11 Cosas por las que un adulto no debería tener que justificarse ante los demás

Las enfermedades autoinmunes pueden ser complicadas: a menudo comienzan con síntomas sutiles que es fácil pasar por alto o descartar como cansancio o estrés cotidianos. Pero, ¿y si esas pequeñas molestias, como el cansancio persistente o los dolores aleatorios, son en realidad algo más que tu cuerpo está tratando de decirte?
Muchas personas pasan años sin darse cuenta de que su sistema inmunitario actúa en su contra. Prestar atención a las primeras señales de alarma puede marcar la diferencia a la hora de recibir antes la atención adecuada. En este artículo analizaremos algunas señales de alarma comunes que podrían merecer una segunda mirada.
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Si te despiertas con dolores musculares o articulares sin motivo aparente, puede ser síntoma de un trastorno autoinmunitario. A diferencia del dolor habitual provocado por el ejercicio, este tipo de molestias suele persistir o empeorar con el tiempo. El dolor puede aparecer y desaparecer o ir acompañado de rigidez, sobre todo por las mañanas. Si el cansancio va acompañado de dolores articulares o musculares continuos, merece la pena consultarlo con un médico.
Un sistema inmune sano combate las infecciones, pero cuando empieza a atacar al organismo, puede provocar fiebres bajas frecuentes. Es posible que, sin estar resfriado o tener gripe, notes a menudo una ligera sensación de calor, rubor o malestar general.
Estas fiebres suelen ser leves, pero pueden dejarle agotado y exhausto. Si te encuentras mal a menudo o siempre tienes la sensación de estar contrayendo algo, podría tratarse de una respuesta autoinmunitaria. Llevar un registro de estos episodios puede ayudarte a ti y a tu médico a averiguar qué está pasando.
Muchas enfermedades autoinmunes afectan a la piel, provocando erupciones, enrojecimiento o sensibilidad a la luz solar. Puedes desarrollar manchas secas y escamosas, enrojecimiento inexplicable o una erupción en forma de mariposa en la nariz y las mejillas. A veces, estos síntomas van acompañados de picor, lo que los hace aún más molestos. Si tus problemas cutáneos no parecen mejorar con tratamientos regulares, podrían ser un signo de un problema autoinmune subyacente.
Si padeces dolor de estómago, hinchazón o diarrea, la causa podría ser un trastorno autoinmunitario. Estos problemas suelen ir acompañados de intolerancias alimentarias o cambios de peso inexplicables. Aunque las molestias estomacales ocasionales son normales, los problemas digestivos persistentes podrían indicar algo más grave. Prestar atención a cómo reacciona el cuerpo a los distintos alimentos puede ayudar a identificar posibles desencadenantes.
La fatiga provocada por un trastorno autoinmunitario no es solo física: también puede afectar a la claridad mental. Muchas personas con estas afecciones experimentan "niebla cerebral", que les dificulta concentrarse, recordar cosas o pensar con claridad. Puedes tener dificultades para realizar tareas sencillas, sentirte agotado mentalmente o tener problemas para encontrar las palabras adecuadas. Esto puede dificultar la vida diaria y agravar los sentimientos de frustración y agotamiento.
La caída inesperada del cabello puede ser alarmante y a veces está relacionada con trastornos autoinmunes como la alopecia. En estos casos, el sistema inmunitario ataca por error a los folículos pilosos, lo que provoca adelgazamiento o calvicie. Puedes notar más pelo en el cepillo, en la almohada o en el desagüe de la ducha.
Aunque es normal que se caiga algo de pelo, merece la pena prestar atención a la caída repentina o excesiva. Si la padeces junto con fatiga y otros síntomas, es conveniente que acudas al médico.
¿Alguna vez has tenido esa extraña sensación de hormigueo o entumecimiento en manos y pies? Quizá se te hielan los dedos con demasiada facilidad, sobre todo cuando hace frío o estás estresado. Al principio puede parecer inofensivo, pero si te sigue ocurriendo -o incluso empieza a resultarte incómodo- puede ser síntoma de algo más.
Con el tiempo, estas sensaciones pueden resultar más difíciles de ignorar. Si además de la fatiga constante tienes este problema, puede que merezca la pena investigar qué le ocurre realmente a tu sistema inmunitario.
Puede que la cafeína sea el estimulante que te da energía por las mañanas, pero para algunos puede ser más un perturbador oculto que una fuente de energía útil. Si alguna vez te has sentido mal sin saber por qué, tu hábito diario de tomar café podría ser el culpable. Muchas personas pasan por alto las sutiles señales de advertencia de la intolerancia a la cafeína hasta que resulta imposible ignorarlas.