8 Gigantes prehistóricos que sí existieron junto a los humanos (y jamás los verás en Parque Jurásico)

Animales
hace 7 horas

Cuando vemos hacia el pasado, a veces cuesta creer que el ser humano haya compartido la tierra con criaturas gigantes. Sin embargo, es cierto. Nuestros ancestros caminaron con titanes como el mamut y un oso perezoso tan grande como un camión. Hoy, te invitamos a descubrir junto a nosotros más de esa convivencia que tuvimos con la megafauna de la Prehistoria.

¿Qué es la megafauna?

Empecemos haciendo una aclaración: el término megafauna no se usa solamente para animales extintos, sino que ciertos animales que existen en nuestra época entran dentro de esta categoría, como los elefantes. ¿Esto por qué? Porque megafauna describe a todo aquel animal que pese por encima de los 44 kilogramos y se encuentran muy relacionados con especies animales que existen en la actualidad.

No obstante, también debemos aclarar que el término también se refiere a animales que pesan menos de los 44 kilogramos, pero que son versiones gigantes muy similares a animales que existen en nuestra época. Por ejemplo, hace muchos años existió una versión gigante del koala que llegó a pesar alrededor de los 20 kilogramos.

A continuación te contamos sobre otras especies de la megafauna que no solo nos recuerdan a animales vivientes, sino que también llegaron a convivir con nuestros ancestros.

1. Megalania

Empezamos la lista bien fuerte mencionando al megalania (Varanus priscus), el cual era una especie gigante de lagarto monitor y que se asemejaba mucho al dragón de Komodo moderno, solo que una versión mucho más grande y pesada. Para empezar, se estima que el megalania era 20 veces más pesado que el dragón de Komodo, y alrededor de 10 veces más grande que su primo moderno.

Sin embargo, los expertos creen que la similitud con el dragón de Komodo va más allá de su peso, pues muchos mencionan que también podría haber tenido un método de caza similar, con una mordedura venenosa que provocaba que sus víctimas murieran por pérdida de sangre, por lo que mordían de manera que rasgaban la carne y esperaban a que su presa falleciera.

¿Te imaginas vivir sabiendo que existe un lagarto así? Al parecer nuestros ancestros no tuvieron que hacerlo, ya que se han encontrado fósiles en Australia que datan de hace 50 000 años, aproximadamente. Mientras que los primeros fósiles humanos encontrados en este mismo país pueden tener una antigüedad de entre 47 000 y 60 000 años, lo que podría ser un indicio de que este gigante compartió la tierra con los primeros humanos que existieron. De la misma manera, se cree que el mismo ser humano tuvo algo que ver con la extinción de estas increíbles criaturas, ya que muchas de las especies de megafauna que existieron en Australia comenzaron a desaparecer en el mismo momento en que los humanos migraron a estas tierras.

2. Diprotodon

¿Has escuchado del wómbat? ¿El marsupial australiano que hace popó cuadrada? Pues esta simpática criatura también tuvo un ancestro gigante llamado diprotodon. Tiene el título de ser el marsupial más grande que ha existido en la historia, tan grande que hasta se le conoce por tener el tamaño de un rinoceronte moderno y llegando a pesar hasta más de 3 toneladas. Al igual que sus primos modernos, también vivieron en Australia.

Afortunadamente, para los humanos que caminaron la tierra junto a estos wómbats gigantes, eran herbívoros, por lo que nunca representaron una seria amenaza para nuestros ancestros. Los expertos creen que no solo tenían contacto ocasional, sino que también pudieron haber sido adorados por los humanos, ya que algunas pinturas en piedra encontradas podrían haber representado a manadas de estos animales. También, se cree que la existencia del diprotodon inspiró la leyenda del Bunyip, un monstruo australiano que se cree cazaba humanos y que, según las tribus aborígenes del país, vivía en los pantanos.

Al igual que el megalania, se cree que su extinción está ligada a los humanos, pues es muy posible que estos los cazaran hasta desaparecer. Sin embargo, no todos los expertos concuerdan y afirman que el cambio climático y la deforestación pudieron ser las causa más probables. Aunque también es probable que haya sido una combinación de las tres lo que pusiera final a la vida de estos gigantes.

3. Thylacoleo

El diprotodon no fue el único marsupial gigante que existió en Australia durante la Prehistoria. En específico, queremos hacer mención de uno que si bien era mucho más pequeño que el mismo diprotodon, sí era muchísimo más peligroso: el Thylacoleo carnifex.

El thylacoleo, también conocido como el león marsupial, tiene el título de ser uno de los marsupiales más grandes de la existencia. Gracias a sus fósiles, los expertos creen que pudo ser tan grande como un león moderno y con una mandíbula muy fuerte. Sin embargo, sus métodos de caza pudieron haber sido muy distintos a los de cualquier gran felino. Mientras que los leones, por ejemplo, cazaban a sus presas sosteniéndolas con sus patas y dando el golpe final con sus mandíbulas, se cree que el thylacoleo hacía lo contrario: sostenía a su presa con sus mandíbulas y la finalizaba con sus poderosas patas, las cuales tenían unas garras gigantes que posiblemente usaban para atacar a sus presas en zonas vulnerables.

