18 Historias graciosas que nos recuerdan por qué las reuniones de exalumnos valen la pena

Historias
hace 3 horas

Los años de escuela y universidad pasan volando. Y qué suerte tienen los que mantienen relaciones cordiales con antiguos compañeros de clase y de estudios. Al fin y al cabo, ahora tienen una ocasión anual para reunirse, compartir sus recuerdos, recordar a sus profesores y, al mismo tiempo, coquetear un poco con aquellos a los que ni siquiera se atrevían a mirar durante sus estudios.

  • He quedado con algunos de mis antiguos compañeros de clase. Decidimos ir a un restaurante el fin de semana. Los hijos fueron enviados a sus abuelas, y nos reunimos. Nos sentamos un rato y la conversación giró hacia los años escolares. Entonces alguien sacó unas fotos del archivo y decidimos recrear una. El cabello abandonó el chat. © ddmatuhin / Pikabu
  • Mi padre fue a una reunión por su 30 aniversario. Se le acercó una mujer que no había visto desde la graduación.
    Ella le dijo: “¡Hola! ¿Te acuerdas de mí?”.
    Él: “¡Hola! ¿Cómo estás?”
    Ella: “Las cosas van bien. Tenemos una hija de 29 años. Aquí tienes su número de teléfono si quieres llamarla”. © isisis / Reddit
  • Reunión de exalumnos. La belleza de la clase cuenta: “Un día voy en el bus, veo a un chico junto a la salida y se me cae la baba: es guapísimo, no puedo quitarle los ojos de encima. Trato de llamar su atención, pero en vano. Al bajar en la parada, se da la vuelta y lo reconozco. ¿Saben quién era?” Sigue contando “¡y resulta que fue el chico más torpe de la clase!” En el pasado, claro. Por cierto, era yo. © Overheard / Ideer
  • Tenemos una compañía de 6 personas, incluyéndome a mí. 3 chicos y 3 chicas. Dos, incluido yo, ya se han mudado a otras ciudades. Y ahora nos reunimos poco, una o dos veces al año. Nos divertimos juntos, nos sentimos muy bien y cómodos y podemos hablar de cualquier cosa. En la última reunión en casa de una compañera, casi todos vinieron con sus hijos. Han pasado 16 años y seguimos juntos. No necesitamos al resto de nuestros excompañeros.
    Algunos nos escriben que esas reuniones no significan nada, como si fuera necesario reunir a toda la clase. Otros piden venir, pero no les aceptamos. Una chica de nuestro grupo colgó fotos de la reunión en las redes sociales, así que nuestra extutora le escribió por privado que somos unos desagradecidos, si nos atrevemos a llamarla reunión de excompañeros. ¿Qué clase de tontería es esta? © balda777 / Pikabu
  • Un día quedé con unos compañeros de universidad. Fui uno de los primeros en llegar a la cafetería y me senté en una mesa. A mi lado solo estaban mis excompañeras. Habían cambiado mucho, no me acordaba de nadie, incluso me puse triste. Entonces veo una cara conocida asomarse por la puerta. Y es mi excompañera de estudios. Me dijo: “¿Por qué estás aquí? Los nuestros están todos reunidos en la sala de al lado, y tú eres el único que falta”. © Jekaye / Pikabu
  • En julio, fui al quinto aniversario de mi graduación. Hubo momentos muy cool, pero lo mejor que sentí fue cuando una antigua “chica popular” se me acercó para hablar conmigo. Sinceramente, nunca le dirigí la palabra a esta chica en el instituto, y ella tampoco a mí. Me dijo: “Ni siquiera sé por qué vine aquí. En el instituto todos me odiaban. Era una zorra. Lo siento mucho”. Todavía no estoy segura de a quién se estaba disculpando exactamente, pero agradecí su acto en nombre de todos mis compañeros nerd© awyeedracomalfoy / Reddit
  • Estaba perdidamente enamorado de una compañera de clase. Poco antes de la graduación, me dijo: “¡Estoy harta de tus estúpidas bromas!”. Y rompimos. Cinco años después, mis excompañeros decidieron organizar una reunión. Fuimos ambos. Y entonces hice lo más imprudente que he hecho nunca. Le pedí que se casara conmigo delante de todos. Y ella, sorprendiendo aún más a nuestros excompañeros de clase, dijo que sí.
