17 Personas comparten historias de clientes imposibles de olvidar (para bien o para mal)

Historias
hace 1 día

Trabajar con personas nunca es sencillo. Sin embargo, a veces aparecen clientes que logran sorprender incluso a los empleados más experimentados en el sector de servicios. Solo basta con leer estas historias para confirmarlo.

  • Me dedico a hacer remodelaciones. Un día vinieron a verme el propietario de un departamento y su diseñadora de interiores con los planos del proyecto. Al revisarlos, noté que el diseño incluía ventanas en tres lados del departamento. Les pregunté de dónde sacaban la tercera ventana, y la diseñadora, muy segura, respondió que planeaban abrirla. Les expliqué que del otro lado había otro departamento y que eso no se podía hacer. Ambos, la diseñadora y el cliente, se molestaron muchísimo. © Евгений Кивалов / YouYube
  • Después de pasar el control de seguridad en el aeropuerto, estábamos recogiendo nuestras cosas. Un agente le dijo a un hombre que estaba cerca: “Lleva un desodorante, eso no está permitido en el equipaje de mano”. El tipo gritó: “¡Pero si lo pagué!”. De pronto, agarró el bote, lo activó y se roció de pies a cabeza durante un minuto entero, sin soltar el botón. ¡Todos saltamos tres metros hacia atrás! Luego lanzó el bote vacío al suelo, con una expresión de victoria. El olor fue insoportable. Por supuesto, lo bajaron del vuelo. © Unknown author / Pikabu
  • Una amiga me contó esta historia: “Trabajaba como cajera en un supermercado. Un día llegó una señora con el carrito lleno: embutidos, quesos... Al llegar a la caja, sacó un montón de monedas y me dijo: ‘Esto es todo lo que tengo’. Le pregunté qué productos quería dejar, y me respondió: ‘Ninguno. Me llevo todo’. Le dije que no le alcanzaba, pero ella insistió: ‘Me da igual, pago eso’. Le aclaré que no podía hacer eso. Entonces soltó: ‘¡Mi hijo tiene hambre!’. Le respondí: ‘Pero aquí no hay nada para niños’. Al final, tuvo que venir el guardia de seguridad y sacarla del local”. © Irchi / Pikabu
  • Una vez llamamos dos veces a un paciente para recordarle su cita. No respondió las llamadas y terminó olvidando la fecha y la hora del estudio. Llegó corriendo, furioso, gritando: “¿Por qué no me avisaron?”. “Lo hicimos, pero no contestó”. “¡No contesto números desconocidos! ¡Por su culpa no me hice el estudio! ¡Exijo que me lo hagan ahora mismo!”. © Zlayalapa / Pikabu
  • Estábamos limpiando un ducto de ventilación en un edificio de 15 pisos. El procedimiento consistía en soltar una pesa bastante pesada, colgada de una cadena, por el conducto. La dejamos caer, pero de repente se detuvo. Entonces apareció un vecino, furioso, gritando que le habíamos destrozado el departamento. Resultó que, en el lugar del ducto, había construido unas repisas de vidrio con luces. Se armó todo un lío, pero al final no hubo reclamaciones: habíamos hecho todo conforme al reglamento. © user8266952 / Pikabu
  • Trabajaba como técnico a domicilio para un proveedor de internet. Tuve algunos “clientes inolvidables”. Una vez llegué a una casa y me recibió una cabra. Era su “mascota” y no paraba de morderme el borde del pantalón mientras trabajaba. En otra ocasión, tenían dos chinchillas y me dejaron acariciarlas. ¡Eran tan suaves! Pero al regresar a casa, los ojos se me llenaron de lágrimas. Tuve que detenerme, lavármelos con agua y esperar. Resultó que tenía una fuerte alergia a las chinchillas. © simplecocktails / Reddit
  • Trabajaba como técnico de telecomunicaciones: arreglaba cables y llevaba internet a los hogares. Un día recibimos un reporte de que el internet no funcionaba. La solicitud venía con una nota: “Cliente conflictivo, hacerlo rápido”.
    Llamamos — silencio total.
    Nos acercamos al domicilio, claramente había alguien, pero no abrían. Desde soporte técnico volvieron a llamar al cliente. Y dijo: “Me llamaron de un número desconocido, yo no contesto esas llamadas ni le abro la puerta a extraños”.
    Y fuimos en una camioneta con el logo de la empresa y con uniformes identificables. © Un viajero con cámara / Dzen
