7 Platos que formaron parte de la dieta cotidiana de las primeras civilizaciones (y que aún se sirven en nuestra mesa)

Cocina
hace 8 horas

¿Alguna vez te has preguntado qué comían las civilizaciones más antiguas del mundo? Mucho antes de los hornos eléctricos o las recetas en línea, ya se cocinaban platos llenos de sabor, simbolismo y sabiduría ancestral. Este viaje culinario te llevará desde los banquetes del Antiguo Egipto hasta los fogones de la Mesopotamia, descubriendo recetas que, aunque milenarias, aún inspiran. Porque entender lo que comían... también es entender cómo vivían.

Cómo surgieron las sociedades que transformaron el mundo

Una civilización es mucho más que una sociedad organizada: es la cuna del poder, la cultura y la evolución humana. Estas sociedades complejas surgieron cuando los seres humanos comenzaron a formar ciudades densamente pobladas, desarrollar la escritura, y establecer jerarquías sociales bien definidas. Desde el inicio de la agricultura intensiva hasta la creación de sistemas de gobierno, las civilizaciones han impulsado avances en arquitectura, tecnología, comercio y organización social.

El término proviene del latín civitas (“ciudad”), y es precisamente eso lo que distingue a una civilización: la vida urbana como eje del desarrollo. A partir de la Revolución Neolítica, en Asia Occidental, estas comunidades pasaron de la supervivencia básica a convertirse en centros de poder y cultura. Hoy, entender cómo surgieron las civilizaciones nos permite valorar nuestra historia, nuestras raíces, cultura y el rol esencial que jugamos en la evolución social.

1. Sumeria

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Los sumerios fueron la primera cultura en dejar atrás la vida nómada para dedicarse al cultivo y la ganadería. Su alimento principal era la cebada, usada en panes, pastas y bebidas. A su dieta se sumaban trigo, legumbres, cebollas, ajos, pepinos, frutas y más de 50 tipos de pescado de los ríos mesopotámicos. En las ciudades, los puestos callejeros ofrecían carnes asadas, verduras frescas y pan plano con quesomiel. Con la irrigación, surgieron fértiles huertos de dátiles, uvas, higos, granadas y cerezas. Conservaban alimentos con sal o miel, y cocinaban con métodos como el asado y el ahumado. Su cocina, rica y variada, nos revela una civilización que convirtió la comida en cultura.

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Caldo de Paloma Amorsanu

Ingredientes

  • Carne, ya sea de paloma o de otro animal.
  • Agua.
  • Grasa animal.
  • Sal.
  • Pan rallado.
  • Cebolla.
  • Samidu (probablemente sémola).
  • Puerro.
  • Ajo.

Corta la carne y añádela al agua caliente. Agrega grasa, sal al gusto, pan rallado, cebolla, samidu (posiblemente sémola), puerro y ajo. Antes de servir, remoja las hierbas en leche.

La civilización egipcia floreció a orillas del Nilo hace más de 5000 años, cuando el faraón Narmer unificó el Alto y Bajo Egipto. Gracias a las crecidas del Nilo, desarrollaron una agricultura próspera que permitió el surgimiento de poderosos reinos, una élite gobernante y grandes logros culturales. Su legado incluye las pirámides, avances en medicina, matemática, arquitectura y escritura, además del primer tratado de paz conocido.

Durante más de tres mil años, la gastronomía del Antiguo Egipto mantuvo su esencia, incluso bajo el dominio grecorromano. Tanto ricos como pobres compartían una base común: pan y cebollas de verdeo, acompañados de vegetales frescos. La carne, el pescado y la caza eran consumidos en menor medida, pero formaban parte de las mesas más acomodadas.