    Después resultó que ella también me amaba. Después de la escuela empezó otras relaciones, pero no duraron mucho, porque sus sentimientos por mí seguían manifestándose, pero tenía miedo de escribirme: pensaba que no me interesaba.
    Ahora nos va bien: nos casamos casi de inmediato, luego compramos una casa en común, ya hemos tenido dos hijos preciosos, celebramos 10 años de matrimonio y cada día nos queremos más. Solo lamento esos cinco años perdidos. Aunque, quién sabe, quizá fueron necesarios para hacernos felices. © Overheard / Ideer
  • Mi padre fue a una reunión dedicada al décimo aniversario de la graduación y se llevó a mi madre con él. Como resultado, sus antiguos compañeros de clase se acercaron a mi madre durante toda la noche y empezaron a hablar con ella, pensando que habían estudiado juntos. Ella tuvo que “presentárselos” a mi padre. © lahaina1 / Reddit
  • Antes de ir al décimo aniversario de mi graduación en el instituto, acordé con mis amigos idear las profesiones más raras para responder seriamente a los que nos preguntaban: “¿A qué te dedicas?”. El ganador fue un chico callado. Cuando nos hicimos una foto en la cámara digital de alguien, dijo con tristeza que debido a estas nuevas cámaras había perdido recientemente su trabajo. Llevaba todos estos años pintando a mano sobres de papel negro, en los que se envolvía el film fotográfico de las antiguas cámaras de película, y que ya nadie compra. Lo curioso fue que algunas compañeras empezaron a compadecerle y consolarle de verdad, pues no se esperaban semejante truco de un hombre modesto. © Overheard / Ideer
  • Mi abuela cumplió 70 años el otro día. Se graduó en 1964, y hace poco tuvieron... una reunión. Te imaginas, ¡50 años desde la graduación! Vinieron 19 de 22 personas. Gente de 70 años, y todos se reunieron y fueron a visitar a su tutor, ¡que ya tiene 96 años! © Overheard / Ideer
  • No estudiaba mucho en la escuela, hacía deporte, asistía solo a las asignaturas que creía necesarias y no prestaba atención a las observaciones de los profesores. Me expulsaron del noveno grado.
    Pasaron veinte años y me invitaron al 70 aniversario de mi “querida” escuela. Y ¡sorpresa! Nos piden a mí y a otras cuatro personas que nos pongamos en pie como los graduados más destacados de la historia de la escuela. Mis excompañeros se ríen. Tengo dos carreras universitarias, soy maestro de deportes, profesor distinguido y padre de familia numerosa. © Overheard / Ideer
  • Sería interesante reunirse con los excompañeros de clase, pero es difícil, nos dispersamos por el mundo. En la última reunión, hace un par de años, éramos 7 personas de la clase, cinco fuimos a un restaurante. Lo pasamos bien, charlamos y seguimos con nuestras vidas. Naturalmente, todas las conversaciones del tipo “seguro que nos vemos en verano en mi finca, todo el mundo está invitado” se quedaron en palabrería, porque si llevas 10 años sin comunicarte con una persona, seguirás así. Y con quien necesito, ya estoy en contacto todo el tiempo. © Hilda 2.0 / ADME
  • Nunca he asistido a este tipo de eventos: la clase era inconexa, no mantengo el contacto con mis excompañeros. Pero mi madre sigue yendo a las reuniones. Es casi una tradición: venimos a nuestra ciudad natal, me encargo del maquillaje y de la imagen en general de mi mamá, la envío a las reuniones, y luego por la mañana me encuentro con una mamá feliz y sus pretendientes de la escuela, preparo un café fuerte, y su diversión continúa. Cantan canciones (uno de los fans más fieles de mamá es un acordeonista de talento), cuentan historias, colman a mamá de cumplidos y no desentonan en absoluto. ¡El ambiente es tan cálido y alegre! Es fácil venir del otro lado del mundo para este tipo de encuentros, aunque estos excompañeros no sean los míos. Porque tu alma descansa. © Tara / ADME
