19 Orgullosos padres compartieron las palabras y acciones más encantadoras de sus hijos

Historias
hace 3 años

Cuando observamos a un niño, es posible ver la inocencia, la ingenuidad y la curiosidad asomar en sus ojitos. Los más pequeños de la casa son capaces de sacar sonrisas en los momentos más difíciles, de enternecer los corazones más fríos y de asombrar a las personas más distantes. Y es que, aunque sean solo niños, estas personitas pueden ser los seres más increíbles y maravillosos, con las ocurrencias más bellas y divertidas.

Son muchas las personas que han querido contar las ocasiones en las que sus hijos los dejaron atónitos con sus acciones y palabras, y en Genial.guru queremos compartir contigo las ocurrencias más tiernas de los más pequeños.

  • Una vez, cuando mi pequeño tenía casi 5 años, estábamos junto a otro niño en una sala de espera. Un señor se acercó y les preguntó:
    —¿Qué mamá es más linda?
    El otro niño obviamente respondió que la suya, y mi hijo lo miró a los ojos y le dijo:
    —Yo pienso que todas las madres son igualmente hermosas.
    El señor sonrió en silencio y yo me sentí muy orgullosa de mi hijo. © Rodríguez Kathy / Facebook
  • Hace tiempo, cuando mi hija mayor tenía 4 años, estábamos viendo la película de Aladdin, y por curiosidad le pregunté qué deseos pediría si tuviera una lámpara maravillosa, creyendo que iba a pedir cosas de su edad, como vestidos, juguetes, etc. Su respuesta fue:
    1. Que su hermana caminara como ella.
    2. Que su hermana hablara.
    3. Que su hermana pudiera hacer todo lo que ella hacía.
    Cabe señalar que me cayeron lágrimas, ya que mi segunda hija tiene un retraso mental. Poco a poco y con los años, los deseos de mi hija se han ido cumpliendo, con esfuerzo, amor y dedicación. © Yomi García / Facebook
  • Mi hijo tenía 3 años cuando lo llevaron a una tienda donde vendían cosas para la playa. Había unas cosas que sirven para flotar y él quería una. Mi mamá le dijo que no había para varones (solo había de color rosado), a lo que él respondió que solo era un color y que las niñas y los niños podían usar el color que quisieran... Al año ya estaban rotos, pero me agradó saber que lo que le digo no le entra por un oído y le sale por el otro. © Roxana Contreras / Facebook
  • Cuando mi hija tenía 6 años, hubo una crisis económica que ocasionó que muchas personas perdieran su casa. A mi hija no le gustaban los desayunos de la escuela, así que ella siempre llevaba su lonche. Empezó a pedirme más y me sorprendí, porque sabía que ella era la única que llevaba lonche, así que no creía que compartiera con los demás. Un día, cuando la llevé a la escuela, esperé un momento y en eso llegó su amiguita. Ambas corrieron al carro de ella y entregaron el lonche. Resulta que su amiguita y su familia habían perdido su casa y vivían en el auto. Mi hija llevaba el lonche para los niños más pequeños y no me lo dijo para no apenar a su amiga. © Aracely Estrada/ Facebook
  • Mi niña, con 5 años, empezó a perder los dientes. Estábamos en un súper y yo estaba pagando en la caja, cuando mi hija me contó que había perdido otro diente. En la fila había un señor mayor, que le dijo:
    —Jajaja, se te caen los dientes, te vas a quedar como yo, sin dientes.
    A lo que ella respondió:
    —Sí, pero a mí me van a salir nuevos, a usted no. © Alba Lucy Priori / Facebook
  • Mi hijo y yo tenemos un minipuesto de taquitos, y él me ayuda a cobrar y a atender las mesas. La verdad, es muy cansador y no ganamos mucho. Un día llegó una señora que traía a dos niños, un niño y una niña. Les compró dos tacos a cada uno y no pidió nada de beber. Los niños le pedían más y la señora se limitó a pagar. Mi hijo me dijo:
    —Dales una torta y agua y yo te los pagaré. © Ericka Godinez / Facebook
  • A mí me sorprendió que a la edad de 3 años y medio, una persona vio a mi hija después de cierto tiempo y le dijo:
    —Ya estás muy grande.
    Ella respondió:
    —Obvio, el tiempo pasa y yo tengo que crecer.
    Además, a ella le gusta vestirse de pantalón, no le gustan los vestidos ni las muñecas, así que cuando un día su abuelita le dijo que le tenían que comprar ropa de niña y juguetes, ella le respondió:
