11 Niñeras que terminaron en situaciones más dramáticas que una película de Hollywood

Cuando pensamos en camuflaje en la naturaleza, de inmediato pensamos en los animales. Pero, ¿sabías que también hay plantas que incluyeron esta adaptación entre sus estrategias de supervivencia? A continuación te contamos sobre 8 plantas que usan el arte del engaño en su día a día.
Aparentemente, los humanos no somos los únicos seres en el planeta tierra que sufrimos de catfishing. Bueno, tal vez no sea exactamente igual, pero sí existe una especie de orquídea que se hace pasar por una abeja para engañar a las abejas macho y así poder esparcir su polen. Estamos hablando de la orquídea abeja, Ophrys apifera, que recibe su nombre gracias a su principal polinizador.
La polinización es uno de los procesos por los cuales algunas especies de plantas se reproducen. Básicamente, estas plantas necesitan depositar su polen en los órganos reproductores de otras plantas de la misma especie. Pero como no pueden moverse, emplean a los insectos, que llegan a consumir su néctar, para ello. Sin embargo, la orquídea abeja va un poco más allá. Según los expertos, la orquídea abeja ha evolucionado de tal manera que imita no solo la forma de una abeja, sino que también libera unas feromonas similares a las que producen las abejas hembra para hacerle saber a los machos que sus huevos están listos para ser fertilizados. Esta combinación de engaños convencen a las abejas macho de que la flor es, en realidad, una abeja más y se acercan a ella para intentar aparearse, aunque sin mucho éxito. No obstante, esto es más que suficiente para que la abeja quede cubierta con el polen de la orquídea y así podrá ayudar, sin quererlo, en el ciclo reproductivo de la flor.
Cuando eres una planta que vive en lugares áridos con poca vegetación, crecer como una planta verdosa normal puede ser un gran peligro. Y al parecer, la piedra africana, también conocida como piedra viva, entiende esto a la perfección. Estamos hablando de una especie de suculenta originaria de Sudáfrica y Namibia que ha desarrollado una especie de mimetismo muy particular: se hace pasar por piedras pequeñas para evitar a los depredadores.
Fueron descubiertas en 1811 por William John Burchell en una expedición botánica. Durante el viaje, el investigador hallaría unas extrañas piedras con una fisura en el medio, pero cuando las inspeccionó más de cerca se dio cuenta de que eran en realidad una planta. Lo que parecía ser una fisura, es la separación entre las dos hojas de la suculenta que, al igual que otras plantas tipo suculenta, son excelentes sobreviviendo en áreas secas gracias a su capacidad para almacenar agua. Sin embargo, esta apariencia de piedra no sirve únicamente para camuflarse con el entorno, sino que también tiene la función de ayudar a minimizar el calor intenso que recibe.
Pero no se quedan para siempre como una piedra, durante el otoño, las lithops empiezan a florecer dando paso a una flor que recuerda mucho a las margaritas, con un color blanco o también de un naranja pálido. Lo curioso del ciclo de reproducción de las piedras vivientes es que también dependen de la polinización. Sin embargo, la polinización no la llevan a cabo los insectos, sino el agua. Específicamente, la lluvia. La planta guarda sus semillas en una pequeña cámara que solo se abre cuando está húmeda. Cuando una gota de lluvia golpea esta cámara, lanza las semillas alrededor, polinizando así a las otras plantas que estén cerca.
Cuando se trata de imitar, no todas las plantas lo hacen para ocultarse. Algunas, como las llamadas flores cadáver, lo hacen para sobresalir y atraer la atención de los posibles polinizadores. Y sí, su nombre no es casualidad o un simple capricho. La flor cadáver recibe este nombre porque emite un olor muy fuerte que recuerda al olor de la carne en descomposición. El olor atrae a los insectos y estos ayudan a la planta con la polinización. Sin embargo, cuando se habla de la flor cadáver, se puede estar hablando de dos especies distintas.
La primera es la rafflesia arnoldi, considerada como la flor más grande del mundo. Esta es una flor parasitaria que adhiere a la corteza de su huésped y va adquiriendo de ella los nutrientes que necesita para vivir. Esta flor la podemos encontrar en los bosques de Indonesia, puede llegar a pesar un aproximado de 6 kilos y cubrir un espacio de hasta 1 metro.
