20+ Desafortunados que preferirán pasar la noche en una estación de trenes antes que volver a alquilar una vivienda

Gente
hace 3 años

La confrontación entre el propietario y el inquilino es una fuente inagotable de bromas. Después de todo, los propietarios simplemente están condenados a cuidar la seguridad de su propiedad todo el tiempo. Y aquellos que buscan un rincón temporal se ven obligados a palear toneladas de anuncios para encontrar algo decente que no tenga el precio del palacio real. Y rogar por que el dueño no llegue de repente con una revisión del departamento en un mal momento.

En Genial.guru deseamos sinceramente que todos se encuentren con inquilinos y propietarios excepcionalmente buenos. Por nuestra parte, acabamos de leer historias candentes sobre lo peculiares que pueden ser a veces los propietarios.

  • Mi amiga y yo alquilábamos una habitación en un departamento donde también vivía la dueña. No se nos permitía usar la cocina, era la condición de la renta. Bueno, no nos importó, comíamos en la cafetería. Un día llegamos a casa y notamos que de nuestra habitación habían desaparecido un jugo y una sandía que habíamos comprado ese día. Fuimos con la dueña. Resulta que ella los puso en el refrigerador, “para que no se echaran a perder”, está bien. Por la mañana nos levantamos y fuimos a la cocina por nuestros productos, pero solo encontramos restos de sandía y la caja vacía de jugo en la basura. Fuimos con la dueña otra vez. Ella dijo: “Y bueno, les advertí que no podían usar la cocina”. El círculo se ha cerrado. © Madre de Howard / Genial.guru
  • Alquilamos el departamento de una anciana medio loca. Y empezamos a tener “esos días” cada mes. Días de pago de la renta. Todos los meses la anciana se ponía a llorar y decía que le habíamos pagado mal la cantidad, que la habíamos engañado. Bueno, cada vez le mostrábamos los recibos y sus firmas en el acto de entrega del dinero.
    La tortura no duró mucho, unos nueve meses. Nuestro departamento ya estaba terminado y nos mudamos. Parecía que la historia había terminado. Pero nada que ver. Dos meses después, nos llamaron de la policía y nos dijeron que se nos había denunciado por motivo de que le habíamos “robado todo” a una anciana. El oficial que llegó vio a la anciana acostada en el sofá toda llena de lágrimas.
    —¿Qué se robaron, doña?
    —El armario.
    —¿Este que está aquí?
    —Sí...
    —Entiendo. ¿Qué más se robaron?
    —El sofá.
    —¿Este?
    —Sí...
    Al final, el policía jugó al juego de “ayuda a la anciana a encontrar los muebles de la casa” unos 15 minutos más y se negó a comenzar un procedimiento penal. © epuR******** / Pikabu
  • Una vez alquilábamos medio dúplex. La otra mitad estaba en una larga renovación, preparando todo para que los inquilinos se mudaran, y estábamos acostumbrados al ruido. Un día me di cuenta de que había un agujero en la pared y en el agujero ¡vi el ojo del dueño espiando! Nos mudamos después de dos semanas, incumpliendo el contrato, pero el propietario no presentó cargos. © Heidi McDonald / Quora
  • La mujer que me alquilaba definitivamente no era del todo adecuada. Por ejemplo, aparecía cuando yo no estaba en casa y encendía las luces de todo el departamento. Y, por supuesto, nunca lo admitió. Después me amenazó con cobrarme más porque la factura de la luz era demasiado alta. Así que decidí atraparla. Me tomé el día libre en el trabajo, apagué las luces y me encerré en mi habitación. La oí entrar, empezó a abrir todas las puertas del armario, expresando en voz alta su descontento conmigo. Y también prendió todas las luces, claro. De todos modos, cuando se fue, fui a la tienda, compré cerraduras nuevas y las cambié. © Barbara Saviano / Quora
  • Créanme, hay muchos menos propietarios adecuados que inquilinos adecuados. Tenía un caso con un departamento. Antes de irme, pagué todo lo que debía, pagué todos los servicios públicos de acuerdo con las fotos de los contadores, y luego entregué las llaves. Pasaron dos meses. La dueña me llamó y me preguntó por qué no estaba pagando los servicios, ya que yo vivía en el departamento y ella aún no había encontrado nuevos inquilinos. © Bash.im
  • Estábamos alquilando en un edificio donde cada departamento tenía acceso a la calle. Había un sótano debajo del departamento. Un día la dueña dijo que ellos iban a vivir en el sótano y que vendrían a bañarse y a cocinar. © Anna Maksimenko / Facebook
  • Era joven y le alquilaba un departamento barato a un anciano. El departamento no era muy bueno, pero a la edad de 18 años me alegraba de poder por fin vivir por mi cuenta. Y luego, un día desde la habitación vi una especie de movimiento en la ventana. Me acerqué (por suerte al menos estaba vestida) ¡y vi cómo por la ventana se asomaba el mismo viejo dueño! Grité y se fue. Terminé mudándome muy rápido. © Sue Gordon / Quora