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Ta’amia (actualmente conocido como falafel)

Ingredientes

  • 450 g de habas remojadas la noche anterior y escurridas
  • 2 dientes de ajo finamente picados
  • 2 cebollas grandes finamente picadas
  • 1-2 cucharaditas de cilantro molido
  • 1-2 cucharaditas de comino
  • 1 cucharadita de pimienta de cayena
  • 1/2 cucharadita de levadura química
  • 1/4 taza de perejil picado
  • Una pizca de sal
  • Pimienta negra al gusto
  • Aceite de oliva para freir
  • Semillas de sésamo para rebozar las tortas

Asegúrate de que las habas estén tiernas y quítales la piel. Mezcla las habas con todos los ingredientes, excepto el aceite y las semillas de sésamo, y tritúralas hasta obtener una pasta espesa. Deja reposar la pasta durante 30 minutos para que se integren los sabores. Amasa la mezcla y forma pequeños pastelitos redondos de unos 2 cm de grosor. Espolvorea cada lado de los pastelitos con semillas de sésamo y fríelos en aceite de oliva caliente durante dos o tres minutos hasta que estén dorados. Sirve con pan plano y lechuga con aceite de oliva, zumo de limón y pimienta.

3. Dinastía Han del Este (China)

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Durante la dinastía Han del Este, China vivió una era de renacimiento cultural, militar y científico. Con emperadores sabios y conquistas hasta el mar Caspio, se reabrió la Ruta de la Seda, trayendo comercio, nuevas ideas... y el budismo. La alimentación era diversa y rica: arroz, trigo, mijo, frutas como melones, ciruelas y duraznos, acompañados de pato mandarín, cerdo, peces y tortugas. Usaban miel, salsa de soya y sal como condimentos. Fue en esta época cuando nació el shaobing, un pan plano traído desde Asia Central, antecesor del pan naan y el pita, aunque el primero se prepara también con aceite y no solo con agua. Además, surgieron técnicas de conservación como carnes secas y granos tostados.

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Shaobing

Ingredientes

Masa

  • 2 tazas de harina común
  • 150 ml de agua tibia, a unos 35 °C (10 ml para ajustar)
  • 2 cucharaditas de levadura
  • 1 cucharadita de azúcar
  • Una pizca de sal
  • Aceite de sésamo
  • Salsa de soja ligera para pincelar
  • Semillas de sésamo tostadas

    Salsa
  • 2 cucharadas de pasta de sésamo
  • 1,5 cucharadas de aceite de sésamo
  • 2 cucharadas de pimienta de Sichuan (ajuste al gusto)
  • Una pizca de sal


Derrite el azúcar y la levadura en agua tibia. Luego, mezcla con la harina y la sal. Amasa hasta obtener una masa suave. Cubre con un paño húmedo y deja reposar durante unos 30 minutos en un lugar cálido hasta que la masa crezca 1,5 veces su tamaño original. Mezcla la pasta de sésamo con la sal y el aceite de sésamo hasta que estén bien integrados. Tuesta la pimienta de Sichuan a fuego mínimo y muélala una vez enfriada. Unta la superficie de trabajo con aceite de sésamo. Extiende la masa hasta formar un rectángulo grande (unos 30 cm de largo y 20 cm de ancho). Extiende la salsa mezclada y la pimienta de Sichuan en polvo uniformemente. Enrolla la masa firmemente, empezando por el lado más largo. Intenta estirarla ligeramente durante este proceso, ya que queremos más capas dentro del Shaobing. Córtala en seis porciones y une los dos extremos de cada una (para envolver el relleno) y forma bolitas redondas. Precalienta el horno a 180 °C si vas a hornearlas. Unta cada una con salsa de soja ligera y presiónalas suavemente en un bol con semillas de sésamo tostadas. Dale la vuelta y cubre el otro lado. Hornea de 15 a 20 minutos hasta que la superficie exterior esté firme y dorada. También puedes calentar una sartén a fuego medio y freír el primer lado unos 5 minutos a fuego medio y el segundo 4 minutos a fuego lento. Ambos lados deben quedar crujientes y ligeramente dorados.

4. Antigua Grecia

La civilización griega floreció entre el siglo IX a. C. y el 600 d. C., dejando una huella imborrable en la filosofía, el arte, la política y la ciencia occidental. Su cultura dio origen a ideas que aún hoy nos definen. Su cocina reflejaba esa misma esencia: sencilla, saludable y profundamente mediterránea. Panes de cereal, aceitunas, uvas y legumbres formaban la base diaria, mientras los banquetes de los más adinerados incluían platos elaborados y festivos. En tiempos de escasez o celebración, la comida era un acto de conexión con la tierra, los dioses y el pensamiento. Grecia no solo alimentó cuerpos, también nutrió el alma de toda una civilización.