La otra flor cadáver es la titan arum, o aro gigante, también procedente de Indonesia. Aunque en apariencia la titan arum es mucho más grande que la rafflesia arnoldi, no posee el título de la más grande del mundo porque no es una sola flor, sino que es un conjunto de flores diminutas llamada inflorescencia. Es decir, que de un solo tallo surgen muchas flores. Sin embargo, la planta en conjunto puede llegar a medir hasta 3 metros de altura y pesar alrededor de 75 kilos. Y al igual que la rafflesia, el aro gigante también despide el olor a carne descompuesta para atraer a los insectos. Sin embargo, también produce calor en su interior, lo que ayuda a que el olor viaje más distancia y atraiga a polinizadores como moscas y escarabajos.
Insectos como las mariposas dependen de las plantas para llevar a cabo su ciclo de vida. Por ejemplo, la mariposa fritilaria del golfo, acostumbra a poner sus huevos en las vides de las passifloras. La flor no solo funciona como refugio para los huevecillos, sino que también les sirve de alimento una vez eclosionan y nacen las larvas. No obstante, esto puede ser perjudicial para la flor, pues muchas veces los gusanos de la mariposa terminan destruyendo la planta.
Sin embargo, la mariposa fritilaria es muy selectiva a la hora de elegir un lugar dónde poner sus huevos. Si la mariposa ve que una flor ya tiene huevecillos en ella, va a desistir de poner los suyos, ya que eso significaría que sus crías tendrían que competir contra las crías de otra mariposa por alimento. Y al parecer la passiflora aprendió a sacar partido de esto. Por un lado, han evolucionado para producir huevos falsos en sus hojas y así reducir las posibilidades de que las mariposas vayan a depositar sus huevos en ellas. Por otra parte, estos huevecillos falsos también producen néctar que atrae a las hormigas, las cuales llegan a comerse los huevos reales que alguna mariposa haya llegado a poner.
Otras plantas engañan a los insectos, pero no para protegerse de ellos o para hacerlos partícipes en la polinización, sino para comérselos. Sí, algunas especies de plantas pueden ser depredadores que emboscan a sus presas cuando estas menos lo esperan. Como ejemplo, tenemos a las droseras, también conocidas como rocío del sol. Con un nombre tan tierno, nunca esperaríamos que se tratara de una planta carnívora. Sin embargo, estas plantas han evolucionado para hacer justo eso: alimentarse de carne.
Específicamente, las droseras se alimentan de insectos. Por ejemplo, las droseras pigmeas poseen unos tentáculos que segregan una sustancia pegajosa en sus puntas. Las gotas de este pegamento se asemejan mucho a las gotas de rocío (de ahí su nombre) y los insectos las pueden confundir con gotas de néctar, por lo que pueden acercarse a la planta para tomar un refrescante sorbo y terminan atrapadas en los tentáculos de la planta. No obstante, el pegamento no es la única estrategia que tiene la planta para atrapar a sus víctimas, sino que en el momento que siente que un insecto se posa en ella para alimentarse del néctar, la drosera comienza a enroscarse alrededor del insecto, haciéndole imposible escapar. Por lo general se alimentan de mosquitos, los cuales una vez atrapados pueden servirle de alimento a la planta durante unas cuantas semanas.
En los bosques de Brasil, existe una flor con una apariencia muy particular. Su forma de capullo y dos parches blancos en medio recuerda mucho a uno de los personajes más icónicos del cine: Darth Vader. Hablamos de Aristolochia salvadorensis, también conocida como la flor Darth Vader. Y aunque esta curiosa flor no tiene ninguna habilidad en ninguno de los dos lados de la fuerza, sí tiene una característica que atrae a los insectos hacia ella.
Al igual que otras plantas que ya hemos visto en esta lista, la Darth Vader, produce un olor muy similar al de la carne podrida, lo que atrae a insectos hacia ella con tal de que la ayuden en su ciclo reproductivo. Sin embargo, su estrategia es un poco más agresiva que la titan arum o rafflesia arnoldi. Las paredes internas de la flor están cubiertas de unos cabellos pegajosos que atrapan a los insectos cuando estos entran para alimentarse. Y aunque no lo hace para comérselos, lo hace el tiempo suficiente para que el cuerpo de los insectos quede totalmente cubierto de polen, el cual llevan a otras plantas y continúan con el ciclo de vida. Y considerando que la flor solo tiene una semana de vida, tal vez esta estrategia de llenar a sus víctimas por completo de polen atrapándolas sea la mejor opción para perpetuar su existencia.