Sin embargo, y a pesar de sus similitudes en apariencia con los felinos, algunos expertos mencionan que pudo haber tenido comportamientos similares a otro marsupial moderno: el canguro. Según algunos científicos, la composición del cuerpo del thylacoleo en la zona baja era muy rígida y tenía huesos similares a los que tienen los canguros actuales, por lo que sugieren que también usaban su cola como una tercera pierna para pararse con sus patas traseras.

Y si te lo preguntabas, sí, se cree que también coexistió con los humanos antiguos. Para empezar, su extinción se dio hace unos 30 000 años, tiempo después de que los humanos llegaron al continente. Además, hay pinturas en cuevas en las que se cree están estos marsupiales gigantes representados. De igual manera, también se le atribuye al thylacoleo ser la inspiración del bunyip. Aunque otra evidencia posible es el hecho de que solían cazar al wómbat gigante, al cual mencionamos en el punto anterior y que también se estima que llegó a existir al mismo tiempo que los primeros seres humanos.

4. Rinoceronte lanudo

Una de las especies más conocidas de megafauna es el rinoceronte lanudo. Es irónico llamarlo un gigante porque ya los rinocerontes modernos son gigantes por su propia cuenta. Y aunque guardan muchas similitudes, también hay características que los diferenciaban. Para empezar, y como lo dice su nombre, el rinoceronte lanudo contaba con una capa de pelaje que lo protegía del clima frío. Este pelaje estaba hecho de dos clases: una capa delgada y densa, y otra más larga y rígida. También tenían un cuerno que, según los expertos, podían usarlo para impresionar a las hembras o también para mover la nieve del suelo mientras buscaban alimento. Este cuerno estaba hecho de queratina, no de hueso, una proteína que se encuentra en el cabello. En cuanto a su tamaño, en promedio podían llegar a medir más de 3 metros de largo y tener una altura de aproximadamente 2 metros, con un peso estimado de al menos 3 toneladas.

El rinoceronte lanudo, al igual que el rinoceronte moderno, era herbívoro, por lo que no representaba una amenaza para otros animales. Se alimentaban principalmente de pasto, aunque también se cree que podían alimentarse de ramas y hojas. Como es de esperarse, es posible que el humano tuviera algo que ver con su extinción y posiblemente eran su mayor amenaza. Es bien sabido que tanto rinocerontes lanudos como humanos existieron juntos en Siberia, pero esta convivencia no fue exactamente pacífica, ya que los antiguos humanos solían cazar a estos gigantes. No obstante, muchos expertos en el tema mencionan que las razones de su extinción tiene su origen en el cambio climático, aunque también se teoriza que los humanos tuvieron mucho que ver en las causas de ese cambio climático, por lo que se podría decir que sí tuvieron algo que ver en su extinción, al menos indirectamente.

5. Alce irlandés

Un gigante del que no se habla mucho, que también convivió con los humanos ancestrales, es el alce irlandés, una especie de venado prehistórico gigante que habitó en lo que hoy se conoce como Europa. Su tamaño era imponente, tenían alrededor de 2 metros de altura y los machos contaban con una cornamenta majestuosa que podía llegar a medir hasta 3 metros y medio de ancho. La razón del porqué tenían cuernos tan enormes no era muy distinta a la que tienen otras especies de venados modernos o incluso los mismos alces: para impresionar a las hembras e intimidar a otros machos. Se cree que entre más grande fuera la cornamenta, más posibilidades había de que el macho se quedara con las hembras. De igual manera, podía luchar contra otros de su especie entrelazando sus cornamentas para ver quién era el ganador.

De igual manera, tener cuernos tan grandes no era sencillo, por lo que sus cuerpos tuvieron que estar construidos específicamente para cargar el peso de sus coronas sin ningún problema. El análisis de fósiles concluyó que estos venados gigantes contaban con vértebras fuertes y cráneos mucho más gruesos. Asimismo, la forma alargada de sus vértebras indicaba que también contaban con una joroba musculosa en sus espaldas, lo que les ayudaba a cargar con tanto peso.

Por supuesto, la principal razón por la cual sabemos que estos gigantes convivieron con los humanos es por las pinturas de ellos que se hallaron en cuevas. En estas mismas cuevas también se lograron encontrar huesos, y aunque sí es posible que los humanos cazaran al alce irlandés, no se cree que su extinción tuviera intervención humana. Es probable que el cambio climático fuera la principal razón de su desaparición, pues los climas fríos hacían menos probable que encontraran alimento. De la misma manera, el calentamiento climático también influyó en que generaciones posteriores también tuvieran problemas para encontrar alimento y así poder tener los nutrientes necesarios.

6. Cigüeña de Flores

Si te habláramos de cigüeñas gigantes y personas del tamaño del un hobbit, posiblemente estarías pensando que te estamos recomendando una obra de ciencia ficción. Pero no, nos referimos a dos criaturas que existieron hace mucho tiempo en una isla indonesia llamada Flores. Hace unos 60 000 años, en esta isla existió un pájaro gigante que inicialmente se creía era incapaz de volar. Sin embargo, un descubrimiento en años recientes reveló que los huesos de sus alas eran lo suficientemente largos para permitirles volar. A esta ave se le conoce como cigüeña de Flores, o Leptoptilos robustus, y da la casualidad que compartió la tierra con la especie humana más pequeña de la historia, el Homo floresiensis.

