16 Personas cuyas historias sobre ir al hospital suenan como bromas de una comedia

Historias
hace 3 años

Nuestras visitas al médico no siempre salen según lo planeado el día anterior. Incidentes inesperados, a veces anecdóticos, nos suceden en la sala de espera, e incluso en el consultorio. En ocasiones hasta a los propios médicos les gusta bromear con el paciente: no en vano, desde hace mucho tiempo, se han difundido leyendas acerca del humor médico.

Genial.guru se alegra sinceramente por las personas que no sienten ansiedad ni miedo frente al consultorio de un médico. Sin embargo, a veces ocurren situaciones divertidas, aun con los más valientes.

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El jueves fui a sacar un certificado médico para la licencia de conducir. Doctor: “¿Usted pierde el conocimiento, la coordinación?”. Yo: “No recuerdo algo así”. Doctor: “¿Entonces tiene problemas con la memoria?”. © Bash.im

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He dado a luz recientemente. El proceso en sí fue sorprendentemente rápido y sin complicaciones. Lo primero que me dijo el médico al final fue: “Mira tú, tienes un útero acróbata”. © Oídoporahí / Ideer

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Yo, asustada: “¿Hernias intervertebrales? ¿¿¿Qué hago ahora???”. La intérprete de la resonancia magnética, una doctora estricta que yo no conocía, imitándome: “Qué hago, qué hago... Quítate todo el peso de los problemas de tus hombros para que tu columna no se aplaste y comienza a cuidarte”. Nunca en mi vida había tenido una sesión tan rápida de psicoterapia al precio de una resonancia magnética. © Olga Kostinskaya / Facebook

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Fui a la clínica. Mientras la médica estaba poniendo una vacuna, me senté junto a la ventana. El cálido sol primaveral brillaba tan agradablemente que me puse las gafas de sol tapándome los ojos y me tumbé en una silla. Abrí los ojos por el hecho de que había cuatro médicos asustados frente a mí que me miraban y me preguntaban si yo estaba bien. © SirBarmaley88 / Pikabu

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Estaba sentada en el consultorio del dentista. Colgué mi chaqueta en el armario. Pasados unos 5 minutos, entró una doctora y le dijo a su asistente: “Voy ahí”. Y desapareció después de hacer ruido durante un minuto. Narnia en odontología. © Oídoporahí / Ideer

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El médico me midió la presión: “¡Oh!”. Yo: “¿Cuánto?”. Doctor: “¡No te lo diré!”. © Natalia Ilyashevich / Facebook

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Fui al ginecólogo. Allí siempre atendía una médica anciana. Entré cuando llegó mi turno y vi a ¡mi excompañero del colegio! Quería retroceder. No funcionó. Como resultado, durante el examen, conversamos sobre los excompañeros. © Оlga Maleeva / Facebook

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Estuve internado en el hospital, en la parte de traumatología, había ancianos y ancianas por todas partes. ¿Y sabes lo que hacía por las tardes? ¡Les organizaba carreras en sillas de ruedas! Las abuelas gritaban de alegría y pedían “cambiar a 3.ª velocidad”. Los médicos estaban conmocionados, las enfermeras estaban corriendo con los sedantes y nosotros ¡nos estábamos divirtiendo! También comíamos huevos Kinder e intercambiábamos juguetes. © Oídoporahí / Ideer

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Recientemente me hicieron la destrucción del tejido anormal del cuello uterino con láser. Todos los días voy al hospital por curaciones. Ayer mi médico, inclinado sobre mí, dijo: “Sana, sana, colita de rana”. © Oídoporahí / Ideer

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Lo que más me encantó fue la frase de mi ginecólogo dirigida a las pasantes: “Miren ahí, es muy interesante”. © Bash.im

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El año pasado me operaron de una uña encarnada. En el momento en que el médico estaba a punto de inyectar analgésicos, dijo: “Lo prometo, no dolerá. Bueno, al menos a mí”. © Aurelia Kingsleigh / Quora

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En la ecografía que me hicieron durante mi segundo embarazo (¡segundo!), de repente descubrieron la ausencia congénita de un riñón. Al médico le agarró un ataque de pánico y yo me reí: he vivido durante 30 años con un riñón, aparentemente seguiré viviendo. Fui con los resultados de la ecografía a mi ginecólogo. Él es nuestro médico de cabecera, también atendió el parto de mi madre. Le di los resultados y dije: “Doctor, tengo quejas: parece que no sacó todo de mi madre cuando yo nací”. El ginecólogo examinó con calma los resultados de la ecografía y me contestó: “Deberías presentar tus quejas a tu papá: él, aparentemente, no puso todo lo que debía”. © Victoria Olenina / Facebook

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Hace poco un amigo terapeuta me contó lo siguiente: viajaba en autobús al trabajo y solo pensaba en cómo comprar una tarta de requesón en la tienda. Cuando llegó a su parada, trató de bajar, pero fue atropellado por una anciana, que de repente se levantó de un salto del asiento. Empujando a todos y a todo, corrió hacia la salida. Con tal fuerza que probablemente la envidiaría un tractor que arrastra cosas pesadas. Mi amigo, luego de recuperar el sentido, bajó del autobús, fue a la tienda y luego a su trabajo en la clínica. Ahora adivina quién fue la primera paciente en verlo con gemidos y quejas de cómo le dolía todo el cuerpo y diciendo que apenas había podido llegar a la clínica. © MrBarinOFF / Pikabu

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¿Con qué situaciones cómicas te has encontrado en un hospital?

Imagen de portada ValuevaAnastasi / Twitter

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Yo también me moriría de vergüenza si mi nuevo ginecólogo fuese un antiguo compañero de colegio

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