Muchas personas esperamos que las anécdotas que cuentan nuestros pequeños sean a modo de cuento de hadas, con arcoíris y finales felices. Pero a veces pareciera que los niños han tomado una clase sobre la mejor literatura de terror y decidieron que ellos serían los siguientes maestros del género. Y parece que lo van a lograr, pues son relatos capaces de generarnos un mal sueño.
- Tuve amenaza de aborto con mi primer hijo, por lo que estuve en reposo absoluto por varios meses. Le pedía a mi mamá ya fallecida que lo dejara conmigo, que lo amaba. Una noche soñé con ella, tenía una camisa roja y un maquillaje precioso, estaba sosteniendo un bebé. Me dijo: “Tranquila, Luciano está bien, mira qué bonito es”. Yo vi a mi hijo antes de que naciera, mi mamá me lo mostró, y fue hermoso. © Daysi Silvera / Facebook
- Yo tengo un niño de 11 años que, cuando estaba entre los 4 a 8 o 9 años de edad, siempre me decía que tenía tres hijos. Quería ahorrar para sus hijos, pero me decía muy seguro que eran una hija y dos hijos. Ya se le pasó, pero por varios años estuvo así. © Elza Kmila Garcia Flores / Facebook
- Cuando yo tenía más o menos 3 o 4 años le contaba a mi mamá sobre un amigo llamado Robertico, con el que jugaba en un salón muy amplio, iluminado y limpio, de piso y paredes blancas, llamado el palacio de los juguetes. Aún hoy tengo una imagen de aquel lugar en la memoria, aunque no puedo recordar nada de mi amigo. Mi madre le puso Roberto a mi hermano menor por aquellas historias mías. © Carlos Gutiérrez / Facebook
- Mi hija, a los 6 meses, cuando empezaba a tomar agua, se ahogaba muy feo, se ponía morada y estábamos un rato largo hasta que se le pasaba. Lo extraño era que se ahogaba solo con el agua, no le pasaba con la comida, ni con la leche, ni con los jugos. Su pediatra no encontraba la razón y esto le pasó hasta los 4 años aproximadamente. No sé si creer en vidas pasadas, pero mi hija se ahogaba solo con el agua, tenía pesadillas recurrentes con que caía de un barco y tiene una marca de nacimiento en el pie en donde ella, en sus pesadillas, decía que tenía los pies atados. Quizá sean muchas casualidades, no lo sé, nunca lo sabré, pero por suerte, ahora, con 6 años, ya no tiene ni las pesadillas ni se ahoga. © Mercedes Emilia Roselló / Facebook
- Un día, entré a la habitación de mi hijo, él tenía 3 años en ese momento, y me dijo que saludara a su amigo Vicente. Me llamó la atención porque él no conocía a nadie con ese nombre. Le pregunté, “¿Cómo es Vicente?”. Me dijo: “Igualito al abuelo Juan y al tío”. Mi abuelo, papá de mi papá, se llamaba Vicente y había fallecido 13 años antes de que mi hijo naciera. Y no había fotos ni se lo nombraba porque mi papá casi no tenía relación con él. © Lore Friguglietti / Facebook
- Mi niño, al año y medio, empezó a tener un amigo imaginario. Siempre elegía lugares oscuros para jugar con él, como los clósets, debajo de las camas, sonreía mucho, pasaba horas jugando. Le puso Tony, y yo decía “se le pasará”. Pasó mucho tiempo así, cuando nos mudamos de Baja California, pensé “por fin se irá el amigo”. Después, mis niñas empezaron a tener pesadillas con un niño que siempre estaba llorando afuera de la habitación y en sus llantos decía que su familia lo había abandonado, y ellas despertaban antes de que el pequeño volteara a verlas. Aun así, por un tiempo nos olvidamos de Tony, porque ya me estaba asustando porque mi niño a veces tenía la espalda rasguñada. Pasó un año y mi hijo me dijo: “¿Te acuerdas de Tony? Ya nos encontró y está muy feliz de vernos”. Después de un tiempo, nos volvimos a mudar y se volvió a perder. Ahora mi hijo tiene 14 años y recuerda todo, hasta lo dibuja, pero parece un niño de la Edad Media. © Yoland Southian / Facebook
- Anoche le pregunté a mi hija si se acordaba de cuando estaba en la panza y me dijo que ella ya no quería estar más allí y que me empujaba con las piernas. Después me dijo: “Mamá, a ti te cortaron y me sacaron”. Yo ahí quedé en estado de shock, porque tuve cesárea, pero ¡nunca le he contado cómo nació ella! Tiene 4 años y nadie le ha contado cómo ella nació, esto es una locura. © Nancy Go / Facebook
- Cuando mi hija más pequeña tenía entre 3 y 4 años, nos decía, al pasar por cierta avenida, que ella vivía por ahí y señalaba con su manita la ruta. Decía que tenía un rancho y vacas, que tenía que ir. La primera vez que escuchamos esto, mi hija mayor y yo solo nos miramos, ya que la pequeña insistía en ir. Cada vez que tomábamos esa avenida ocurría lo mismo. Al día de hoy, le pregunto cómo sabía eso y dice acordarse de qué era lo que decía, pero no se acuerda por qué lo decía. Hace un tiempo me enteré de que en un rancho cercano falleció una mujer, dueña de ese rancho ganadero, el cual ahora está abandonado. ¿Será que ella reencarnó en mi hija? © Olga Valdez / Facebook
