Buena manera de anunciar que iba a tener gemelos XD
20+ Historias que demuestran que el embarazo y el parto son pruebas por las cuales deberían otorgar una medalla
El embarazo es un momento inolvidable tanto para las mujeres como para todo aquel que se ve involucrado en el proceso. Este período siempre está lleno de curiosidades, reacciones inesperadas, nuevos descubrimientos y momentos únicos. Lo importante aquí es que tanto las embarazadas como las personas de su alrededor conserven un buen sentido del humor.
A Genial.guru le encantan las historias que levantan el ánimo. Y la recopilación de hoy se encargará precisamente de cumplir esta tarea muy bien.
- La primera vez que tuve contracciones fuertes duraron 7 horas hasta que finalmente me pusieron anestesia. En ese momento, me dieron tantas ganas de expresarle todo mi cariño a mi anestesiólogo que, al mirarlo, estuve a punto de llorar. Mi obstetra me contó que le decía que era guapo (bajito y calvo), amable y compasivo. © Anastasia Andreeva / Facebook
- Yo olvidé el nombre de mi esposo. Estaba almorzando con mi esposo y de pronto me quedé estupefacta: ¡me di cuenta de que no recordaba su nombre! Al parecer, me veía tan desconcertada que incluso me preguntó qué me había pasado. Lo bueno es que era médico y comprendió mi estado. Si en su lugar hubiera estado otra persona, se habría ofendido. Sin embargo, nosotros solo nos reímos. © Irina Dudina / Facebook
- Como es nuestra costumbre, hace dos años preparamos una carne asada. Ese día le dije a toda mi familia que tenía antojo de un pedazo de carne asada con pasta. Mi esposo me recomendó comprar una prueba de embarazo y el resultado fue positivo. Desde ese entonces, cada vez que mis familiares preparan una carne asada, siempre me hacen la siguiente pregunta: “¿Te preparamos pasta?”. Yo planeo volver a tener ganas de ese platillo por segunda vez en unos 5 años. © Oído por ahí / Ideer
- Fuimos al supermercado y no había pollo rostizado. Me puse a llorar como si fuera el fin del mundo. Mi esposo no podía tranquilizarme. Lo curioso fue que en 15 minutos sacaron otra bandeja de pollos rostizados. Aún sigo sin entender mi berrinche de aquel día. © Anna Myshka / Facebook
- En el cuarto mes de embarazo me fui a hacer una ecografía. Mi doctor comenzó el procedimiento y de repente escuché la pregunta: “¿Alguien en su familia tiene gemelos?”.
Yo: “No”.
Mi doctor: “Bueno, entonces ahora los tendrán”. © Anna Karpenko / Facebook - Hasta el octavo mes del embarazo, yo creía que era una chica esbelta. Constantemente me preguntaba cómo las personas se enteraban de mi embarazo. Yo solía confundir a todos preguntándoles: “¿Cómo te enteraste? ¿Quién te dijo?”. © Gulmira Dzhumabayeva / Facebook
- Todo el tiempo tenía antojo de papás fritas. Me ponía a freírlas y llorar al mismo tiempo porque no las cortaba de una forma bonita. Esto ocurrió unas 50 veces en 9 meses. Mi esposo incluso tenía miedo de preguntarme qué había para cenar. © Svetla DC / Facebook
- Un día guardé los productos en su lugar y me fui a descansar. Tomé una pequeña siesta y después hice algunas tareas domésticas. En unas horas, tenía pensado salir de casa, pero no encontraba las llaves. Comencé a llorar y a llamar a mi esposo diciéndole que me había quedado encerrada en la casa. Estaba tan frustrada y sollozaba como una mujer histérica. Al final, abrí el congelador para tomar un helado y allí encontré mis llaves. © Rustblossom / Reddit
- En una clínica, hice fila para el consultorio equivocado. Simplemente me confundí. Esperé 2 horas en vano. Ni siquiera estaba molesta por ver tanta gente formada. Me quedé sentada hasta que mi esposo vino a buscarme y me llevó al consultorio correcto. Durante todo ese tiempo, ni una sola persona se había formado ahí. Ese día, mi doctora me preguntó si antes me había pasado algo igual. Yo estaba muy feliz en mi sexto mes de embarazo y me daba igual en qué consultorio debía formarme. © Olga Tichonyuk / Facebook
- En la temporada de calor, iba a la playa especialmente para cavar un hoyo en la arena y acostarme bocabajo. En la playa vendían elotes y, un día, quise uno, pero se habían acabado, ¡y me puse a llorar! © Tatiana Furs / Facebook
