5 Condiciones mentales que se contagian entre los conocidos
En el mundo de la “hiperconectividad” es fácil que la información se vuelva “viral”; no solo eso, también las conductas se pueden reproducir entre las redes sociales. ¿Te habías dado cuenta? ¿O creías que era pura coincidencia que tu mejor amiga y tú se comprometieran simultáneamente, o el hecho de que engordes junto con tu pareja? Algo debe contagiarse, eso tenlo por seguro pero, ¿qué sucede si las personas cercanas a ti sufren de depresión, de trastornos del apetito o demencia senil? Estos comportamientos replicados despertaron la intriga de dos investigadores estadounidenses, Nicholas Christakis y James Fowler.
Hoy Genial.guru te comparte los trastornos que se pueden contagiar socialmente según estos investigadores.
Formularios verdes
Nicholas Christakis, médico y sociólogo de la Universidad de Harvard, junto con James Fowler, politólogo, comenzaron a estudiar las variables sociales que provocan que una conducta se replique en otra persona que podría, o no, tener un vínculo con el afectado.
La investigación comenzó con un paso sencillo, llenar un formulario. Por supuesto, primero era fundamental describir las relaciones sociales de cada individuo. ¿A quién conoces? ¿Cuáles son los miembros de tu familia? Algo parecido a aquella teoría de “seis grados de separación”. Así, al final de este sondeo lograron crear un mapa en el que representaron las relaciones sociales de 5 124 personas.
La obesidad
En dicho mapa, los investigadores pusieron a prueba su teoría con una premisa sencilla, descubrir quiénes engordaban y quiénes adelgazaban. El esquema se llenó de puntos gordos y puntos flacos que, para su sorpresa, aumentaban o perdían peso en grupos interconectados, nunca era aleatorio. Aun más inquietante resultaron los porcentajes, donde se señalaba que: Un individuo tenía un 57% más de posibilidades de engordar si su amigo engordaba; un 20% más de posibilidades si el amigo de su amigo engordaba; y un 10% si el que obtenía más peso era el amigo del amigo del amigo.
“A lo mejor no los conoces personalmente, pero el compañero de trabajo del marido de una amiga puede hacerte engordar de la misma manera que el novio de la amiga de tu hermana puede hacerte adelgazar”, explicaron ambos en su reporte de New England Journal of Medicine.
La demencia senil
En un principio, Christakis se interesó por este fenómeno debido a un paciente, una mujer con demencia senil, quien era atendida principalmente por su hija. Aunque la historia parecía un caso normal, lo que llamó la atención del médico fue una llamada nocturna. Del otro lado del teléfono se encontraba un amigo del esposo de la hija. El amigo, alterado, pedía la ayuda de Christakis, pues el caso de su paciente también lo estaba enfermando. Fue de este modo que la demencia senil de una mujer escaló de su hija, al marido de su hija y hasta el amigo de éste.
La violencia
Es muy conocido que los actos violentos generan más violencia, por ejemplo, el bullying en las escuelas. Este caso ilustra cómo los humanos tendemos a imitar ciertos comportamientos que se adquieren dentro de una red social. Es así como, a partir del incremento en la tasa de homicidio juvenil en Estados Unidos, la Academia Nacional de Ciencias decidió publicar un informe titulado “El contagio de la violencia”, alertando sobre la reproducción de patrones violentos.
Gary Slutkin, epidemiólogo e investigador en la Universidad de Chicago, fue uno de los primeros en presentar su trabajo para dicho informe. Lo que Slutkin señala es que, al igual que otras enfermedades contagiosas, la violencia se transmite de persona a persona, de grupo en grupo, de sociedad en sociedad. Esta investigación se acerca a la de Christakis y Fowler, pues los tres científicos aseguran que los comportamientos y conductas regulados por el cerebro son contagiosos.
“La violencia es una enfermedad contagiosa. Satisface las definiciones de ser una enfermedad y de ser contagiosa, es decir que la violencia se esparce de una persona a otra”, explicó Slutkin sobre su descubrimiento.
La soledad
Uno de los últimos puntos que toca esta investigación es el contagio de la soledad. Según el diagrama creado por los autores, cuando una de las personas pasaba un día solo, el nivel de soledad crecía también en su red de amistades. Todavía más curioso era el hecho de que las mujeres eran más propensas a contagiarse de soledad que los hombres. Incluso, el contagio era mayor entre amigos que con familiares. A este nuevo descubrimiento lo bautizaron como “La regla de los tres grados”, pues tal parece que la repetición de las conductas solo llega hasta un tercer grado de relación antes de desaparecer.
Bono: La felicidad
Lo cierto es que no todo lo que se hace viral entre conocidos es malo o negativo; la buena noticia es que también existen otros estados contagiosos, como la felicidad.
El sociólogo y el politólogo comenzaron a estudiar los efectos de la felicidad en la red social. Como era de esperarse, las personas que contaban con una red social más grande, también revelaban ser más felices, tener mejor salud, e incluso más dinero que las personas aisladas. Sin embargo, si uno de estos individuos aislados comenzaba a sentirse más feliz, sus conexiones sociales no aumentaban, como tampoco disminuían las amistades de quienes eran felices, pero comenzaban a sentirse infelices. Lo que concluyeron con este ejercicio es que la conectividad social afecta a la felicidad; no obstante, la felicidad no afecta a la conectividad.
La explicación clave de este estudio es que la propagación de sentimientos (positivos o negativos), puede ser impulsada por “neuronas espejo”, las cuales reflejan en nuestro subconsciente lo que vemos en las expresiones y los rostros de las personas que nos rodean.
¿Te ha sucedido algo similar? ¿Te has contagiado de depresión o ansiedad?