15 Personas contaron con sinceridad por qué dejaron el vegetarianismo y no sienten ningún arrepentimiento

¿Cocinar en verano sin terminar empapada de sudor frente a la estufa suena como un sueño? Pues créetelo, porque con las recetas que te compartimos a continuación, vas a sentir frescura desde el primer corte hasta el último bocado. Olvídate de pasar horas bajo el calor sofocante preparando algo solo para quitarte el hambre. Toma nota, porque con estos 7 platos vas a sorprender a tu familia, a tus amigas y a ti misma sin sudar la gota gorda.
Una vez pruebes esta receta, querrás repetirla todo el verano, porque es fácil, rápida, saludable y tan bonita que vas a querer sacarle foto antes de darle el primer mordisco. Ideal para esos días en los que el calor agobia y solo quieres algo fresco, rico y sin complicaciones.
Tuesta las rebanadas de pan a tu gusto, mientras tanto pela el mango y córtalo en tiritas delgadas. Luego corta el aguacate y retira el corazón con cuidado, y con una cuchara saca su pulpa. Aplasta la palta con un tenedor.
Extiende el aguacate sobre el pan, acomoda las tiras de mango por encima y espolvorea un poco de Tajín para coronar esta maravilla tropical. También puede agregar unas gotas de limón o una pizca de sal para realzar el sabor. ¡Y listo! Ya tienes un almuerzo, merienda o desayuno que refresca, alimenta y te saca del apuro sin hacerte sudar.
¿Hay algo más satisfactorio que una ensalada que te llena, te hidrata y encima se ve preciosa? Esta versión del clásico tabulé libanés sustituye el trigo bulgur por quinoa, lo que la hace más ligera, rica en proteínas y perfecta para quienes buscan algo diferente sin complicarse.
En un bol grande, mezcla la quinoa fría con los tomates, el pepino y las hierbas finamente picadas (sí, aquí el perejil y la menta hacen toda la magia, así que no los reemplaces por nada seco). Aparte, en un recipiente pequeño, bate el aceite de oliva con el jugo de limón, sal y pimienta hasta que la mezcla emulsione un poco. Vierte este aderezo sobre la ensalada y revuelve suavemente para que todo se impregne bien. Puedes servirla enseguida o dejarla reposar un rato en la nevera para que esté aún más fresca.
Esta ensalada es cremosa, rica en proteína vegetal y tiene ese punto dulce y sorprendente que le dan las pasitas doradas. Lo mejor: la preparas en minutos, no necesita cocción, y aguanta varios días en la nevera. Perfecta para cuando necesitas algo rápido, nutritivo e impresionante.
Empieza por escurrir muy bien los garbanzos en un colador de malla y enjuágalos bajo el grifo para quitarles ese sabor de lata. Sacúdelos bien para eliminar toda el agua y pásalos a un bol amplio. Con un tenedor grande o un pisa papas, aplástalos hasta que la mayoría esté triturada (no te preocupes si quedan algunos enteros, eso le da textura).
Luego agrega la cebolla, la mayonesa, las pasitas, la mostaza, el limón y el curry. Mezcla todo con cariño hasta que quede bien integrado. Ajusta sal y pimienta al gusto. Puedes comerla al momento o guardarla en un recipiente hermético en la nevera hasta por 4 días. Deliciosa en pan pita, sobre hojas verdes o con tostadas crujientes.
Esta sopa fría de pepino y aguacate se prepara en solo 10 minutos, refresca desde la primera cucharada y es tan ligera que querrás repetir sin culpas. Ideal para una comida liviana, como entrada en una reunión o simplemente para mimarte con algo sano, fresco y delicioso.
Pela y quítale la semilla al aguacate. Luego coloca todos los ingredientes en la licuadora (sí, incluso el hielo) y licúa a máxima velocidad hasta que la mezcla esté bien suave y cremosa, unos 60 segundos bastan. Prueba y ajusta la sal o el picante si lo deseas. Sirve de inmediato en bowls o vasitos pequeños, decorando con dados de aguacate y un poquito más de cebollín.
Dato útil: Cada porción tiene solo unas 81 calorías y 1 g de grasa, lo que la hace ideal para quienes buscan cuidarse sin sacrificar sabor.
¡Refrescante, colorida y sabrosísima! Esta sopa fría de sandía y tomate es como tomarse el verano en un vaso. Su textura ligera y su equilibrio entre dulce y salado la convierten en una entrada perfecta para los días calurosos. Se prepara en minutos y se sirve bien fría.
Coloca todos los ingredientes en la licuadora o procesador de alimentos y tritura durante un minuto, o hasta alcanzar la textura que más te guste. Prueba y ajusta con un poco más de sal, pimienta o comino si lo consideras necesario. Vierte la sopa en un recipiente hermético y llévala al refrigerador por al menos 4 horas para que esté bien fría. Sirve con tus toppings favoritos y prepárate para una explosión de frescura.
Nada dice “verano italiano” como una buena ensalada caprese. Es fresca, sencilla y con una combinación de sabores que no necesita presentación: tomate, mozzarella, albahaca y ese toque irresistible de balsámico que lo une todo en menos de 10 minutos.
En una bandeja grande, intercala rodajas de tomate y mozzarella, como si estuvieras armando una pequeña obra de arte comestible. Coloca las hojas de albahaca por encima, sin miedo a que algunas queden entre capa y capa. Luego espolvorea generosamente con sal marina en escamas y unas vueltas de pimienta negra. Para terminar, rocía todo con el aceite de oliva y el glaseado balsámico. Sirve de inmediato y prepárate para que todos te pidan la receta.
Consejo extra: Si los tomates están muy jugosos, puedes dejarlos reposar unos minutos con un poco de sal antes de montar la ensalada para intensificar aún más su sabor.
Llegamos al momento del postre y cuando el calor aprieta, el antojo de algo dulce sigue vivo, pero la idea de encender el horno simplemente no va. Por eso, estos vasitos de cheesecake sin cocción son la solución perfecta: se preparan en minutos, se sirven fríos y tienen el equilibrio ideal entre cremosidad, crocante y un toque frutal. Ideales para consentirte, compartir o impresionar a tus visitas.
Ingredientes
Para la base:
Preparación
Empieza mezclando las migas de galleta con la mantequilla derretida hasta que estén bien humedecidas. Divide la mezcla entre vasitos individuales (como 2 cucharadas por porción) y presiona con los dedos para formar la base.
En otro bol, bate el queso crema con el azúcar hasta que esté bien liso y sin grumos. Agrega la vainilla y la ralladura de limón si decides usarla. Aparte, bate la crema hasta que forme picos suaves (¡ojo con no pasarte!).
Con una espátula, mezcla con cuidado la crema batida en dos tandas al queso crema, hasta que quede una mezcla ligera y aireada. Sirve unos ½ taza de este relleno sobre la base de galleta en cada vasito. Decora con fruta fresca al gusto y refrigera al menos una hora antes de servir. Aguanta perfecto hasta por tres días, si es que no te lo comes antes.
Ahí lo tienes, un menú lleno de frescura, sabor y cero estrés frente a la estufa. El verano es para disfrutar, y estas recetas están pensadas para que lo hagas al máximo. ¿Te animas a probar alguna? Nos encantaría leerte; cuéntanos en los comentarios cuál fue tu favorita o comparte tu propia versión.