18 Historias oídas por ahí sobre la vida de los oficinistas (la historia sobre la comida robada nos es dolorosamente familiar a todos)

Historias
hace 6 años

Aunque los habitantes de las oficinas se llamen irónicamente a sí mismos “plancton oficinista”, en realidad este “océano” de trabajo está lleno de criaturas bastante más interesantes, y la vida dentro es de lo más fascinante: tan solo lee sobre el remo en sillas de oficina, sobre las papas del año pasado en calidad de salario, sobre el intercambio de pañales por galletas y sobre la reflexión de rayos gamma. ¡Ningún punto de comparación con los aburridos profesionales independientes en sus cómodos sofás!

Genial.guru ha recopilado las mejores historias sobre el trabajo de las comunidades Oído en la oficina, Habitación N° 6 y Pikabu contadas por los usuarios que se sienten como el pez en el agua en una oficina.

  • Era verano, hacía mucho calor, nuestro despacho es de 15 metros cuadrados, éramos 4 personas trabajando con la población, siempre había una multitud en la oficina. Decidimos pedirle un aire acondicionado a nuestro superior, ¡ya era imposible trabajar así! Fuimos con un colega a ver al jefe, le expresamos la solicitud, él pensó un poco y dijo que no, alegando el hecho de que los planes para la compra de equipos se hacían a principios de año. De repente, como en una película, ¡un tirante de mi vestido se rompió y mi pecho quedó a la vista! El jefe me miró y dijo: “Igual, no”.
  • Una empleada de nuestra oficina se quedó dormida sentada frente a la computadora. Durmió durante mucho tiempo. De pronto entró el director, la empleada se despertó y comenzó a fingir una actividad furiosa, acribillando el teclado, moviendo el mouse. Y entonces el director dice: “Laura, hace una hora y media que no tenemos luz”.
  • En nuestra oficina, ¡por fin fue castigado el ladrón de la comida! Este héroe anónimo sacó del refrigerador, desenvolvió y mordió... ¡una briqueta de gusanos de sangre congelados, que mi colega usa para alimentar a los peces de su acuario! Puedo imaginar lo que sintió cuando esta “delicia” se derritió gradualmente en su boca.
  • Estoy en la oficina, me puse unos sujetapapeles en las puntas de los dedos, y trato de teclear como las mujeres con uñas largas... Es divertido.
  • Mi último lugar de trabajo era muy difícil: constantes multas, jornada laboral desde la mañana hasta la noche, casi sin días libres. No pude soportarlo, decidí irme. Después de deducir todas las multas, el sueldo del mes era muy escaso. Fui a buscar el dinero, ni siquiera me dejaron entrar a la oficina, solo me sacaron el sobre con mis centavos. Me fui llorando y pensando cómo viviría de allí en más. Y luego descubrí que el sobre con el salario del director adjunto se había pegado a mi sobre por detrás. ¡Triunfó la justicia!
  • En el trabajo, si nuestro jefe encuentra platos sucios, los tira. Así que debemos rescatar nuestros vasos y platos del cubo antes de que llegue la señora de la limpieza; de lo contrario, adiós vasos y platos.
  • Trabajé en una agencia de viajes. Una de nuestras oficinas estaba en el hotel “Cosmos”, y allí trabajaba una gerente cuyo apellido era Alce. Cuando llamaba a la oficina principal, le informaba a la secretaria con una agradable voz femenina: “Habla Alce del ’Cosmos’”...
  • Todas las mañanas hago una serie de ejercicios de flexibilidad y lo grabo todo con la cámara de la computadora portátil para ver mis puntos débiles. Y recién esta mañana me di cuenta de que el video está disponible para todos los empleados de la empresa: nunca había desactivado el modo “Reunión” (tenemos 32 oficinas en el país).
  • El equipo en mi trabajo anterior era tan benevolente que la travesura más maliciosa del Día de los Inocentes fue considerada la broma de haber mezclado los Skittles y los M&M’s en el cuenco de los dulces.
