7 Problemas ocultos que hablan sobre la costumbre de pedir disculpas con mucha frecuencia

Psicología
hace 2 años

Las personas se disculpan con tanta frecuencia que las palabras “disculpa” y “perdón” en realidad han perdido su significado y nadie las percibe como un verdadero arrepentimiento. Por ejemplo, en un restaurante te trajeron un platillo equivocado. ¿Qué le dirías al mesero? Lo más probable es que tu respuesta sea: “Disculpa, pero pedí otro platillo”. La frase “Disculpa por molestarte” al comienzo de una llamada telefónica es otro ejemplo de cómo desvalorizamos estas palabras.

En Genial.guru hemos averiguado sobre qué problemas internos puede hablar el hábito de disculparse constantemente. Al final del artículo, mencionaremos algunas situaciones en las que nadie y en ningún caso debe pedir perdón.

1. Baja autoestima

Ante los demás, una persona que se disculpa constantemente se percibe como bien educada. Sin embargo, este buen modal tiene una desventaja. Es probable que esa persona tenga miedo de una reacción negativa de los demás, por eso intenta evitarla con la ayuda de una disculpa. En otras palabras, estamos hablando de una baja autoestima. Y las personas a su alrededor lo notan de manera positiva.

Por ejemplo, en lugar de “Disculpa, tengo una pregunta” se recomienda decir: “Tengo una pregunta”. En primer lugar, puedes aumentar tu autoestima de esta manera. En segundo lugar, obtendrás una reacción más rápida.

2. El deseo de manipular

Hablamos de personas con diferentes formas de trastorno de personalidad narcisista y demás abusadores emocionales. En este caso, las disculpas son falsas y poco sinceras. El signo más obvio para detectarlo es: “Perdón, pero...”. Por ejemplo, “Perdón por haberte engañado, pero si te hubiera dicho la verdad habrías reaccionado de una forma exagerada” o “Perdón por haberte gritado, pero tú mismo me provocaste”.

El objetivo principal es obtener lo deseado. El abusador entiende que solo pidiéndole perdón podrá obtener lo que quiere de la víctima. Es una especie de mimetismo, ya que una persona quiere conseguir algo de ti y finge que sus peticiones son desinteresadas.

Por supuesto, los casos aislados aún no indican la presencia de problemas psicológicos. Pero si las situaciones se repiten una y otra vez, tiene sentido reflexionar sobre esto.

3. Perfeccionismo innecesario

En primer lugar, esto se aplica en aquellas personas cuyos “estándares de calidad” son demasiado altos para que alguien, incluyéndose a sí mismos, pueda cumplirlos. De lo contrario, la violación de estos estándares les causa un sufrimiento mental. Por lo tanto, cada vez que ocurre algo poco significante, a esa persona le dan ganas de pedir disculpas. Esta es una reacción anormal. Una persona normal no prestará atención a una ligera discrepancia del comportamiento de alguien y las ideas personales de cómo debe ser ese comportamiento.

4. No saber salir de situaciones embarazosas

En los momentos en que una persona se siente avergonzada, a menudo se confunde y no sabe qué decir. En este caso, utiliza las frases “disculpa” y “perdón”.

5. Incapacidad de controlar la ira

Estas personas, que a menudo se enojan, pueden decirle muchas cosas desagradables a sus seres queridos y luego piden perdón. Puede que no generen escándalos, pero debido al constante y brusco cambio de humor, perturban la vida de los demás. Estos son los problemas en controlar las emociones. Científicamente hablando, es una desregulación emocional. En este caso, se recomienda acudir con un especialista.

6. Tener miedo a los conflictos

Es mucho más fácil pedir disculpas, aunque no seas culpable, que comenzar un conflicto. Este comportamiento puede ser una consecuencia directa de problemas psicológicos no resueltos durante la infancia. Si un niño ha sido criado por una familia disfuncional, donde lo castigaban por cada transgresión, es probable que en futuro se convierta en un adulto que se disculpa por cada acción que pueda causar molestias a los demás.

Podría decir que es un intento para adaptarse a la situación. Si las personas no saben cómo resolver los conflictos, los evitarán de cualquier forma. Por ejemplo, a costa de perder el respeto por sí mismo. Las personas que te rodean pueden sentir esta inseguridad y pueden aprovecharlo.

7. Depender de la pareja o de otro ser querido

Esto aplica más a aquellas personas que a menudo piden perdón por el comportamiento de sus seres queridos. Normalmente esto sucede con las parejas. Es decir, la persona en la pareja que pide disculpas, no tiene su “yo”. Actúa como si él y su pareja fueran uno solo.

También puede darse otra situación. Algunos idolatran a sus parejas. Para ellos, su pareja es perfecto de pies a cabeza. El rechazo a la idea de que las personas no pueden ser perfectas está relacionado con el miedo de cometer un error o experimentar dolor. Por tanto, resulta que el hombre o la mujer, ante una pequeña transgresión de su pareja, suelen decir algo como: “Disculpa, normalmente él (ella) no se porta así”. Este tipo de comportamiento puede ser signo de un trastorno límite de la personalidad, cuyas repercusiones vienen de la infancia. Si los padres castigan a un niño por cualquier cosa, entonces aprende a “bloquear” la realidad e ignorarla.

Bono: no hay que pedir disculpa por...

  • no poder darle a la persona de inmediato lo que quiere de ti;
  • no poder controlar algo;
  • cosas que no has hecho;
  • al preguntar o pedir ayuda;
  • si tu aspecto físico no le agrada a alguien;
  • experimentar las emociones y sentimientos que, por alguna razón, les parecen desagradable a los demás;
  • no poseer la información que te exigen.

Dinos la verdad. ¿Con qué frecuencia pides “perdón” o “disculpa”?

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Acabo de darme cuenta de que pido disculpas más de lo que pensaba

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