Sin embargo, la relación entre estas dos especies es muy diferente en comparación a las entradas anteriores. Para empezar, el Homo floresiensis, o hobbits como les apodaron, no cazaban a las cigüeñas gigantes. Los expertos mencionan que es probable que el Homo floresiensis fuera carroñero, lo que lo hacía un competidor directo de la cigüeña de Flores, que también se alimentaba de la carne de animales muertos. Lo curioso es que la cigüeña gigante se estima que llegara a medir alrededor de 2 metros, mientras que el hobbit tuviera una altura no mayor a 1 metro, por lo que es posible que estos últimos solo lograran quedarse con las sobras que dejaban las grandes aves y otros depredadores de la isla.

7. Mamut lanudo

Tal vez la especie animal más reconocida de la megafauna es el mamut lanudo, un pariente del elefante moderno, que vivió en las frías tundras de Norte América, Europa y Asia hace aproximadamente 10 000 años atrás.

Los expertos mencionan que el tamaño de estas criaturas era muy semejante al de los elefantes africanos, por ahí de los 4 metros de altura. No obstante, se diferencian no solo en el pelaje que les permitía vivir en el frío, sino también por tener orejas mucho más pequeñas, una adaptación que también desarrollaron para no perder calor corporal. Además, contaban con una joroba en sus lomos que se cree funcionaba como una reserva de energía para cuando era difícil encontrar alimento. Y al igual que muchas otras especies de esta lista, no hay un consenso de qué causó la desaparición de estos gigantes. Por un lado, y como ya es común, se cree que la caza indiscriminada del humano antiguo fue una de las principales causas, aunque también se piensa que no pudieron sobrevivir al no saber adaptarse a la transición a un clima más caliente. Por supuesto, también es posible que ambas posibilidades tuvieran algo que ver con la extinción de estos animales.

Como dato curioso, cuando se piensa en el mamut se le ve muy lejano a nosotros. Pero lo cierto es que su existencia no es tan antigua como lo pensamos. Aunque parezca difícil de creer, mientras los últimos mamuts lanudos aún rondaban la tierra, un evento histórico de la humanidad también se estaba llevando a cabo en Egipto: la construcción de las pirámides de Giza.

8. El perezoso gigante

Si hiciéramos una lista de los animales más tiernos en el mundo, es posible que el oso perezoso ocupara alguno de los primeros puestos. Pero, ¿y si te dijéramos que existió una versión gigante, no tan adorable? Sí, el Megatherium americanum, también conocido como oso perezoso gigante, es un ancestro del oso perezoso moderno. Sin embargo, si se pusieran lado a lado, pensaríamos que son especies muy distintas.

Para empezar, el perezoso moderno es pequeño, lento y principalmente arbóreo. No llega a pesar más de 5 kilos y viven más que todo en Suramérica y América Central. Mientras que el megatherium, se cree que pasaban la mayor parte de su tiempo en la tierra y eran al menos 10 veces más grandes que su versión actual, y llegaban a pesar alrededor de 4 toneladas, con una altura de 3 metros y medio, estando totalmente erguidos. Por supuesto, como casi todos los animales de esta lista, se sabe que compartieron la tierra con los humanos porque se han encontrado fósiles con marcas de cortes en ellos, lo que indica que también formaban parte del menú de los humanos.

Incluso, en 1899, se descubrió un trozo de piel fosilizada que comprobó (gracias a estudios en años posteriores) que estos animales gigantes coexistieron con los humanos, incluyendo especies diferentes. Por ejemplo, estos restos que se encontraron pertenecieron a un milodonte, otra especie de perezoso gigante. Lo particular de estos fósiles es que estaban muy bien preservados, mucho mejor de lo que se esperaría en condiciones naturales, por lo que los expertos aseguran que el parche de piel fue tratado por humanos ancestrales para ser usado como cuero, y se describe su descubrimiento casi como una momificación.

Cuando vemos hacia atrás en el tiempo y nos encontramos con que estas bestias gigantes, y muchas más, existieron en nuestro planeta, nos cuesta muchísimo creer que el ser humano haya podido sobrevivir junto a ellos. Sin embargo, hay más que pruebas suficientes para saber que nuestros ancestros no solo caminaron las mismas tierras que estos titanes, sino que hasta se las arreglaron para cazar a muchos de ellos. Pensar en ese tipo de convivencia despierta no solo asombro, sino también curiosidad por saber en qué otras épocas y con qué otros animales gigantes pudo haber existido el ser humanos.

¿Qué piensas tú al respecto? ¿Crees que es posible que el ser humano conviviera junto a otras criaturas más grandes como los dinosaurios? Cuéntanos en comentarios cómo crees que hubieran sobrevivido de ser así y si a ti te hubiera gustado vivir en medio de estos gigantes prehistóricos.

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