muchos creen y cuéntanos por qué.