Sus obras me parecen de lo más original
20+ Datos sobre el genio del modernismo, Antoni Gaudí, quien durante toda su vida libró una guerra contra las líneas rectas
Es imposible imaginar la Barcelona moderna sin las creaciones del maestro Antonio Gaudí. Sus edificios parecen haber bajado desde las páginas de cuentos de hadas fantásticos. Y la Sagrada Familia, que está en construcción desde hace 138 años, se ha convertido en un auténtico símbolo de la ciudad. La vida del propio arquitecto fue espinosa: pérdidas, fracasos y enfermedades no dejaron de azotar al genio. Sin embargo, su dedicación a su amado trabajo siempre lo mantuvo a flote.
Hay muchas leyendas sobre las peculiaridades de Gaudí. Genial.guru ha estudiado cuidadosamente la biografía de Antonio y comparte contigo algunos de los datos más interesantes de la vida del representante más brillante del modernismo en la arquitectura.
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El futuro arquitecto nació en 1852 en la familia de Francesc Gaudí i Serra y Antònia Cornet i Bertran y fue su quinto hijo. De sus hermanos y hermanas, ninguno vivió más de 35 años y dos murieron en la primera infancia. Estas tragedias dieron lugar a rumores de una terrible maldición que recaía sobre la familia. Sin embargo, el propio Antonio vivió 73 años, dejando un rico legado que cambió para siempre el rostro de Barcelona.
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El niño creció enfermizo y sufría de reumatismo, por lo que, en lugar de jugar con sus compañeros, se dedicaba a contemplar la naturaleza mediterránea: cómo las nubes flotan en el cielo, la hierba se mece con el viento, a Gaudí no se le escapaba ni un detalle. A veces estaba tan débil que no podía caminar solo y tenía que montar en burro.
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Tanto el padre como la madre del niño procedían de familias de herreros. Viviendo en la región vitivinícola de Tarragona, los hombres de la familia de Antonio fabricaban equipos para los productores de esta bebida. Más tarde, Gaudí dijo más de una vez que las calderas y las bobinas (tubos curvos) que observaba de niño le formaron el hábito de pensar en tres dimensiones. La influencia de las formas espirales y curvas es claramente visible en la arquitectura de Antonio.
Formas curvas en la arquitectura de Gaudí: Portal Miralles.
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El primer intento de Antonio de ingresar a la Facultad de Arquitectura fracasó. El joven tenía que aprobar 3 exámenes: de francés, de dibujo de figuras y de dibujo de edificios con acuarelas. Y por paradójico que parezca, el creador de la Sagrada Familia falló en la última prueba.
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En Barcelona, Gaudí era un participante activo en distintos eventos culturales: reuniones literarias, filosóficas, científicas, todo resultaba curioso para su ávida mente. El joven caminaba mucho, inspirándose con la belleza de su Cataluña natal.
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Al célebre catalán le tomó 5 años de arduo trabajo finalmente poder cumplir su sueño y entrar en el Colegio Provincial de Arquitectos. En 1878, a la edad de 25 años, Gaudí recibió el ansiado diploma y se convirtió en urbanista profesional.
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Gaudí combinaba sus estudios con el trabajo de dibujante para los experimentados arquitectos Emilio Sala y Francisco Villar. Paralelamente, estudiaba artesanía, realizaba pequeños trabajos (cercas, pabellones, farolas), diseñaba muebles y participaba sin éxito en concursos y exposiciones de habilidades arquitectónicas.
Farola de Gaudí en Barcelona.
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En su juventud, Antonio era un verdadero dandy de ojos celestes. Vestía trajes caros, usaba guantes de cuero de cabrito y sombreros de copa de seda, tenía una colección de pañuelos para el cuello y era un habitual del teatro y la ópera. Y con las primeras becas de la universidad se compró un reloj de oro, que hacía pasar por reliquia familiar para integrarse en la alta sociedad de Barcelona.
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Sin embargo, no tenía suerte con los zapatos. Gaudí no podía usar zapatos nuevos y le pedía a su hermano que los usara primero, y cuando él murió, los zapatos del maestro eran estirados por sus alumnos, quienes los golpeaban con martillos.
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En cuanto a la personalidad, el “poeta de la piedra” era enérgico y amable, aunque lo escondía de todas las formas posibles detrás de su comportamiento autoritario. A pesar de sus tormentosos romances, su vida personal no funcionó. Habiendo recibido un par de rechazos, el hombre se dedicó por completo a su amada creación: la arquitectura.
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En 1883, comenzó a materializarse el primer gran proyecto de Gaudí: la Casa Vicens, de estilo modernista catalán. El maestro prácticamente vivía en el sitio de construcción y dirigía el proceso personalmente, obligando a los trabajadores a rehacer lo que no le gustaba: se podían demoler habitaciones enteras.
Casa Vicens
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En general, 1883 fue un punto de inflexión en la carrera del urbanista. Le trajo a Antonio el encuentro con Eusebio Güell, quien se convirtió en su amigo y mecenas. El dinero y el talento se unieron para remodelar Cataluña.