  • Estaba buscando un departamento para alquilar y fui con mi novio a ver uno. Todo el tiempo el propietario le hablaba sobre el departamento a mi novio, pero bueno, no me molestó mucho. Y entonces dijo: “Firmemos el contrato”. Está bien, empecé a sacar los documentos. Pero el dueño me detuvo diciendo: “Solo hago tratos con hombres”. Yo le dije: “Qué pena, ya que iba a vivir sola”. Al final terminamos firmando el contrato. Cuando el dueño se iba, dijo: “Si hay algún problema, llámame” (de nuevo, a mi novio). Estuve enchilada toda una semana después de ese diálogo. © inessaisa / Twitter
  • Cuando éramos estudiantes, buscaba un departamento con un amigo y mirábamos los anuncios en el periódico. Llamamos a uno y escuchamos la voz de mando de una anciana:
    —Entonces, ¿quién va a vivir?
    —Dos estudiantes.
    —Así que este es el trato. Viviré con ustedes. Pagarán la renta y los servicios, tienen que estar en casa a las 21:00. No les dejaré usar la cocina, cocinaré yo misma. Ustedes solo tendrán que comprar productos. Yo les iré haciendo la lista. ¿Estudian bien? ¿Reciben becas? ¿Tienen novias?
    Mi amigo solo llegó a decir:
    —Eh...
    —Está bien, los llamaré en un minuto.
    Volvió a llamar y dijo lo siguiente:
    —En vez de tono de llamada, tienes música, no eres adecuado. —Y colgó el teléfono. © Verimalja / Pikabu
  • Recuerdo haber alquilado la habitación a una anciana. Parecía una santa. Resultó que estaba equivocada. La anciana no me dejaba bañarme: cortaba el agua; no dejaba que la tetera terminara de hervir porque el vapor haría que se cayeran los azulejos centenarios de las paredes. Tranquilamente se comía mi comida: “Bueno, quedaba un poco, solo una porción de sopa. ¿Tanto te cuesta compartir?”. Y yo había llegado para almorzar, contando con esa sopa. En aquella época, yo, como muchas chicas, llevaba un diario en el que anotaba mis pensamientos. Así que la anciana los leía cuando yo no estaba en casa. Un día vino su hijo, un muchacho parecido a su madre. Sin pedir permiso ni nada, entró a mi habitación y empezó a hacerme preguntas sobre quién era, de dónde era, qué estaba leyendo, oh, si era mi ropa interior la que se estaba secando. Apenas pude soportarlo durante un mes. © Gulnar Kasym / Facebook
  • Propietario potencial: “Si sus gatos en verdad saben comportarse, tengo un departamento de dos ambientes cerca del metro”.
    Yo: “Sí saben: hacen sus cosas solo en la bandeja sanitaria, no raspan los muebles”.
    Propietario potencial: “Miré la foto de sus gatos. Lo siento, pero no”.
    Oye, ¡¿qué tienen de malo mis gatos?! © Tihiipiket / Twitter
  • Mi novia y yo alquilamos un departamento de un ambiente cerca de la universidad. Al principio todo iba bien, pero luego empezamos a notar que el champú, el jabón y otros productos se agotaban muy rápido. Y las cosas quedaban fuera de su lugar. Nos dimos cuenta de que la dueña venía al departamento, así que fuimos a preguntarle: “¡¿Qué demonios?!”. La respuesta fue: “¡Son unos descarados! ¡Encima no saben ni cocinar! Me bañaba en su casa porque tienen contadores”. Nos sorprendió tanto su respuesta que nos fuimos por la mañana. Y ella quedó convencida de que tenía razón... © Happygerl / Pikabu
  • Alquilaba una habitación en el departamento de una anciana y me iba a casa los fines de semana. Noté que la cama había empezado a tener olor a pata y a perfume de otra persona. La anciana negaba todas mis acusaciones y se indignaba. Una vez volví un día antes y, ¡oh!, había un tipo roncando en mi cama. ¡Usando mi ropa de cama y mi computadora! Sin decir una palabra, junté las cosas y me fui. Resulta que la anciana, durante los fines de semana, alquilaba las habitaciones de aquellos inquilinos que se iban a casa esos días. © Gayane Ynadzhan / Facebook
  • Un día me desperté debido a que un niño corría por mi habitación. Fue la dueña de la casa la que decidió hacer una inspección sorpresa junto con toda su familia© arcadiaware / Reddit
  • ¡Oh, me había olvidado de una extraña dueña! ¿Cómo podría olvidarlo? No era mala, solo se sentía sola, aparentemente. Solía quedarse demasiado tiempo para tomar el té cuando venía a buscar el dinero de la renta. Y siempre hablaba de los hombres. Como si se hubiera encontrado con unas amigas.
    A mi vecina y a mí no nos gustaba la cocina del departamento: muy vieja, gastada, no daban ganas ni de entrar ahí. Y le dijimos a la dueña que tal vez, al menos el refrigerador (viejo y panzón) debería ser pintado... Se lo dijimos y nos olvidamos, no creímos que iba a hacer algo al respecto. Y entonces un día llegamos a casa y una niebla de aerosol salió volando de la cocina al pasillo: la dueña estaba casi desnuda pintando el refrigerador de rojo. © Ardna Skela / Genial.guru
