Qué tan peligroso es compartir las toallas del baño y con qué frecuencia hay que lavarlas

Salud
hace 7 horas

“Si uso la toalla para secarme después de bañarme, entonces no puede estar sucia”. Esta afirmación parece una deducción lógica irrevocable. Sin embargo, es absolutamente incorrecta. La realidad es opuesta a esta creencia que en apariencia está llena de sentido común. La siguiente frase sí está comprobada científicamente y excluye a la anterior: “No lavar con frecuencia las toallas de la ducha y del tocador puede ser más peligroso de lo que ahora mismo piensas”. Aquí te explicamos las razones.

¿Qué tan peligroso para la salud es usar las mismas toallas una y otra vez?

Las toallas ofrecen un ambiente propicio para la proliferación de microorganismos como bacterias y hongos. Esto se debe a que reúnen las condiciones ideales para su supervivencia: humedad constante, temperatura tibia, pH neutro, oxígeno y restos biológicos como células muertas y secreciones del cuerpo. Aunque muchos de estos microbios ya viven naturalmente en nuestra piel, cuando encuentran un entorno favorable para multiplicarse, pueden desencadenar irritaciones cutáneas e incluso infecciones.

Jason Tetro, microbiólogo y autor de The Germ CodeThe Germ Files, recomienda lavar las toallas al menos una vez por semana. Los estudios evidencian que durante ese tiempo, la carga microbiana puede llegar a ser tan alta —con cientos de miles o incluso millones de organismos— que alcanza con usar una vez la toalla para que parte de ellos se transfiera a la piel, provocando desde mal olor hasta problemas de salud.

La dermatóloga Kristina Collins, fundadora de Austin Skin en Texas, explica que nuestra piel está colonizada por un ecosistema natural de bacterias, levaduras y hongos. Cuando nos secamos, estos se trasladan a la tela junto con partículas de piel. Por eso, quienes padecen afecciones como acné o foliculitis podrían ver sus síntomas agravados si utilizan toallas sin lavar durante más de una semana.

¿Con qué frecuencia deberías cambiar y lavar tus toallas?

No existe una única respuesta válida para todas las toallas, ya que su uso y nivel de desgaste varían según la función que cumplen. Como regla general, se sugiere lavar las toallas del cuerpo y del rostro después de tres o cuatro usos. No obstante, si tienes condiciones cutáneas como acné o eccema, es recomendable aumentar la frecuencia de lavado no solo de las toallas, sino también de sábanas, fundas de almohada y cualquier tela que esté en contacto directo con la piel, con el fin de reducir el riesgo de proliferación bacteriana.

La higiene de las toallas de mano en el baño merece especial atención, ya que pueden convertirse en un foco de bacterias potencialmente peligrosas, como la E. coli, proveniente del tracto intestinal. Para minimizar riesgos, lo ideal es lavarlas cada dos días aproximadamente.

Respecto a la frecuencia con la que deben cambiarse las toallas de baño, no hay una única postura. Hay especialistas en alergia que recomiendan hacerlo al menos una vez por semana. En cambio, microbiólogos de la Universidad de Nueva York, aconsejan lavarlas luego de tres usos y agregan que el mal olor es una señal clara de acumulación de microorganismos y, por lo tanto, de que es hora de ponerlas en la lavadora.

Cómo lavar las toallas correctamente después de la ducha

Para evitar complicaciones, es clave seguir ciertas medidas con el uso de las toallas. Lo ideal es colgarlas bien estiradas para que puedan secarse por completo. Siempre que sea posible, es mejor ponerlas a secar al aire libre. Evita dejarlas colgadas en la parte trasera de la puerta del baño, ya que la humedad persistente favorece la aparición de moho y bacterias.

Otra regla esencial: no compartir toalla. Aunque puede parecer inofensivo, lo más saludable es que cada integrante de la familia tenga su propia toalla de baño. Si por alguna razón comparten una toalla de manos, conviene lavarla más seguido. Y si alguien tiene problemas en la piel, lo más recomendable es que use una toalla exclusiva para evitar contagios o irritaciones.

Para lograr que nuestras toallas queden en perfectas condiciones, lo ideal sería lavarlas a una temperatura superior a 60ºC, lo que nos asegura eliminar cualquier microorganismo presente. Sin embargo, si tememos que las toallas se estropeen, podemos agregar algún producto desinfectante como vinagre blanco o lejía.

Una recomendación para lavar toallas de color y blancas es utilizar detergente biológico, el cual incluye enzimas para remover manchas de proteínas y grasas. Además, se puede usar blanqueador óptico y agentes blanqueadores para mantener brillantes las toallas blancas.

Hay que tener precaución con el uso excesivo de suavizante, ya que reduce la capacidad de absorción de las toallas. Para mantener la suavidad y esponjosidad, se recomienda secar las toallas en la secadora, asegurándose de agitarlas bien antes de colocarlas. Es importante no secar las toallas en el radiador para evitar que se resequen y se endurezcan.

¿Cómo limpiar la alfombrilla del baño?

Aunque muchas veces pasa desapercibida, la alfombrilla del baño es una de las superficies que más bacterias acumula. Esto se debe a que allí colocamos los pies mojados después de ducharnos, lo que genera un entorno más húmedo incluso que una toalla. Las telas húmedas con gran área son ideales para que proliferen hongos y bacterias, y diversos estudios han detectado miles de microorganismos en alfombrillas de felpa.

Para mantenerla limpia, se recomienda lavarla con agua caliente al menos una vez por semana. Si la textura lo permite, también puede desinfectarse usando productos con peróxido de hidrógeno o con componentes no blanqueadores como el ácido cítrico.

La limpieza y el orden en el hogar es algo a lo que todos aspiramos. Y si nos enfocamos en la pulcritud, claro que no solo debemos tener en cuenta el lavado habitual de las toallas, el aseo de las sábanas es igual de importante, y por razones similares.

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