20 Padres heroicos que sacrificaron todo para darles a sus hijos un mejor futuro

Historias
hace 2 años

Si te preguntaran qué han hecho tus padres por tu futuro cuando eras pequeño, seguramente te llegarían a la memoria varios recuerdos y también algunas anécdotas. Los adultos suelen trabajar duro y con amor cuando se trata del presente y del porvenir de los niños que tienen a cargo. Algunos lectores de Genial han compartido sus tiernas historias en las que mamá y papá son los superhéroes sin capa.

  • Vivíamos en el campo, lejos de cualquier comercio. Una vez me pidieron materiales en el colegio, que yo no tenía en casa, para hacer una maqueta. Mi papá hizo los utensilios con palos para que yo pudiera llevarlos. Pude ver en él el esfuerzo que hacía para que no me faltara nada; aunque los palos le quedaron gruesos, los llevé orgullosa porque me los había hecho él. © Poxa Muñoz Lobos / Facebook
  • Mi padre enviudó a los 24 años, mi hermano tenía parálisis y yo, un año de edad. Sin embargo, nos sacó adelante; lamentablemente, mi hermano ya no vive, pero eso es lo que me ha motivado a luchar por mis hijas y por él. Para darles un mejor futuro. © Nena Somar / Facebook
  • Mi madre, sin tener estudios ni experiencia, salió a buscar trabajo porque mi padre ya no aportaba económicamente para la casa, entonces ella se vio en la necesidad de buscar dinero. Consiguió un trabajo difícil pero honrado. Con responsabilidad y entrega, trabajó durante años para darnos educación y una vida digna a mi hermano y a mí. Este mes le llegó la notificación de su pensión, un logro que se merece muchísimo. Ella es un gran ejemplo de mujer trabajadora. © Angie González / Facebook
  • Mis padres hicieron muchas cosas a lo largo de mi vida. En un momento en que estuve muy triste, mi papá me llamaba todos los días (porque vivo lejos de ellos) para decirme que sí iba a poder, que todo iba a estar bien y que mirara siempre hacia delante. Yo me despertaba a las cinco y media de la mañana para ir a trabajar, pero mi día empezaba luego de la llamada de mi papá. © Cecilia Suaznabal / Facebook
  • Antes de entrar a mi primer año de secundaria, mi madre se inscribió en un colegio nocturno para ayudarnos con los estudios, pero además de eso, ella trabajaba en una fábrica desde las 6 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Cuando salía de trabajar, pasaba por el mercado y venía corriendo para darnos algo de comer y luego se iba a sus clases de noche. Salía a las 22 y llegaba a la casa para revisar nuestras tareas, alistar el uniforme, y muchas veces se acostaba a la 1 porque debía lavar o planchar. Así se hizo bachiller, y luego contadora. Gracias a su ejemplo, en mi familia todos somos bachilleres. Siempre nos decía que el estudio y un trabajo honrado nos sacarían adelante, y así fue. Admiración profunda a mi mamá. © Ana Lepiz Ramirez / Facebook
  • Mi madre es una guerrera, mi padre nos abandonó y ella no nos puso a trabajar. El día de mi promoción, vendió su máquina de coser. © Maria Angeles Acuña Ibarra / Facebook
  • Mi papá no tuvo la oportunidad de estudiar, él no sabía leer ni escribir. Pero siempre llevó libros a la casa de todo tipo. Me decía “lee en voz alta que yo no alcanzo a ver”. Me dijo la verdad cuando tuve 14 años y me contó que nunca pudo ir a un colegio. Mi madre estudió la secundaria al mismo tiempo que yo, solo que ella en un sistema abierto. © Mayumi Carmona Bello / Facebook
  • Mi padre tuvo que irse a trabajar a los Estados Unidos por 5 años, toda la familia lo sufrió. Él se centró solo en el trabajo y siempre nos enviaba dinero. Admiro también a mi madre por la fuerza que tuvo para criarnos a mis hermanos y a mí ella sola, con la mitad de su corazón en otro país. © Monserrat Calam / Facebook
  • Mi mamá renunció a su trabajo para ir a mi graduación de bachiller. Se esforzó todo el tiempo con aportes y consejos para que yo pudiera graduarme. Ese día estaba orgullosa. © Hector Antonio Marte Larsen / Facebook
  • Mi madre vendió tortillas para poder darme de comer porque mi papá se fue y nos dejó solas, y así me sacó adelante. © Katerin Figueroa Corrales / Facebook
  • Mi padre se esforzaba mucho como obrero, también trabajaba muchas horas extra para sacarnos adelante. Cuando tenía 14 años, se fue a trabajar al desierto con un contratista para poder hacerme mi fiesta de 15 años. © Mary Jesus Ramirez Oliva / Facebook
  • Tenía que plastificar la carpeta de la escuela para mis trabajos y exámenes, pero mis padres no tenían dinero, y como la maestra ya me había regañado varias veces, mi madre agarró una bolsa grande de plástico, la cortó y la usó para cubrirla. Se veía rara, pero por lo menos ya la llevaba protegida. © Chumacero Osorio Eridani / Facebook
  • Mi papá se levantaba a las 4 de la mañana para cruzar toda la ciudad en bicicleta, porque su trabajo quedaba muy lejos de nuestra casa. Como él trabajaba en una panadería, hizo una mochila de saco para traernos pan cada vez que regresaba de su jornada laboral. © Francis Diaz Contreras / Facebook
  • Mi papá se iba a trabajar a las tres de la mañana y no le importaba si llovía, jamás nos dejó sin comida, ropa ni educación. Aunque corría el riesgo de enfermarse por recoger basura y barrer las calles, mi padre siempre estuvo ahí. Y mi mamá nos crio con mucho sacrificio, cuidando animales, acarreando agua, lavando a mano y cuidando de nuestra educación. Eran los primeros en levantarse y los últimos en acostarse. © Maria Guadalupe Mixpa / Facebook
  • Una vez estuve en el hospital por una enfermedad, mis padres siempre estuvieron conmigo, mi papá vendió lo que tenía y se endeudó para que tuviera un servicio médico privado, y mi madre no se despegó de mí ni un día. © Belinda Varela Izquierdo / Facebook
  • Mi padre decidió decir “te amo” con actitudes. Recuerdo que un día, a la hora del almuerzo, mi papá estaba feliz de llevarme la lonchera. Mientras yo comía, aproveché para hablar con él y le pregunté que si ya había comido, él me dijo que sí. Unos años después, en una conversación familiar, mi papá mencionó que me había dado su lonchera, pero que él había comido un poco y me había dejado el resto. La lonchera parecía intacta, así que me costaba creer que hubiera disfrutado algo de la comida. Mi padre era albañil, un trabajo pesado, necesitaba comer bien, pero con su gran amor paternal, no tenía problema en compartir la lonchera conmigo.

¿Qué es lo más memorable que han hecho tus padres por ti? ¿Cuál es el recuerdo más lindo que conservas de tu infancia?

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