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Repollo al estilo ateniense

Ingredientes

  • 1 col blanca pequeña
  • 2 cucharaditas colmadas de cilantro verde fresco picado en aceite
  • 2 cucharaditas de ruda fresca o seca picada (puedes usar una hierba amarga o una especia como semillas de fenogreco como sustituto)
  • 2 pizcas de asafétida en polvo (puedes usar ajo o cebolla en polvo como sustituto)
  • Sal

    Vinagre de miel
  • 120 g de miel
  • 2 cucharadas de vinagre de vino tinto


Primero, prepara el vinagre de miel: hierve la miel y desespuma, añade el vinagre y reduce un poco. Guarda hasta que lo necesites. Corta la col en rodajas finas, lávala y escúrrela. Mezcla con las hierbas y 3 cucharadas de vinagre de miel y espolvorea con el polvo de asafétida y un poco de sal.

5. Imperio Azteca

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El Imperio Azteca, gobernado desde la majestuosa Tenochtitlán, fue mucho más que una alianza política: fue un sistema sofisticado de poder, religión y comercio que unificó vastas regiones de Mesoamérica.

En la cocina, el maíz era el alma de la vida. Ningún alimento igualaba su importancia: se consumía en forma de tortillas, tamales y atoles, siempre acompañado de frijoles, chiles y calabazas. Junto con amaranto, chía, tomate, hongos, insectos, pescados y carnes de animales como pavos e iguanas, formaban una dieta completa, variada y profundamente enraizada en la tierra.

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Tortillas de maíz

Ingredientes

  • 2 tazas de harina de maíz
  • 2 tazas de agua tibia
  • 1 cucharadita de polvo para hornear (opcional)


Agrega la harina de maíz y el polvo para hornear a un tazón grande. Mezcla bien con las manos. Agrega lentamente agua tibia mientras mezclas hasta obtener una masa ligeramente pegajosa, pero que se mantenga bien unida. Moja ligeramente tus manos con un poco de agua tibia para evitar que la masa se pegue. Con las manos, toma aproximadamente ¼ de taza de masa y forma una bola. Aplástala un poco para que quede una bola plana. Corta un trozo de plástico que se ajuste a una prensa para tortillas. Coloca la bola de masa sobre el plástico (en la prensa para tortillas), dobla el otro lado del plástico para cubrir completamente la masa y aplástala hasta formar una tortilla. Colócalas en un comal o sartén y cocínalas durante aproximadamente 1 minuto por cada lado. Finalmente, voltea la tortilla durante otros 30 segundos. Una vez que la tortilla empiece a inflarse por dentro, está lista.

6. Imperio Inca

El Tahuantinsuyo, “la tierra de las cuatro partes”, fue el imperio más vasto de América precolombina. Gobernado desde Cusco, entre majestuosas montañas andinas y valles fértiles, los incas construyeron una civilización colosal con una capacidad organizativa y arquitectónica que aún asombra al mundo. Caminos como el Qhapaq Ñan, templos de piedra, quipus y una red de reciprocidad cimentaron su grandeza. En su economía no existía el dinero: el valor estaba en el trabajo compartido. Las personas pagaban su “impuesto” mediante minka (trabajo comunitario) o mit’a (servicio al Estado), y a cambio recibían tierras, bienes, festividades y seguridad. En este sistema, el alimento era también un vínculo político y espiritual.

La cocina incaica, tan diversa como su territorio, se nutría de los Andes y sus tesoros: papas, oca, mashua, quinua, maíz y ajíes, junto a carnes de cuy, llama y pescado. Más que nutrición, la comida inca expresaba jerarquías, rituales y celebraciones colectivas. Su habilidad para conservar alimentos en alturas extremas, con técnicas como el chuño o depósitos llamados qollqas, aseguraba la supervivencia ante cualquier adversidad. Los incas, hijos del sol Inti, veneraban también a la tierra, Pachamama, y comían en su honor. Comer era un acto sagrado, un reflejo del orden cósmico que unía a dioses, emperadores y campesinos en una red invisible de deber, gratitud y abundancia.