  • Una abuelita y su esposo compraron un televisor de pantalla plana en invierno. En primavera lo llevaron al servicio técnico diciendo que el sonido se iba y venía en todos los canales. Lo dejaron para diagnóstico y se fueron. El técnico lo revisó durante varios días, pero no encontró nada extraño. Intentó llamarlos, pero no respondieron.
    Recién un mes después regresaron a recogerlo. En la siguiente ocasión, lo volvieron a dejar porque supuestamente se apagaba solo. Lo revisaron — funcionaba perfectamente. Otro mes pasó antes de que volvieran a recogerlo.
    Al final, resultó que simplemente lo dejaban ahí como resguardo. Tenían miedo de que se lo robaran en casa mientras no estaban. © Oído por ahí / VK
  • La semana pasada, un jueves, recibí una llamada:
    — Buenas tardes. Tengo un problema con el sistema de calefacción, no funciona bien y necesito ayuda.
    — Entiendo. ¿Qué pasó? ¿Fue algo repentino o qué?
    — Hay un detalle. Contraté a alguien para instalar el sistema. Pero luego mi esposa me dijo que el técnico empezó a coquetearle. Hubo un escándalo y lo eché. No cambié la cerradura. Resulta que ese técnico volvió cuando yo no estaba en casa. En apariencia, no dañó nada, pero después notamos que los radiadores funcionaban de forma extraña: unos estaban muy calientes, otros tibios y otros apenas templados.
    El cliente me explicó que ya había llamado a otra empresa. Fueron, revisaron, intentaron ajustar el sistema, pero no lograron nada. También había llamado a otros técnicos. Yo era el cuarto en la lista.
    Fui a revisar. Efectivamente, era un caos total. Me imaginé qué podía haber hecho el primer técnico para vengarse, y acerté: había colocado un tramo de tubo más delgado en la tubería principal, haciendo que la presión se distribuyera de forma irregular.
    Resolví el problema de inmediato.
    La conclusión es clara: técnicos, no mezclen su vida personal con el trabajo© findeler / Pikabu
  • Tenía 20 años y trabajaba como mecánico. Mi experiencia era la de un técnico automotriz. Realizaba casi todo tipo de trabajos en el motor y en la suspensión. Y cómo me molestaban esas personas que llegaban, dejaban el auto en el área de reparación y, en cuanto me veían cerca de su vehículo, salían corriendo hacia el encargado del taller y luego venían directo a mí para quedarse mirándome encima mientras trabajaba.
    Sepan esto: si no tuviera manos para esto, no estaría aquí y ya me habrían despedido hace mucho. Y si en Internet o tus amigos te dijeron cómo se hace... ¡pues hazlo tú mismo! © Oído por ahí / VK
  • Esto ocurrió hace muchos años. Yo trabajaba como fontanero. Me llamaron para instalar un toallero térmico en un departamento. Le dije al cliente el precio del trabajo y no estuvo de acuerdo. Me dijo que había llamado a un servicio de “técnico por una hora”, y que ellos cobraban casi la mitad. Le respondí que no había problema, que podía recurrir a ellos, me despedí y me disponía a marcharme. Pero el cliente insistió en que lo hiciera yo, porque alguien se lo había recomendado. Aunque volvió a decir que no podía ser tan caro: que solo era “darle un par de cortes con la amoladora, hacer unas conexiones y poner dos soportes para el toallero”. Entonces le hice una propuesta única: Le prestaba gratuitamente todas las herramientas necesarias, le ayudaba a comprar los materiales al mejor precio con mis descuentos, y hasta se los llevaba en mi coche. Y luego, él mismo le daba “un par de cortes con la amoladora”, los ensamblaba, ajustaba todo y colocaba los soportes. Incluso, le ofrecí pagarle yo según la tarifa del “técnico por una hora”. Así podría sentirse todo un “yo lo puedo hacer”, y después contarle a todo el mundo cómo había engañado al tonto del fontanero. El cliente se negó, diciendo: “Para eso no estudié seis años”. Y así fue como no le instalé el toallero. © maik972 / Pikabu
