19 Historias sobre la escuela que ninguna goma de borrar podría quitar de la memoria

Historias
hace 1 año

Los años escolares son una época llena de acontecimientos pintorescos. Para algunos, fue un periodo de amistades increíbles e historias épicas; para otros, un ciclo de lecciones aburridas y descansos demasiado cortos. Pero cuando suena la campana de la escuela, a todo el mundo se le encoge el corazón ante los recuerdos nostálgicos de este periodo único.

  • Nuestra profesora de biología tenía un punto: debíamos copiar a nuestras libretas los dibujos del libro de biología sobre el tema que estábamos estudiando. Si no había dibujo, la nota bajaba un punto. Que supieras o no el tema le interesaba poco, lo principal era tener un dibujo en el cuaderno. © Rashid Muratov
  • Mi tutor de matemáticas lo sabía peor que yo. Teníamos una alianza que nos beneficiaba a los dos. Él venía a mi casa y se sentaba a jugar con la computadora mientras yo estaba con el móvil. Mis notas mejoraron porque el tutor simplemente llegó a un acuerdo con mi profesor, pero nuestro secreto nunca salió a la luz.
  • Nuestro profesor de física se subió a su mesa para bajar las cortinas porque íbamos a ver un video en el proyector. De repente, empezó a perder el equilibrio, momento en el que alguien de la clase gritó: “¡Vamos, da una voltereta!”. Y efectivamente hizo una voltereta hacia atrás y aterrizó perfectamente. Tenía 45 años y no era para nada un atleta. Fue genial. © blackhole1138 / Reddit
  • En una clase de física, cada uno, como de costumbre, estaba a lo suyo: unos jugaban con sus móviles, otros charlaban tranquilamente, mientras que mi colega Víctor estaba sentado haciendo algo debajo de la mesa. En un momento dado, el profesor de física se da la vuelta, mira enfadado a la clase y ordena: “¡Levántense! No están escuchando nada!”. Víctor se puso muy colorado y, de repente, empezaron a caer al suelo las pesas que había estado enganchando a su cinturón todo este tiempo. Lo castigaron después de clase, y a mí también por considerarme su cómplice.
  • En el instituto, uno de mis amigos se quedó dormido en clase de química. Cuando el profesor se dio cuenta de eso, les pidió a los demás que salieran del aula, apagó la luz y cerró la puerta. El chico se despertó y pensó que había dormido durante toda la jornada escolar. © dino340 / Reddit
  • En secundaria, nuestra profesora de inglés sacó salchichas y papas en clase y se las comió durante 20 minutos sin calentarlas. En aquel momento, lo vimos como un regalo: mientras ella comía, nosotros podíamos hacer cualquier cosa, así que nadie se quejó.
  • Teníamos una profesora de álgebra muy mayor. Tenía problemas de oído y llevaba lentes con cristales gruesos. Una vez, mi compañero y yo nos pasamos toda la clase haciendo muecas y todo tipo de ruidos extraños mientras ella escribía en la pizarra. Nos parecía muy divertido, y cuando se daba la vuelta, fingíamos estar escribiendo atentamente. Al final de la clase, dijo: “Deberes: todos tendrán dos problemas, y los graciosos de la tercer mesa, cuatro”. Resultó que la pizarra era brillante y nosotros, dos idiotas, nos reflejábamos perfectamente en ella.
  • El profesor de economía gritó en la primera clase: “Regla número uno: todos los móviles deben estar apagados. Si oigo uno, ¡lo tiro por la puerta!”. Y entonces sonó su propio celular. Abrió la puerta, lo tiró y dijo: “Es mi esposa, de todas formas no quería hablar con ella”.
  • Recuerdo que en 6º de primaria teníamos una profesora de matemáticas muy mala. Una vez, al principio de la clase, sacudió delante de nosotros un cuaderno partido por la mitad, gritando que eso les pasaría a todos los cuadernos con deberes hechos incorrectamente. © Alexandra Orekhova
  • Un compañero de clase le molestó tanto a un alumno mayor que este le prometió hablar con él después de clase. Este compañero estuvo tan nervioso todo el día que se escapó de su última clase. Todos pensaron que se había ido, pero no, trajo dos gatitos de la calle para encontrarse con aquel alumno. No solo terminó la pelea, porque no está bien atacar a alguien con gatitos, sino que también encontró un nuevo dueño para ellos: el mismo alumno de secundaria.