  • Hace poco cerró un almacén de accesorios infantiles que estaba cerca de nuestra oficina, y nos regalaron algunas cosas: lápices labiales, pulseras, anillos, cuentas, etc. Ahora nuestra jefa, si está de mal humor, se pone una corona y camina por la oficina así. Y si está de buen humor, se pone cuentas en la cabeza, como en las películas indias. Ahora todos saben cuándo acudir a ella con una solicitud y cuándo no.
  • Para no compartir dulces en la oficina, corto con cuidado las puntas de la envoltura con unas tijeras, y luego la corto a lo largo, así no hace ruido, y yo no me pongo en evidencia.
  • Mis superiores son dos niños grandes. Durante el año que llevo trabajando con ellos, por mi oficina pasó toda la tienda de artículos de bromas (chicles eléctricos y cojines de gases fueron los más suaves); se escondían en mi despacho de la contadora, porque “si nos atrapa, estamos fritos”; interrumpieron más de un viernes laboral con whisky: “no hay tiempo para explicar, bebe!”. Las llamadas el sábado por la mañana con las palabras “llegas tarde al trabajo” y la estruendosa carcajada es el clásico del género. ¡Sigo sin entender cómo nuestra oficina se las arregla para funcionar con unos fundadores así!
  • En la oficina se fue Internet: problemas técnicos con la línea. Así que salimos a un largo pasillo en sillas de oficina, hicimos dos “botes” y fuimos y venimos remando hermosamente, pasando épicamente por las puertas abiertas de los otros despachos. “Nosotros” somos el servicio de seguridad, el empleado más joven tiene 40 años.
  • Una vez trabajé en un edificio de oficinas en el que había un montón de compañías diferentes en el mismo piso. Y todos estábamos muy cansados de los agentes que venían a vender toda clase de basura. Una vez colgué en la puerta este anuncio: “¡Queridos agentes! A las personas de esta oficina se les paga con papas cosechadas el año pasado. No les causen depresión mostrándoles sus productos de alta calidad”. Durante la semana siguiente, los bromistas de otras oficinas pegaron a nuestra puerta sobres con monedas y notas que decían “¡Resistan!”.
  • Mi superior era el mejor de todos los que conocí: inteligente, calculador y firme con el equipo. Pagaba bien, exigía un trabajo aún mejor. Con recompensas y palabras ásperas le inculcaba al equipo la disciplina y el cumplimiento preciso de los deberes laborales. Llegaste tarde, una multa de 5 USD por cada 10 minutos. No atendiste el teléfono cuando te llamó: 75 USD para los jefes de departamentos y 15 USD para los empleados ordinarios. Todos tenían miedo de perder su llamada, pero no faltaban las “infracciones”: alguien no escuchó el teléfono por el ruido de los autos, otro no pudo atender porque estaba manejando. Y entonces, en una elegante fiesta corporativa de Año Nuevo, el director tomó la palabra, habló sobre el éxito de la compañía, luego sacó un grueso sobre y devolvió todas las multas. Los colegas estaban felices. Yo lo miraba y pensaba: qué movimiento tan sutil. ¡La gente percibió su propio salario como un regalo! Y la reputación del director en la empresa solo creció.
  • Al lado nuestro, durante mucho tiempo, rentaba una oficina una mujer que vendía pañales alemanes. Después de ella, la oficina fue alquilada por una compañía que instalaba ventanas y puertas. Colgaron un enorme letrero en la ventana, pero eso no le impidió a las madres seguir yendo y preguntar por pañales. Después de una semana de trabajar así, su director compró un lote de pañales al por mayor y lo tiró a la despensa. Y ahora el administrador simplemente los vende a las madres, y con el dinero que ganan, compran galletas para la oficina.
  • Entendí que tuve suerte con mis superiores cuando vi a mi director caminando por la oficina, usando el estuche de una caja de música en su cabeza, haciendo la melodía de Star Wars y fingiendo ser Darth Vader.
  • Durante la entrevista, me di cuenta de que no quería ese trabajo, y cuando me preguntaron sobre mis puntos fuertes, respondí: “La discreción y la capacidad de reflejar los rayos gamma”.

¡Comparte con nosotros las historias de la vida en tu oficina y escribiremos juntos un nuevo artículo genial!

Imagen de portada Oído por ahí / vk

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