- Mi padre estaba en el hospital justo el día que nos dieron los resultados de la amniocentesis de mi bebé. Nos dijeron que era una niña y estaba sana. Después de darle la noticia a mi papá, falleció, estaba esperando saber para irse. Se fue el día del año que más le gustaba. Mi hija, que va a cumplir 16, de pequeña decía que jugaba con el abuelo y nosotros le decíamos: “No, es tu abuela, tu abuelo no te conoció”. Y ella insistía que sí tenía abuelo. © Encarna Cruz Rodriguez / Facebook
- Mi hija tenía unos 6 años cuando tuve un accidente con ella de la mano. El golpe lo recibí solo yo, y ella, no sé cómo, apareció sentada en la acera sin un solo rasguño. Fue como si me la quitaran de las manos para ponerla a salvo. Me tuvieron que enyesar un pie y en esos días me dijo la niña que por las noches unos señores iban a verla, que le decían que yo me iba a poner bien y que la querían mucho. Yo me quedé perpleja y le pregunté quiénes eran y me dijo que era un señor y una señora y que nos querían mucho. De repente sentí que podían ser ellos y le enseñé una foto de mis abuelos, y me dijo: “Sí, mamá, son ellos. ¿Los conoces?”. Y le dije: “Sí, son tus bisabuelos y han venido a cuidarte, no les tengas miedo”. Me soltó y dijo: “Sí, eso ya lo sé, me lo dicen todos los días”. Así estuvo mucho tiempo, de pronto, un día dejó de verlos y ya no se acuerda. Pero sé que estuvieron, y siguen estando, conmigo y con mis hijas en todo momento. © Esperanza Ocaña Hernandez / Facebook
- Mi hermano tenía aproximadamente 2 o 3 años y un día le pidió a mi mamá que lo llevara a la estación de trenes. En ese momento, le dijo que quería ver la locomotora que estaba “mala” y guardada allá, indicando un lugar que no se veía y la gente no sabía que existía. Mi mamá habló con un guardia y le comentó lo que el niño decía, a lo que el guardia respondió: “Ahí hay una locomotora desde hace un tiempo, era la que el Ingeniero Gutiérrez estaba arreglando cuando lamentablemente falleció”. El cuento corto es que el guardia le pidió permiso a sus jefes y llevó a mi mamá y a mi hermano hasta ese lugar. Mi hermano le dijo: “Mami, la locomotora está mala en ese lugar” e indicó el motor. Resulta que a los nueve meses de que falleciera el ingeniero, que era el hermano de mi papá, nació mi hermano. © Crismondamar Cano Gutiérrez / Facebook
- Cuando mi hijo mayor tenía 3 años, ahora tiene 7, un día llegamos al panteón, se paró en la puerta del lugar y, levantando sus manos, dijo: “Por fin vuelvo al lugar donde nací”. Me dio escalofríos y lo dejé pasar. Un rato después, se acercó a mí y dijo: “¿Quieres conocer la tumba de mis padres?”. Sentí que algo helado me pasaba por la espalda. Y así durante varios meses me platicó de su vida pasada, que él estaba casado, que araba la tierra y que tenía hijos. Yo solo lo escuchaba y no sabía qué decirle. © Rakel Domiinguez / Facebook
- Mi hijo le dijo a mi nieta que le mostraría la foto de su tío, mi hijo mayor que falleció dos años antes de que ella naciera. Ella se emocionó por conocerlo, pero al mostrarle la foto, la niña la vio y se fue sin mostrar mayor emoción. Le preguntó mi hijo si no le daba gusto conocer por fin a su tío y ella dijo: “Es que yo ya lo conozco”. Mi hijo, sorprendido, le preguntó de dónde lo conocía, y ella dijo: “En el cielo él me cargaba y siempre jugaba conmigo” y se fue a seguir jugando. Mi nieta tenía 3 años. © Qetita Kzas D’Salazar / Facebook
- Cuando mi niña tenía 3 años, ahora tiene 6, yo estaba lavando el baño y me preguntó si la dejaba lavar. Obviamente, le dije que no, que era muy peligroso, además había mucho jabón y se podía resbalar. Inmediatamente, le cambió el semblante, se enojó y empezó a decirme que ella sí podía lavar el baño porque con la otra mamá tenía que levantarse temprano, hacer el quehacer e irse a estudiar. Dijo que la mamá estaba muy enferma y a ella le tocaba hacer todo. Que una vez, llegó de la escuela y la mamá había fallecido. Lo más raro fue que después de varias horas se acostó y se quedó dormida un rato, cuando despertó, miraba hacia arriba como si tratara de tomar algo y decía que veía una burbuja, que allí iba su mamá. Obvio yo estaba helada, ella persiguió tanto la burbuja hasta que “salió” por la ventana del cuarto y cuando ya se fue, me dijo: “Ahora sí puedes ser mi mamá, mi otra mamá me acaba de decir que me porte bien, que tú me vas a querer mucho” y jamás volvió a hablar del tema. © Pilar Agudelo / Facebook
¿Cuál es la anécdota más peculiar que han contado los pequeños de tu familia? ¿Qué experiencia inexplicable viviste tú cuando eras niño y aún recuerdas con lujo de detalle?
Ten en cuenta: este artículo se actualizó en noviembre de 2022 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.