11 Cosas por las que un adulto no debería tener que justificarse ante los demás

En casa nos sentimos seguros, pero para un niño curioso, lo cotidiano puede volverse peligroso. Muchas veces no notamos los pequeños detalles que pueden representar una amenaza: una manguera en el jardín, unas sábanas, o incluso una simple cortina. Lo que para un adulto es inofensivo, para un niño puede ser una invitación a explorar sin medir consecuencias. Por eso, es clave mirar nuestros espacios desde su perspectiva. Aquí te mostramos 20 objetos comunes que podrían representar riesgos inesperados y cómo prevenir accidentes con medidas simples, pero efectivas, para que tu hogar sea un lugar tan seguro como acogedor.
Los portones o rejas con espacios amplios pueden parecer inofensivos, pero si un niño intenta treparse o meter la cabeza por curiosidad, podría quedar atorado o caer. Esto no solo causa pánico, sino que también representa un riesgo de lesiones o asfixia si no se libera a tiempo. Además, pueden tener bordes afilados o clavos que sobresalen, lo que aumenta el peligro de cortes o heridas al intentar liberarse. Se recomienda instalar rejas con barrotes estrechos y sin salientes, o cubrirlas con una malla segura para evitar accidentes.
Las hieleras grandes con tapa pesada representan un peligro si un niño decide meterse dentro mientras juega. Si la tapa se cierra accidentalmente, el niño puede quedar atrapado, lo que aumenta el riesgo de asfixia debido a la falta de aire. ¡Ya ha pasado en muchos casos! Además, el niño podría sentirse desorientado y asustado al no poder salir, lo que agrava la situación. Si vas a usarlo cerca de niños, mejor quita la tapa.
Las mantas pesadas, aunque útiles para proporcionar comodidad y un sueño reparador en adultos, pueden ser peligrosas para los niños pequeños. Si no se usan adecuadamente, pueden dificultar la respiración o el movimiento, aumentando el riesgo de asfixia o incomodidad si el niño no puede quitársela fácilmente. Además, si la manta es demasiado pesada, podría ejercer presión sobre su cuerpo, impidiendo que se libere rápidamente en caso de necesitar moverse o respirar con libertad.
La ropa de cama excesivamente suave o ligera y los colchones demasiado blandos pueden ser peligrosos para los bebés, ya que aumentan el riesgo de asfixia si su cara queda atrapada entre las sábanas o se hunden en el colchón. Es recomendable que los bebés duerman en superficies firmes y planas, sin almohadas, mantas gruesas ni sábanas sueltas.
Los cordones de persianas pueden representar un peligro significativo para los niños pequeños, ya que, si se enredan en ellos, podrían quedar atrapados y asfixiarse, incluso en presencia de adultos. De todas maneras, los niños nunca deberían jugar cerca de las ventanas sin supervisión. Para evitar estos accidentes, es recomendable usar persianas sin cordón, o mantener los cordones fuera del alcance de los niños. Puedes asegurarlos firmemente a la pared o al suelo, o usar dispositivo de seguridad que se rompa bajo presión.
Muchos papás usan baúles o cajas de almacenamiento grandes para guardar los juguetes de sus pequeños, pero pueden ser peligrosos si un niño entra a jugar y la tapa se cierra accidentalmente. Podrían quedar atrapados dentro sin suficiente ventilación, lo que representa un riesgo de sofocación. Además, los soportes de las tapas de los baúles más antiguos pueden fallar y hacer que la tapa se cierre de repente, atrapando a los niños por la cabeza o el cuello. Para evitarlo, es mejor usar cajas con tapas livianas, seguros que permitan abrirlas desde dentro, o dejarlas siempre entreabiertas.
Dormir en un bouncer o columpio para bebés puede parecer conveniente, pero presenta riesgos como la asfixia posicional, puesto que la inclinación del dispositivo puede bloquear las vías respiratorias del bebé. Además, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) recomienda no dejar a los bebés dormir en estos dispositivos por períodos prolongados, ya que puede aumentar el riesgo de Síndrome de Muerte Súbita Infantil (SIDS). Siempre que el bebé se duerma en el bouncer, lo ideal es transferirlo a una cuna o cama segura para un descanso adecuado.
Las bolsas de plástico pueden parecer inofensivas, pero si un niño se las coloca en la cabeza mientras juega, existe riesgo de asfixia. Lo ideal es guardarlas fuera de su alcance y enseñarles que no son juguetes.
Las pilas de botón se encuentran comúnmente en juguetes y, aunque pequeñas, son extremadamente peligrosas si un niño las ingiere o las coloca en su boca, nariz u oído. Debido a su tamaño y forma, pueden quedar atrapadas en el tracto digestivo o respiratorio, causando obstrucciones graves o quemaduras internas, llegando a ser mortal en poco tiempo. Además, el contacto con los jugos gástricos puede liberar químicos peligrosos, provocando daño en los órganos internos si no se extraen rápidamente. Es mejor optar por juguetes recargables y evitar a toda costa el uso de productos que las requieran.