  • Tenía una dueña, una señora mayor de buen aspecto. Alquilaba una habitación en su departamento de dos ambientes y ella vivía en la otra. Nos pusimos de acuerdo con anticipación. Pero cuando me mudé, resultó que no podía usar la plancha, no podía tener televisor en la habitación. No se me permitía lavar el piso, ya que podría arruinar el recubrimiento. Podía lavar la ropa, pero no podía colgarla en el balcón, ya que las tablas del piso se pudrirían, tampoco podía secar la ropa en el tendedero, ya que las sogas no aguantarían. Después de unos meses, mi dinero empezó a desaparecer, así que lo empecé a guardar en una caja fuerte en el trabajo. Y a partir de ese momento, empezó. Escuché todo tipo de cosas: que no le había pagado el mes de renta, que le debía por la olla y la mesa de la cocina, ya que también los estaba usando. Los vecinos de arriba habían inundado su departamento, así que tenía que hacer las reparaciones. Me mudé.
    Antes de alquilar, hay que discutir todos los pequeños detalles y si es posible, incluirlos en el contrato. Y no confíes en las ancianitas demasiado amables. La codicia y la arrogancia no dejaron de existir. © Elena Shvelidze / Facebook
  • En 2015, mi novia y yo nos mudamos de un departamento alquilado a otro. El inquilino anterior nos dijo que la estufa nunca funcionaba, ni el enchufe de la cocina. Por lo tanto, se tiró un cable de extensión a la cocina y se colocó una estufa portátil. Eso no nos molestó, no era nada para los estudiantes experimentados. Y luego, un fin de semana, mi novia se fue con sus padres y decidí hacerle una pequeña sorpresa. Llamé a un electricista. El electricista tan solo abrió la caja eléctrica y prendió el interruptor... © Dendibar / Pikabu
  • Cuando me mudé, vi que había un agujero del tamaño de un puño en una de las ventanas. Así que se lo dije al propietario. Y saben, su solución fue bastante creativa. En lugar de sustituir el vidrio, simplemente pegó un trozo de vidrio más grande sobre el agujero. Sí, hizo un parche de vidrio sobre el vidrio. ¡Qué hombre tan codicioso! © Wolf Krakowski / Quora
  • Mi novio y yo les alquilábamos un departamento a dos mujeres mayores. Eran bastante quisquillosas, nos revisaban todo el tiempo, siempre necesitaban saberlo todo. En una ocasión me retrasaron el sueldo, y lo necesitaba mucho. Estaba junto al teléfono, esperando el mensaje. Cuando el dinero llegó, grité muy fuerte: “¡Pues ya llegó!”. Lo escuchó mi novio. Fui a la sala y él estaba corriendo de un lado a otro, ordenando cosas. Al mismo tiempo, limpiaba el polvo, encendía la aspiradora, limpiaba las flores, levantaba sus calcetines. Sorprendida pregunté: “¿Qué te pasa? ¿Acaso ha despertado el experto de limpieza en ti?”. Me miró y dijo: “¡Pero dijiste que ya llegó!”. Pensó que le estaba dando una señal de que una de las dueñas había llegado. Creo que ahora tengo una frase que usaré cuando necesite limpiar la casa. © Habitación № 6 / VK
  • Absolutamente todos los propietarios encontraban una razón para no devolverme el depósito cuando ya me había mudado. Una vez me aseguré de que todo estuviera perfecto. Pero me dijeron que había migas en el horno. Y continuaron diciendo que me deberían cobrar por la limpieza. © Unknown author / Reddit
  • Alquilaba un departamento con mi novio. Yo siempre estaba en el trabajo, mi novio estaba fuera en viajes de negocios, rara vez estábamos en casa, e incluso entonces solo dormíamos. Pagábamos los servicios a tiempo y con puntualidad. Al final, cuando nos mudamos, la dueña nos presentó una factura por energía eléctrica, y una tan grande que se podría iluminar una casa de campo durante meses. La dueña trató de convencernos diciendo que habíamos consumido tanto por las computadoras, pero teníamos ordenadores portátiles que apenas usábamos estando en casa. La dueña se puso histérica y amenazó con que no iba a devolvernos el depósito. Terminé haciendo que llamara en modo altavoz a la compañía eléctrica para solucionarlo. Y resultó que se había olvidado de pagar las facturas durante muchos meses, por eso resultó ser tan grande. Hubo un gran escándalo y agarradas, pero al final nos devolvió el dinero. Por cierto, era una mujer de negocios soltera, conducía un auto nuevecito, vivía sola en un departamento de cuatro ambientes y alquilaba el nuestro de un ambiente, uno de tres ambientes y una casa de campo. © Kristina Valgre / Facebook

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Imagen de portada Gayane Ynadzhan / Facebook

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No entiendo que el casero entre a las casas sin permiso del inquilino

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