18 Veces que la lógica humana se fue de vacaciones sin avisar

Historias
hace 53 minutos
18 Veces que la lógica humana se fue de vacaciones sin avisar

Quizá cada uno de nosotros se haya encontrado al menos una vez en la vida en una situación en la que haya querido exclamar: “¡Esto no tiene lógica!”. Pues, ¿de qué otra forma se puede reaccionar ante las acciones de personas que quieren una cosa, piensan otra y hacen una tercera? Así es exactamente como los protagonistas de nuestro artículo se metieron en problemas. Sin embargo, algunos de ellos hicieron autocrítica sobre sus meteduras de pata en la vida e incluso se rieron un poco de sí mismos.

  • Toda mi vida soñé con vivir en Italia, aprendí el idioma, conocí a un hombre de allí, hablamos mucho tiempo, nos enamoramos, vino a visitarme. Me pidió que me casara con él, y parecía que mi sueño se haría realidad y viviría como en el paraíso. Pero me negué. Porque soy demasiado perezosa para resolver todos estos problemas con la mudanza, para preparar la boda, para intentar complacer a su familia. Quiero pasarme el día tumbada, sin hacer nada y hablar con él por videollamada. Ni siquiera tendría mi sueño y no quiero inventarme uno nuevo. © Overheard / Ideer
  • Llevé dos meses pidiéndole a mi novio que instalara una toma de corriente. Le amenacé con llamar a otro hombre para pedirle eso. Entonces se ofendió muchísimo y lo hizo todo en 5 minutos. Y yo gasté mucha energía, nervios y tiempo en ello: me sentí tan ofendida. Pero sobre todo me indigné cuando dijo que tardó tanto en hacerlo porque era una tarea fácil y poco interesante. ¿Para qué hacer algo que ya sabe hacer? Es aburrido. Es decir, nuestros hombres no hacen nada porque la tarea es “poco prometedora” y no les interesa. © Overheard / Ideer
  • En los últimos meses, mi novio me ha estado demostrando que le molesto de todas las formas posibles. Vivíamos en su departamento y yo estaba tan harta de él que pasaba de puntillas cuando él estaba en casa. No podía levantarme antes que él: se despertaba, no podía ir al baño por la noche: me oía al salir de la cama. No se podían abrir las ventanas: entraba mucho polvo de la calle. Vivíamos como topos en la oscuridad.
    El colmo: me despertó por la noche y me echó la bronca por moverme y darme la vuelta mientras dormía, le molestaba cómo se movían la cama y la sábana. No pude soportarlo, me levanté de un salto de la rabia, me vestí y me fui, le dije por último que ya nadie debía interferir en su vida.
    Pero no, literalmente tuve que rescatar mis pertenencias, se puso de rodillas para no no me fuera, me rogó, me suplicó. Me fui de todos modos, ¿para qué lo necesito? Es que no lo entiendo: si tanto le cabreaba, ¿por qué intentó retenerme? Lógica incomprensible para mí. © Overheard / Ideer
  • He visto a una compañera presumir en las redes sociales de que sigue trabajando, aunque le duela la garganta, porque es muy trabajadora. Ella y yo somos peluqueros, trabajamos con gente. Después de esos posts suyos, intenté mantenerme alejado de ella, pero enseguida me puse enfermo igualmente. © Unknown author / Reddit
  • A menudo veo a mi vecina dar de comer a los animales de la calle. Trae bolsas enteras de comida y reúne a los gatos callejeros cerca de ella. Se frotan cariñosamente contra sus piernas y ella los acaricia a su vez. No se olvida de los perros y les trae las sobras. Una vez fui a trabajar por la mañana y mi vecina ya les estaba dando de comer cuidadosamente. No pude resistirme y le pregunté si quería llevarse uno a casa. La vecina se rio y dijo: “Oh, no. No soporto a los animales”, y se fue. © Cámara 6 / VK