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Pachamanca (Aproximadamente 20 porciones)

Ingredientes

  • 2 piernas de cordero
  • 20 chuletas de cerdo
  • 4 pollos
  • 6 cuyes
  • 20 humitas
  • 20 papas
  • 20 camotes
  • 20 ocas
  • Habas
  • 10 mazorcas de maíz cortadas por la mitad
  • 10 plátanos verdes
  • 2 tazas de ají rojo seco
  • Pimienta
  • Sal
  • 1 kilo de queso
  • Hojas de plátano

Cava un hoyo en la tierra donde se preparará la pachamanca. Prepara una fogata y calienta piedras. Una vez calientes, coloca con cuidado una capa de piedras que cubra el fondo del hoyo. Encima de las piedras, coloca las papas, los camotes y las ocas. Coloca algunas piedras calientes encima (una cerca de la otra). En la segunda capa, coloca las carnes sazonadas con sal, pimienta, ajo y ají (opcional: pimentón). Las carnes más comunes que se usan en la Pachamanca son: cordero, cabrito, cerdo y pollo. Se pueden esparcir hojas de salvia y paico sobre las carnes para realzar su sabor. Se colocan más piedras sobre las carnes, ya que tardan más en cocinarse. Se cubre todo con hojas de plátano para proteger los alimentos y evitar el contacto con el polvo. Se colocan humitas, habas, cuyes, queso en trozos, plátanos y maíz. Se vuelve a cubrir con hojas de plátano y una manta tupida para mantener la temperatura. Se sella la Pachamanca con tierra seca. El tiempo de cocción de la Pachamanca varía de 2 a 3 horas.

7. Imperio Romano

El Imperio Romano se extendió desde las costas del Atlántico hasta Asia Occidental y del norte de África hasta las islas británicas. Gobernado por emperadores desde Augusto en el 27 a. C., Roma fue una cultura que organizó el mundo antiguo con leyes, caminos, ciudades, dioses y banquetes. Su alma duró más de mil años en Oriente, hasta la caída de Constantinopla en 1453. Roma vivió su auge con la Pax Romana, un periodo de estabilidad donde florecieron las artes, la arquitectura y la vida urbana. Pero también atravesó profundas crisis. Aun así, la ciudad eterna dejó un legado que aún vive en nuestras lenguas, sistemas legales, gobiernos y costumbres. Su cultura fue puente entre Grecia y el mundo cristiano medieval, entre oriente y occidente.

La cocina romana fue espejo de ese imperio: diversa y sofisticada. Más que simple nutrición, el convivium (la cena) era un acto social y religioso. Los romanos comían para celebrar su civilización. Alimentar a Roma era un asunto de Estado, y los emperadores distribuían trigo y aceite como prueba de su grandeza. El pan era vida. El aceite de oliva, símbolo de cultura. Los ricos saboreaban carnes curadas, embutidos, mariscos, quesos de leche de cabra, frutas secas, especias orientales y postres endulzados con miel. Los pobres, cebada, legumbres, verduras y ocasionalmente pescado. Todo se sazonaba con garum, la famosa salsa de pescado fermentado que unía las mesas del Imperio. En Roma, la comida era civilización. Desde el foro hasta los confines del Danubio, comer era saberse romano. Como su derecho, su arquitectura y su lengua, la gastronomía romana fue una herramienta de integración y dominación, pero también de identidad. Donde llegaba el pan romano, llegaba también su imperio.

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Pollo parto

Descubrir un pollo. Machacar pimienta, levístico y una pizca de alcaravea; mezclar con salsa de pescado hasta formar una pasta y diluir con vino. Verter sobre el pollo en una cacerola con tapa. Disolver la asafétida en agua tibia y rociar el pollo mientras se cocina. Sazonar con pimienta para servir.

Cada plato antiguo guarda una historia que aún puede saborearse. ¿Qué receta ancestral preparas en casa?

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