  • Trabajé casi siete años en una empresa de limpieza de alfombras. Una vez fui a un servicio. Al principio parecía una casa común: cuatro dormitorios y dos baños. Pero el olor era insoportable. Resultó que los dueños tenían un perro grande al que le permitían hacer sus necesidades dentro de la casa. La señora se sorprendió cuando le dije que una simple limpieza de alfombras no iba a ser suficiente. Incluso usando productos especiales, iba a ser necesario lijar la capa superficial de la madera del suelo para devolverle al hogar un estado aceptable. © Damien687 / Reddit
  • Trabajaba en soporte técnico de internet para hogares, y quiero hablar en nombre de todos los proveedores:
    Queridos usuarios, si mientras están en llamada con el operador están reiniciando la computadora, esperando que algo cargue o haciendo cualquier cosa que no requiere instrucciones... por favor, háganlo en silencio.
    ¡Regálenle al operador unos segundos de paz! Para nosotros, ese momento de silencio es sagrado. © Oído por ahí / Ideer
  • Una vez fui a hacer un presupuesto para la remodelación de una casa familiar. Era una construcción antigua, con piso de triplay, muebles de jardín como si fueran de interior, y dos baños en condiciones deplorables. En uno había un inodoro y una regadera que funcionaban, pero no había lavabo; en el otro, no había nada instalado.
    Me dio tanta lástima la situación de los dueños, que decidí ofrecerles un buen descuento.
    Ellos rompieron el presupuesto delante de mí y dijeron que eso no podía costar tanto.
    Bueno... simplemente me di la vuelta y me fui. © Localbeezer166 / Reddit
  • Me tocó trabajar en un taller mecánico. Un día llegó un coche que necesitaba pintura completa. Había que hacerle un montón de trabajo, incluso arreglar partes de la carrocería. Le di el presupuesto y el cliente se fue. No pasa nada. Seis meses después, el mismo sujeto volvió y me pidió que lo revisara. ¡Dios mío! El barniz estaba todo cuarteado, parecía el desierto del Sahara.
    Le pregunté dónde lo había pintado. Me dijo que con otros, que cobraban “un poco menos”.
    ¡Y terminó así por ahorrarse unos pesos! Le dimos un nuevo presupuesto, el triple del anterior, para que ni pensara en aceptarlo. Se fue otra vez... a seguir buscando lo más barato. © silverleon / Pikabu
  • Trabajaba en construcción. Un día me llamó una chica para que fuera a su casa a darle un presupuesto. Le pedí que me explicara qué tipo de trabajo necesitaba.
    — Mejor venga y lo ve usted mismo.
    — Mire, yo no hago visitas para trabajos pequeños. A esos les aplico directamente el precio según la lista, sin visitas previas. Claro que puedo ir a verlo, pero tendría que cobrarle la visita. ¿No prefiere explicarlo por teléfono?
    — ¿Y por qué tan caro?
    — Señorita, tenga en cuenta que eso me lleva tiempo. Ir, revisar, volver... la ida consume bastante, y de ahí el costo.
    — ¿Y si el trabajo fuera grande, entonces sí vendría gratis?
    — Sí.
    — Ya entendí. Usted no necesita dinero. No quiere trabajar.
    © findeler / Pikabu
  • Trabajaba en una empresa de reparación de electrodomésticos. Un día acudí a una llamada de servicio, el dueño me mostró lo que necesitaba. Y de pronto, salió mi esposa del baño, en bata. La misma que el día anterior me había dicho que se iba a casa de una amiga. Me miró completamente desconcertada y susurró: “No es lo que estás pensando”. Resultó que llevaban tiempo viéndose. Ahora estamos divorciados. © Oído por ahí / Ideer

Bono

  • Estaba haciendo fila. El hombre delante de mí pidió un café. La barista lo sirvió, pero al poner el vaso sobre la barra lo dejó mal y se cayó, derramando todo el café.
    ¿Y qué hizo el hombre?
    ¡Imagínense! No gritó, no discutió, no pidió el libro de reclamaciones. Solo dijo: “No pasa nada, dame otro café, por favor”.
    La barista le preguntó: “¿Se lo doy gratis?”.
    Y él respondió: “No, lo voy a pagar otra vez. Y aquí tiene una propina por tener que limpiar el desastre”.
    Pagó el segundo café, le dio las gracias a la chica y se despidió con toda la amabilidad del mundo. © Singlepost007 / Pikabu

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