  • Un compañero de clase consiguió un trabajo. Le prometieron que recibiría una bonificación del 6 % por cada contrato conseguido y pagado. El compañero consiguió un contrato por 20 mil dólares. Sin muchas ganas, el jefe le pagó el bono. Al mes siguiente, el compañero firmó un contrato por valor de 60 mil dólares. A regañadientes, el jefe le pagó el bono a plazos. El compañero se compró un coche y alquiló un departamento más grande. El jefe recapacita y reduce las bonificaciones de todos al 3 %. En 2 meses este compañero de clase consigue un trato por 200 mil y en 1,5 meses lo firma. El jefe cambia de opinión sobre la marcha, se niega a pagar esa cantidad de dinero a un simple manager y a todos los demás también. Al final, la mayoría de los managers se van, montan su propia empresa y se llevan a muchos de los trabajadores y grandes clientes con ellos. El jefe se escandaliza por este giro de los acontecimientos, y yo no puedo entender cómo es posible tratar así a las “gallinas” que ponen huevos de oro. © homerj921 / Pikabu
  • Trabajo en el kínder. En el turno de mi colega, un día una madre llevó a su hijo al kínder. Era invierno, el niño llegó abrigado, con un gorro. La madre se lo quitó y, sin querer, lo metió en su bolso. Llegó la hora de salir a un paseo. Se apresuraron a vestir a niño, pero el gorro había desaparecido, su madre no contestaba al teléfono. El chico se quedó en la clase con una niñera, ya que era imposible sacarlo sin gorro con −5 °C. Por la tarde llegó la madre y el niño le dijo que no había salido a pasear. La profesora le explicó que no se podía salir sin gorro. ¿Adivinan qué hizo la madre del chico? Así es, puso una queja contra la profesora. © Maria Denisyuk / ADME
  • Tengo una compañera, está divorciada, su exesposo paga la pensión alimenticia. Ella se queja constantemente de que la pensión no es suficiente, pero su ex no intenta ganar más. Y tiene un hermano que también está divorciado y tiene que pagar la pensión alimenticia. Así que este hermano no trabaja oficialmente en ningún sitio para evitar pagar la pensión alimenticia. Pero mi colega le defiende diciendo: “¿Qué necesidad hay de que le quiten el dinero?”. © lukeng83 / Pikabu
  • Fue hace 40 años. El padre de mi amigo fue a un atelier de Seúl y pidió un traje exactamente igual al que tenía. Era un traje de muy alta calidad, pero tenía un agujero. Y le hicieron exactamente el mismo traje. Con un agujero en el mismo sitio. © idlevalley / Reddit
  • Cuando tenía unos 19-20 años, un compañero me presentó a una señora. Intentaba meterme en el marketing en red. En la primera reunión, me dio una revista para que la leyera, y el día que tenía que devolvérsela, apareció con una amiga suya. Esta amiga era maestra de escuela, pero le encantaban los viajes, para los que ahorraba como podía: en el café pidió un vaso de agua hirviendo y sacó de su bolso una bolsita de té, que ya había preparado al menos una vez. © Kristina Artyomovna / ADME
  • Una amiga entró en una web de citas y se topó con un chico que colgó fotos con una casa grande y bonita y un buen coche de fondo. ¡Pero esa es mi casa! Simplemente él la estaba reformando. © Overheard / Ideer
  • Conocí a un hombre de 39 años. Llevaba 3 años divorciado y vivía solo. Solo sabía cocinar platillos sencillos: huevos, albóndigas, bocadillos, pasta con atún. No aprendió a cocinar no porque su madre no le enseñara, sino porque era un vago. Así que estaba comprensiblemente contento de haber encontrado en mi persona a una cocinera gratis. Terminé mi relación con él después de un incidente. Una vez caí enferma y le escribí que estaba en casa con 39 de fiebre. No me preguntó cómo me encontraba y si necesitaba algún medicamento, sino que inmediatamente me envió un mensaje feliz: “¡Oh, estás en casa! Entonces iré a comer a tu casa, cocina una sopa”. © FuturePerfect / Pikabu
  • No tenía agua caliente en casa, así que fui a casa de mi abuela a lavarme. Estaba lavándome cuando de repente se abre la cortina y mi abuela grita: "¿Por qué usas una cuchilla de afeitar, quién te ha enseñado a hacer eso? Entonces yo tenía 40 años. © ProstoBabka / ADME