Siguiendo con las plantas que utilizan aromas, hay una en específico que no solo usa un aroma para atraer a sus víctimas, sino que puede cambiar la composición del aroma según el tipo de insecto que quiera atraer. Se trata de la planta odre, una planta carnívora que típicamente se puede encontrar en varias zonas del planeta, pero esta en específico de la que vamos a hablar, la Sarracenia, se puede encontrar en el sureste de los Estados Unidos. Este tipo de planta atrae a los insectos a una cavidad hecha con sus propias hojas, en la cual la víctima cae y es atrapada por un líquido digestivo del cual les es casi imposible escapar.
Como mencionamos antes, varios científicos creen que estas plantas producen un coctel aromático diferente según el tipo de presa que quieran atraer. Por ejemplo, si desean atraer a insectos polinizadores, el aroma que despiden tendrá una composición muy similar a la que emiten las flores y las frutas. Mientras que otras atraían hormigas emitiendo un aroma más rico en ácidos grasos. Y aunque esto pueda parecer insignificante, para los expertos es una prueba de que estas plantas no solo atrapan a insectos de manera aleatoria, sino que pueden decidir a cuáles elegir como presa. Y aunque el estudio hecho no arrojó resultados determinantes, sí es un buen punto de partida.
Incluso, hay un caso muy particular de planta odre que no atrae insectos, sino a las musarañas. Pero no, no lo hace para comerlas. Este tipo de planta odre hace la función de servicio sanitario para las musarañas que llegan atraídas por el néctar que produce la planta odre y también hacen sus necesidades dentro de ella. Lo curioso es que los investigadores encontraron que las plantas prefieren alimentarse de los desechos de las musarañas que de insectos, al menos en su estado más maduro. Incluso, mencionan que evolucionan a tal grado que pierden la facultad para cazar insectos, si no que se adaptan para vivir solamente del excremento de las musarañas.
En el mundo vegetal, algunas plantas se ven tan sencillas, pero pueden esconder una estrategia inesperada como se lo encontró este investigador en los bosques de Chile. Descubrió que una planta, Boquila trifoliolata, escondía un secreto a simple vista: cambiaba la forma de sus hojas a medida que se trepaba a otras plantas.
La Boquila trifoliolata es una planta trepadora que, como su nombre lo indica, se trepa a otras plantas para poder crecer. No es parasitaria, sino que simplemente utiliza a otras plantas para darse soporte. Y aunque parece ser una planta de apariencia muy sencilla, puede imitar casi a la perfección las hojas de las plantas en las que se apoya. Un hecho que ha mantenido perplejos a los científicos desde su descubrimiento. A este tipo de mimetismo es común en plantas; sin embargo, la imitación se limita a una sola especie de árbol. En el caso de la Boquila trifoliolata, puede transformarse para imitar a varias especies a la vez. ¿Lo mejor de todo? Es que no necesita estar en contacto con sus huéspedes para poder imitarlos. Basta con crecer cerca de ellos para adquirir su forma. Y aunque los científicos no han logrado determinar cómo esta planta logra semejante maravilla, sí han propuesto varias hipótesis: una de ellas propone que la boquila identifica a las plantas vecinas por medio de compuestos químicos en el aire. Otros, mencionan que las plantas huésped pueden transmitir materiales genéticos por medio de microbios.
Ahora, ¿por qué una planta imitaría a otras? La respuesta es supervivencia. Al imitar a otras plantas con sabores desagradables o incluso venenosas, pueden reducir las probabilidades de ser devoradas por herbívoros. Se ha demostrado en estudios que plantas de Boquila trifoliolata que han imitado a otras, sufrieron menos daño que aquellas que no imitaban a ninguna, lo cual podría explicar por qué han evolucionado de tal manera.
Sin duda, la naturaleza nunca dejará de sorprendernos. Pareciera que su creatividad para adaptarse a las circunstancias no tiene límite. En especial, cuando se trata del arte del engaño, encontraremos comportamientos que desafiarán nuestra percepción.
¿Te imaginas cuántos casos similares han pasado desapercibidos? ¿Crees que nos faltó mencionar alguna otra planta? Comparte tu respuesta en comentarios.