El color brillante y un tamaño atractivo de las cápsulas de detergente representan un riesgo grave si se ingieren. Al ser altamente concentradas, pueden causar irritaciones en la boca, garganta y estómago, además de otros problemas gastrointestinales como vómitos, llegando incluso a causar convulsiones o la muerte. Tan solo una pequeña cantidad puede ser tóxica, por lo que es fundamental mantenerlas fuera del alcance de los niños y almacenarlas en un lugar seguro.
Los globos son la principal causa de muerte por asfixia entre los juguetes infantiles. Suponen un riesgo significativo de asfixia si se tragan o inhalan involuntariamente y se desaconseja que los niños jueguen con globos sin inflar. También existe el riesgo de toxicidad por helio. Los globos de helio pueden ser peligrosos si los niños intentan inhalar el gas, pues provoca hipoxia, es decir, falta de suministro de oxígeno a los tejidos del cuerpo.
Las coloridas y llamativas bolitas de hidrogel, comúnmente usadas en decoraciones, manualidades, juguetes o como herramientas sensoriales para niños, pueden ser peligrosas si un niño las ingiere, ya que se expanden en el estómago e intestinos, causando vómitos, obstrucciones graves e incluso ser mortales si no se detectan a tiempo. De igual manera, pueden ser un riesgo si se introducen en la nariz o los oídos. Es crucial mantenerlas fuera del alcance de los niños pequeños.
Las medicinas deben mantenerse siempre fuera del alcance de los niños al ser la principal causa de intoxicación infantil. Es importante almacenar los medicamentos en lugares seguros, como armarios cerrados con llave, y nunca dejar pastillas o frascos sin supervisión.
Los productos de aseo y pintura, como limpiadores, detergentes y disolventes, deben guardarse en lugares inaccesibles para los niños, ya que su ingestión o contacto pueden causar quemaduras, intoxicaciones graves o reacciones alérgicas. Es fundamental asegurarse de que estos productos estén siempre correctamente etiquetados y almacenados de manera segura.
Los popotes, también conocidos como cañitas, pajillas o sorbetes, si son duros, como los plásticos, metálicos o de vidrio, pueden ser peligrosos para los niños, ya que si se usan mientras corren o juegan, pueden causar lesiones en la boca, garganta o incluso en los ojos en caso de caída. Es recomendable optar por popotes de materiales más suaves o utilizarlos solo bajo supervisión.
Las piscinas para bebés o “kiddie pools” son divertidas y aparentemente inofensivas, pero representan un riesgo si no se supervisa adecuadamente a los niños. Incluso con poca agua, pueden ahogarse rápidamente si se quedan sin poder salir o caen accidentalmente. Además, no tienen la misma protección contra los gérmenes que una piscina. Es crucial mantener la supervisión constante y vaciar la piscina cuando no se esté usando.
Los sillones con respaldos anchos pueden parecer seguros en la mente de los niños, pero son muy peligrosos, ya que sus bordes y estructuras grandes podrían causar accidentes si intentan treparse o moverse de forma brusca. Es fundamental elegir muebles que no tengan elementos que puedan ser peligrosos, como partes afiladas. Mejor opta por aquellos con diseños más seguros y estables, y asegurarte de que los niños estén siempre supervisados mientras interactúan con ellos para evitar accidentes.
Las mangueras de jardín expuestas al sol pueden calentar el agua residual en su interior hasta alcanzar temperaturas de más de 50 °C, lo que puede causar quemaduras graves en la piel al utilizarla para refrescarse. Para evitar este riesgo, es recomendable desenganchar la manguera después de usarla y vaciarla antes de guardarla en una zona sombreada, si no es posible, puedes dejar correr el agua durante unos minutos antes de rociar a personas o animales.
Los calefactores, sobre todo los portátiles, pueden ser peligrosos si se usan mal, sobre todo con niños cerca. Deben mantenerse lejos de objetos inflamables y colocarse sobre superficies planas, pues hay riesgo de incendio. Además, si está a temperaturas muy altas puede causar dificultad para respirar y si es de gas aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias. Es importante no dejarlos encendidos sin supervisión y evitar conectarlos a extensiones. Modelos con apagado automático en caso de vuelco son una opción más segura.
Cualquier cable como los cargadores conectados a la corriente pueden representar un riesgo para los niños pequeños. Su curiosidad puede llevarlos a manipular los cables, introducir objetos en los conectores o incluso morderlos, lo que podría provocar descargas eléctricas o quemaduras. Es importante desenchufarlos cuando no se estén utilizando y mantenerlos fuera del alcance infantil.
Crear un entorno seguro no significa eliminar lo divertido, sino adaptar el hogar con ojos atentos y amorosos. Los peligros pueden estar donde menos lo imaginamos, y en un solo segundo todo puede cambiar, por eso siempre hay que estar atentos a nuestros niños. ¿Qué otro objeto común crees que podría representar un riesgo para los más pequeños?