    —La ropa y los juguetes no tienen género, abuelita... © Kari Ocampo / Facebook
  • Tengo un pequeño de 9 años al que siempre le ha gustado ahorrar lo que le dan sus tíos y abuelos. Un día me dijo:
    —Mamá, si falta algo para comer o algo para casa, solo dime, yo te daré la plata para que compres lo que se necesita.
    Ese día me di cuenta del gran hombre que estoy criando. © Camila Chavez / Facebook
  • Cuando mi hijo iba a la primaria, en el recreo les daban vasos y platos de plástico no desechable y los niños dejaban los platos en cualquier sitio, pero si los juntaban y los llevaban a la cooperativa, se los cambiaban por $1 de comida. Mi hijo recogía platos por el equivalente a una comida y agua y se los daba a un niño que no llevaba para comer. Me siento muy orgullosa de él, tiene un gran corazón y siempre ayuda a los demás cuando puede. © Choysita Feliz DE LA Vida / Facebook
  • Hace tiempo, cuando mi hijo tenía 6 años, vio a una mujer sentada con un bebé en brazos pidiendo limosna afuera del banco donde yo fui a hacer unos trámites. En eso me dijo:
    —Mamá, pobre señora, tendrá hambre. ¿Puedes por favor invitarle el almuerzo que me ibas a comprar en el restaurante?
    De verdad se me llenaron los ojos de lágrimas y le dije:
    —Hijo, no es necesario que dejes de comer tú para dárselo a la señora.
    Hubieran visto la carita de felicidad de mi niño cuando le entregó la comida a la señora. © Lurica Jackeline Reyna Montañez / Facebook
  • Mi hijo tiene 14 años y ya está en la secundaria. Siempre ha ido a buenos colegios y es muy inteligente. Le encanta el deporte, los videojuegos y a veces me ayuda con los quehaceres del hogar. Cuando comenzó la pandemia, él recibía clases virtuales. Un día me di cuenta de que ya había pasado su hora de escuela, y lo vi sentado en su computadora. Entonces le pregunté:
    —¿Qué estás haciendo en la computadora?
    Mi hijo me respondió:
    —Les estoy dando tutoría a dos de mis compañeros de clase. © Maira Campos / Facebook
  • Algo curioso que me pasó con mi niña: estaba por llegar el día de Reyes y empezó a hacer su carta. En esos días mi celular se rompió, y lo utilizaba para todo tipo de emergencias, y más cuando mi papá se enfermaba. Su carta me hizo llorar, decía:
    “Queridos Reyes Magos: me he portado bien. Solo quiero una muñeca y un celular, pero ese es para mi mamá, porque el suyo se le quebró y lo necesita mucho. Gracias”. © Liz Martínez / Facebook
  • Tengo una hija que en realidad es mi hijastra. En ese entonces ella tenía 6 años y yo estaba embarazada. La mandé a ir donde un familiar y allí le dijeron:
    —Ahora que tu madrastra va a tener un bebé, no te va a querer igual que al niño. El bebé te quitó el puesto.
    Ella respondió:
    —Bueno, primero que todo, mi hermano no viene a quitarme el puesto, porque mi mamá nos quiere por igual, y además ya me sé bañar, comer, peinar y todo lo demás, en cambio mi hermano no sabe eso, y por eso mi mamá y mi papá van a estar más al pendiente de él. Mi mamá me ama tanto como a mi hermano. © Flor Maria ʚïɞ Rubiano / Facebook
  • Mi hijo tendría unos 6 años. Para su cumpleaños le dije que podría celebrarlo en el Burger King, donde también había toboganes. Cuando fuimos a comprar las invitaciones para sus compañeros de clase, él quería para todos, y yo le dije que eran demasiados y sería muy caro, que solo invitaríamos a los que eran más amigos suyos.
    Muy serio, me dijo que le daban pena los que se quedarían sin invitación. Me pidió que no le comprara ningún regalo a él y con ese dinero ya tendría suficiente para que todos pudieran ser invitados. Me dejó emocionada. Por supuesto que hice un esfuerzo e invité a todos, y también le compré su regalo. © Isabel Romero Cazorla / Facebook

¿Cuáles son los comentarios más increíbles que has escuchado decir a tus hijos? ¿Cómo te sentiste cuándo los dijeron?

Imagen de portada Rodríguez Kathy / Facebook

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Mi tercer hijo cuando tenia 8 años un día me dijo: Mamá, no sé que hacer con mis $20, si ayudar a mi abuela con su comida o a mi hermano para la preparatoria. Mi corazón se lleno de orgullo.

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