  • Nuestro profesor tenía una forma creativa de tratar a los alumnos que dormían en clase. Si se daba cuenta de que alguien se quedaba dormido al final de la clase, nos decía a todos que saliéramos del aula lo más silenciosamente posible. A los recién llegados les pedía que no hicieran ruido al entrar. Con el tiempo, los dormilones se despertaban y al principio actuaban como si no hubiera pasado nada. Solo al cabo de unos minutos se daban cuenta de que algo iba mal. Empezaban a mirar a su alrededor y, al no reconocer a nadie en el aula, miraban el reloj y salían corriendo. © icusmiling / Reddit
  • A la hora de comer, en el último curso, una araña cayó sobre la mesa justo delante de mí. Naturalmente, me asusté, grité y salí corriendo por la puerta. Unos minutos después, volví y todos en el comedor, entre 200 y 300 personas, se reían y me señalaban con el dedo.
  • Tuve una profesora de biología a la que le gustaba hacer pruebas relámpago, caminando entre las filas de mesas, señalando a un alumno y haciéndole una pregunta. Era un ritmo muy veloz. Una duda, suspendido; una respuesta incorrecta, suspendido. Y así fue como obtuve mi primera y única nota baja. © Murcella / ADME
  • Tuve una profesora de matemáticas que confiscaba los walkmans de todo el mundo, aunque los audífonos estuvieran colgando de la mochila. Un día, mi compañero entró en clase, se sentó y se puso unos cascos enormes. La profesora de matemáticas se empalideció de rabia y le dijo que abriera inmediatamente su mochila para confiscarle el dispositivo. Él abrió la cremallera de su mochila y había una pequeña calabaza con el cable de los cascos metido dentro. La profe volvió a su mesa llevándosela consigo. © Torrac / Reddit
  • Cuando estábamos en secundaria, teníamos un “chat”. En aquella época, no todo el mundo tenía acceso a Internet, y el “chat” era un cuaderno en el que escribíamos entre 8 y 10 personas de nuestra clase. Escribíamos en él lo que nos pasaba en la vida, hablábamos de profesores, de problemas, de novios, incluso nos peleábamos. Este cuaderno se pasaba por las filas, a veces volaba de un rincón a otro de la clase. Era una especie de red social en modo offline.
  • Mis mejores recuerdos escolares son de mi profesora de física. Solía correr por la clase gritando: “¡Soy una molécula! Estoy aquí y ahora ahí. ¡Y ahora viene la difusión!”. En ese momento agarraba a un alumno por el brazo y empezaba a dar vueltas con él.
  • Hace 30 años, una joven profesora nos enseñaba a coser toallas femeninas: con relleno de algodón y tiras de velcro. Nos dijo: “Niñas, una falda se la pueden comprar sus padres, pero es poco probable que encuentren estas cosas en algún sitio”. Y todo el mundo estaba contento hasta que la madre de una chica se quejó al director de que hacíamos tonterías y no cosíamos faldas u otras prendas. Dijo indignada: “¡¿Cómo voy a enseñarle a mi esposo lo que mi hija está aprendiendo en la escuela?!”. La profesora dimitió justo a mitad de curso.
  • Cada semana, la directora organizaba “filas de la vergüenza”, en las que humillaba a los alumnos transgresores. Un día me llamaron por haberme teñido el cabello de rosa. Me gritó: “¡Eres una vergüenza para nuestra escuela!”. Entonces nuestra profesora no pudo aguantarlo más: “Fue esta ’vergüenza’ la que nos dio el primer puesto en la Olimpiada de Matemáticas de la ciudad y el ’oro’ en el concurso de oratoria”. La directora se calló y no volvió a tocarme.
  • Recuerdo lo asustados que estábamos en sexto curso, íbamos a tener clase de geografía por primera vez. La profesora nos miró con una cara triste y se fue al fondo del aula. Volvió con un pañuelo, se lo ató a la cintura y dijo: “El ecuador es la cintura de la Tierra”. Y en ese segundo, los 30 niños nos dimos cuenta de que íbamos a estar bien en esta escuela. © Alya Sinetskaya

Por cierto, las escuelas de los distintos países tienen sus propias peculiaridades. En Alemania, por ejemplo, los alumnos aprenden a montar en bicicleta. Mientras que en Finlandia crearon un método infalible para acabar con el bullying.

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