  • En 2014, mi esposa y yo decidimos reunirnos todos para celebrar el décimo aniversario de la graduación. Creamos un grupo en las redes sociales y lo dejamos abierto para que otros miembros pudieran añadir gente. De todos modos, un hombre se agregó y comenzó a hacer problemas por cualquier cosa. No estaba contento con nada en absoluto. El problema era que nadie había oído hablar de esa persona. Ya habíamos empezado a recibir mensajes de otros compañeros diciendo que quién demonios era este hombre. Mi esposa no pudo soportarlo y le preguntó directamente. Resulta que a este hombre lo echaron de su escuela poco antes de graduarse y pasó los 3 meses restantes estudiando con nosotros. Cuando por fin nos reunimos para el reencuentro, apareció él primero, se sentó tranquilamente en un rincón y se marchó al cabo de un rato. Todavía no tengo ni idea de quién era. © Speechisanexperiment / Reddit
  • No recordaba a nadie en absoluto. Todo el mundo me reconocía porque era un poco rara en la escuela. De todos modos, algunos se me acercaban y me decían: “Es genial que estés aquí”. Y yo tenía que correr a la pared donde estaban colgadas las fotos ampliadas del anuario para ver con quién acababa de hablar. © scienceforbid / Reddit
  • Nunca he tenido ganas de ir a reuniones de exalumnos de escuela. Fui a una reunión de universidad cuando se celebraba el décimo aniversario de la graduación. Por supuesto, fue un desfile de presumidos. Probablemente, no hay otro escenario. Solo hubo un momento divertido: asustamos al jefe de estudios de nuestra facultad cuando todos aparecimos en su despacho. No sé qué pensó, pero se puso visiblemente pálido. Sin embargo, no rechazó las flores ni los bombones. © SirVasian / Pikabu
  • En la escuela, a mis compañeras les gustaba hacerme cosquillas porque les gustaba cómo me reía en silencio de estas acciones. Con el tiempo, me convertí en un hombre respetable al que nadie se le ocurre hacer cosquillas para comprobar su “fuerza”. Las sensaciones de la infancia quedaron en el olvido. Hasta el reencuentro, en el que dos antiguas amigas decidieron “recordar los viejos tiempos”, estaba seguro de que ya no tenía cosquillas. Ni siquiera me reí como cuando era niño, ¡me doblé por la mitad y chillé! La gente a mi alrededor se quedó encantada. © Overheard / Ideer
  • El vigésimo aniversario de nuestra graduación escolar fue en 2002. Con el ajetreo de la vida cotidiana, me había olvidado de la fecha, pero una compañera de clase vino de visita y empezó a quejarse: “¿Cómo se te ha podido olvidar? Siempre te olvidas de todo en la escuela: un bolígrafo, un cuaderno”. En resumen, he tenido que imprimir invitaciones para todos en la impresora, buscar las direcciones de todos, enviarlas a todos y, en general, ¡toda la organización corrió por mi cuenta!
    Me encargó todo esto y se fue. Menos mal que mi esposa también es una antigua compañera de clase. Llegué a casa y le conté mi nuevo problema. Dije, vamos a buscar a los nuestros. Al final, menos de la mitad de la otrora unida clase estaba allí. Pero lo pasamos muy bien. Fuimos al campo, a nadar, a cantar canciones junto a la hoguera con guitarra y sin ella, a bailar y a hacer todo tipo de tonterías. La única persona que intentó oscurecer el ambiente y leer algunos poemas edificantes fue aquella excompañera de clase de las primeras líneas de mi historia, toda tan correcta y seria.
    Cuando llegamos a casa, empezamos a despedirnos y a volver a cantar canciones. Acompañamos hasta su casa a uno, luego al otro, luego al tercero... y así anduvimos hasta el amanecer. Al día siguiente nos volvimos a juntar y fuimos a un sitio con una buena banda de jazz. Y en cuanto publicamos las fotos en las redes sociales, los que no vinieron enseguida empezaron a decir que no se había insistido lo suficiente en invitarles. Dijeron que podrían haber interrumpido la remodelación, aplazado el viaje, aplazado la compra de un perro de raza... ¿Acaso deberíamos haber sido más persistentes? © Pubertatnichek / Pikabu

A veces no hace falta ir a ninguna reunión. Cada uno de nosotros, al menos una vez, se ha cruzado con personas que están convencidas de que el mundo gira en torno a ellas.

Imagen de portada Overheard / Ideer

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