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El ingenioso maestro era un perfeccionista y no toleraba decisiones banales (lo que se puede ver en su obra). Cuenta la leyenda que, durante la construcción del banco de mosaico en el Parque Güell, Gaudí les pidió a los trabajadores que se sentaran sobre cemento fresco con los pantalones bajados, para que el banco fuera lo más cómodo posible.
El banco del Parque Güell.
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El genio veía el mundo de manera diferente no solo en el sentido figurado, sino también en el sentido literal. Gaudí tenía ojos diferentes: uno era hipermétrope, el otro era miope, pero no le gustaba usar lentes, así que no lo hacía, alegando que los griegos nunca usaron lentes y eso no les impedía ser excelentes constructores.
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Habiendo recibido en 1883 el nombramiento del constructor de la Sagrada Familia, el arquitecto trabajó en otras estructuras, aunque de menor escala, como el Palacio de Astorga con notas neogóticas, el Palacio Güell, Casa Calvet, cripta de la Colonia Güell. Y las tan originales Casa Batlló (“La casa de los huesos”) y la Casa Milà (“La Pedrera”) se convirtieron en la personificación de la guerra librada por Antonio contra las líneas rectas.
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El proyecto de la Casa Milà fue innovador para su época. Gaudí soñaba con construir en ella rampas por las que los residentes pudieran conducir hasta sus departamentos incluso en los pisos superiores. Sin embargo, el cliente boicoteó la fantástica idea y las rampas se transformaron en el primer estacionamiento subterráneo.
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Gaudí, que no participó en la construcción de la Sagrada Familia desde el principio, en la primera etapa hizo modificaciones menores al proyecto de Villar. Sin embargo, junto con el desarrollo de su personalidad creativa, la apariencia del futuro edificio al que dedicó más de cuatro décadas de su vida, rechazando lucrativos contratos en París y Nueva York, sufrió un cambio. Como resultado, lo que vemos ahora no se parece en nada a la basílica neogótica en forma de cruz que se planeaba originalmente.
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El “torero del arte” construyó la maqueta del templo con pequeños sacos de arena suspendidos. Solo años después los investigadores conectaron los puntos de las bolsas y obtuvieron un modelo espacial del edificio. ¿Qué tal este modelado en 3D de principios del siglo XX?
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El maestro tomó prestadas las formas geométricas de las columnas y las bóvedas del templo de la naturaleza. Si miras la bóveda que corona el interior de la nave de la basílica, se asemeja a las copas de los árboles, a través de las cuales penetran los rayos del sol. Y en la fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia se reproducen con minuciosa precisión más de 100 especies de plantas y la misma cantidad de animales.
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Todas las figuras de la fachada del templo son de tamaño natural. Para crearlos, Gaudí decidió hacer moldes usando personas vivas, pero cuando la idea falló, se decidió buscar voluntarios que aceptaran posar para el escultor Matamala. Así, el vigilante de la catedral se convirtió en Judas, el nieto de uno de los trabajadores, en el niño Jesús, y un yesero buen mozo, en David.
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La arquitectura única de la basílica evoca muchas asociaciones contradictorias: una acumulación de nidos de termitas, una casa de pan de jengibre de una bruja malvada, un bosque petrificado. George Orwell describió el templo como “uno de los edificios más horribles del mundo”. Salvador Dalí, por el contrario, destacaba su tenebrosa belleza y apariencia comestible.
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Antonio era un vegetariano estricto. Con el tiempo, el estilo de vida del arquitecto se volvió cada vez más ascético. Para el almuerzo, podía comer un par de hojas de lechuga bañadas en leche. Una vez estuvo a punto de morir de desnutrición y empezó a comer normalmente solo cuando el sacerdote le recordó sobre su misión de construir la Sagrada Familia. Gaudí opinaba que el agua es el mejor alimento.
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Una de las rarezas de “un genio o un loco” era el hábito de llevar un huevo crudo en el bolsillo del pantalón. Gaudí admiraba sus formas ideales y confiaba en la fuerza fenomenal de la cáscara.
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En los últimos años de su vida, Antonio llevó una existencia ermitaña y prácticamente no salía de su taller en la obra, salvo aquellos casos en los que era necesario buscar fondos para que no cesara el trabajo en su principal creación.
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Un día de junio de 1926, Gaudí fue atropellado por un tranvía y los taxistas se negaban a llevarlo al hospital, sin reconocer al brillante arquitecto en aquel hombre vestido en harapos. En la institución médica donde finalmente fue llevado, el maestro recobró el sentido, pero se dio cuenta de que sus días estaban contados. Dos días después, Antonio dejó de existir, a diferencia de sus obras de arte, las cuales atraen a multitudes de turistas de todo el mundo a Barcelona para admirarlas.
¿Qué emociones te generan los peculiares trabajos del arquitecto?
Comentarios
Me gustó saber sobre su vida
Ojalá algún día pueda visitar Barcelona
Impresionante la Sagrada Familia
La arquitectura de Gaudí es única