  • Recuerdo a un joven. Me regalaba flores, me acompañaba a casa, me miraba a los ojos, enamorado. Pero no iba a ninguna parte. Durante medio año suspiró, se avergonzó, se ruborizó. Se apresuraba a arreglar mi bici, a llevarme la nevera. Pero aún no estaba claro si éramos amigos o novios. Cansada de esta monotonía, decidí forzar los acontecimientos y lo besé en la comisura de los labios. Pensó que yo era una frívola y le molestó. Dijo que todas las relaciones debía iniciarlas un hombre, y que una mujer debía ser modesta y esperar. Al cabo de un rato empezó a tirarle los tejos a mi conocida. Contemplé este triste espectáculo, invité a mi conocida a comer pizza y le conté nuestra historia. Ella lo tuvo en cuenta y corrigió su comportamiento. En general, un año más tarde, ese Don Juan ya se quejó a conocidos mutuos que ella lo metió en su friendzone© vasisyana / Pikabu
  • Mi esposo odia hamburguesas. Incluso si solo me las cocino a mí y para él hago algo más, todavía se queja pidiendo quitar “esa cosa desagradable” de la mesa. Pero si de la misma carne molida de hamburguesa hago “albóndigas” redondas o “tortitas de carne” planas o cualquier cosa que no tenga forma de hamburguesa, se las come con mucho gusto y alaba lo delicioso que están. ¡¿Dónde está la lógica en eso?! Creía que solo a los niños pequeños se les podía engañar así. © Overheard / Ideer
  • Un amigo volvió de un viaje de negocios y había un hedor en la nevera: la carne descongelada seguía allí. Le dije: “Pon carbón activado, absorbe los olores”. Me llama un par de días después, diciendo que no sirve de nada. Fui a ayudarlo a limpiar la nevera y casi me caigo de risa. Ahí había una caja de carbón en la puerta. Una caja cerrada. ¿Lógica? No, no la tiene. © Overheard / Ideer
  • Nunca he entendido por qué dormir en otro sitio que no sea tu casa es un horror y una barbaridad en toda regla. Tengo 35 años, por cierto, y sigo con esta tontería. En la escuela, mis padres no me dejaban quedarme a dormir en casa de mi amiga: “¿Y si hay chicos allí?”. En la uni lo mismo: pasaba horas en casa de una amiga, el metro ya estaba cerrado, los taxis eran caros, así que me quedaba a dormir. Me esperaba un berrinche mi novio diciendo que seguramente le ponía los cuernos. A veces no nos veíamos en una semana, si quisiera, podría hacerlo tanto por la tarde como por la mañana, da igual. Ahora estoy en la ciudad vecina por trabajo, tuve una urgencia y perdí el tren de la tarde en plena noche. Y toda la noche escucho las histerias de mi esposo y de mi madre. ¡¿Cómo que voy a pasar la noche en un hotel?! ¡Debo de tener un amante! Y no les importa nada que voy a esta ciudad un par de veces al mes y me quedo aquí desde la mañana hasta la noche, este tiempo sería suficiente para una multitud de amantes. ¡Pero no, a nadie le importaba eso, pero ahora tengo volver a casa en medio de la noche y ya está! ¡¿Dónde está la lógica?! © Overheard / Ideer
  • Mi esposo vivía con sus padres antes de casarse conmigo. Naturalmente, los ayudaba y participaba activamente en sus vidas. Luego nos casamos, compramos nuestro propio departamento y mi marido empezó a invertir todos sus recursos en nuestra familia. Pero para sus padres es fundamental que su hijo los ayude.
    Y eso que ambos siguen siendo jóvenes y activos. Lo más épico es la frase de mi suegra: “Ven a limpiar tu habitación”. En su opinión, como en casa de sus padres hay una habitación para mi esposo, él debería limpiar allí. Yo flipé y le dije que entonces por esa lógica no solo la limpiaría, sino que también la alquilaría. ¡Cómo se indignó mi suegra! © Overheard / Ideer
Imagen de portada Overheard / Ideer

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