- Mi embarazo me tocó en la temporada de pleno calor y nuestro departamento se encontraba en la parte soleada y no tenía aire acondicionado. Me daban tantas náuseas que solo podía pasear por la mañana y por la noche. Cuando hacía muchísimo calor, colocaba las almohadas del sofá dentro de la bañera, me acostaba allí, leía algún libro, luego apagaba la luz y me dormía. Un día, estaba durmiendo allí. Mi marido llegó después del trabajo y fue corriendo al baño. Y de pronto un “extraterrestre” se despertó en plena oscuridad. Después de esto, mi esposo nunca volvió a entrar al baño con la luz apagada. © Oído por ahí / Ideer
- Al quedar embarazada, fui a consulta con un ginecólogo por primera vez. Me acomodé en la silla ginecológica y me quité todo excepto el sombrero: se me caía y yo lo trataba de arreglar. ¡Fue tan gracioso! © Daria Verechagina / Facebook
- Un día, antes de dar a luz, me fui a hacer una ecografía y el doctor me dijo: “¡Qué piececitos tan grandes tiene tu bebé! ¡Y qué nariz tan grande tiene!”. En mi mente me imaginé el tipo de criatura que daría a luz y no pude dormir toda la noche. Tenía una cesárea planificada. Ahora mi hija tiene 16 años y es una hermosura. © Ekaterina Lebedeva / Facebook
- Era invierno. Mi esposa tenía contracciones. Llegó una ambulancia y fui tras ella. Mi esposa me llamó diciendo que recogiera su chamarra y unas botas. Me dieron unas bolsas y me lo llevé todo a casa. Después de un tiempo, llevé a mi esposa a casa. Al pasar el umbral, ella se puso furiosa diciéndome lo siguiente: “¿Quién estuvo aquí?”. Estaba tan desconcertado y mi esposa me siguió preguntando de quién eran esas botas. Se puso histérica y comenzó a llorar. Resultó que, por casualidad, había traído dos pares de botas del hospital. Después, mi esposa dijo: “Fíjate que una compañera de cuarto en el hospital se quejó de que le habían robado las botas”. © kvs27 / Pikabu
- Fui a la clínica para registrar mi embarazo. La ginecóloga me preguntó:
— ¿Te embarazaste sola?
Mi reacción:
— Con la ayuda de mi marido—, quedé desconcertada después de escuchar esta pregunta.
Resultó que se refería a la fecundación in vitro o a un embarazo normal. No todos los médicos saben formular bien las preguntas y luego quedan sorprendidos por las respuestas o los malentendidos. © Burmaley / Pikabu - En los últimos meses de embarazo, mi esposo y yo entramos en una tienda. Vi un pescado seco en la vitrina: feo, arrugado, amarillo por llevar tanto tiempo allí, pero... tan apetitoso para mí. Quería llevármelo. La vendedora me dijo: “No te lo voy a vender. Pide otra cosa más decente”. Se me hacía agua la boca y comencé a convencerla para que me lo vendiera. ¡Fue un pescado deliciosamente apestoso! © Tatiana Kosytsina / Facebook
- Cuando estaba embarazada por primera vez, no tenía comportamientos raros e incluso me ponía triste por esto. Quería que pasara como en los libros y que un hombre suspirando y sonriendo de forma comprensiva dijera: “Por supuesto, querida”. No sabía qué inventar y estaba sufriendo. Y una vez, por la noche, me puse a llorar: “No quiero nada, soy una chica normal, pero no quiero eso. Tráeme un canguro ahora, quiero verlo en vivo y de cerca”. Mi marido me tranquilizó: “No pasa nada, no eres tan normal”. © Anastasia / AdMe
- Mi esposo es un hombre mimado por su mamá y abuela. En la tienda suele elegir manzanas por su aspecto bonito y perfecto. En pocas palabras, artificiales. Una vez, entramos en un local para comprar cebollas y vi unas manzanas desagradables, pero recién cosechadas. Yo estaba embarazada y le pedí que me las comprara: “Deja. ¡Qué asco!”. Entendí a lo que se refería. Quería comprarme unas manzanas perfectas. Después, me dijo: “La vendedora me miró con tanto odio. A lo mejor pensó que este monstruo estaba alimentando a su esposa embarazada solo con cebolla y no le quería dar manzanas”. © Ekaterina Soloviéva / Facebook
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Comentarios
Ohhh los antojos y los berrinches por las hormonas, que recuerdos!
jajajaj me reí con la respuesta de lo doctor con la de los gemelos
El embarazo ciertamente exige mucho esfuerzo