Científicos nombraron los 9 signos más extraños, pero verdaderos, que demuestran que eres una persona inteligente
Mientras que algunos científicos discuten cuál de los indicadores es más importante: si el coeficiente intelectual (IQ) o la inteligencia emocional (EQ), otros estudian a las personas de todos los lados posibles para entender qué cosas de su apariencia y comportamiento pueden afectar sus habilidades intelectuales. Y llegan a unas conclusiones muy inesperadas. Resulta que tu altura, peso, longitud de los dedos y hasta el color de los ojos pueden hablar de tu nivel de inteligencia.
1. Prefieres la soledad a una compañía ruidosa
A las personas inteligentes no necesariamente les hace falta una gran compañía de amigos para pasar un buen rato. El estudio de Norman Lee y Satoshi Kanazawa, “How intelligence, population density, and friendship affect modern happiness” (“Cómo la inteligencia, la densidad de la población y la amistad afectan la felicidad moderna”), ha demostrado que este tipo de sujetos se sienten cómodos estando solos, y la necesidad constante de comunicarse con alguien en lugar de dar placer, les resulta agotador.
Además, las personas dotadas suelen hablar consigo mismas en voz alta, y este factor también indica una gran inteligencia y, de ninguna manera, locura.
2. Aprendiste a leer temprano
No es que solo los niños inteligentes puedan aprender a leer a una edad temprana. Por el contrario, los científicos británicos Stuart J. Richie, Timothy C. Bates y Robert Plomin creen que la lectura es lo que hace que ellos sean más inteligentes.
Es bastante obvio: cuanto antes hayas aprendido las letras y cuantos más libros leas, mayores serán tus conocimientos. Por supuesto que esto se aplica a aquellos cuyo círculo de lectura es diverso y no se limita a un solo género o autor.
3. Eres el hijo mayor de la familia
Los científicos de la Universidad de Edimburgo han demostrado que los niños mayores casi siempre tienen una pequeña pero significativa ventaja en términos de coeficiente de inteligencia: tienen un promedio de 3 puntos más. Resultó que esta diferencia no se debe a factores biológicos o genéticos, sino a la interacción psicológica de padres e hijos.
Pero cabe señalar que Dmitri Mendeléyev fue el último, el decimoséptimo hijo de la familia, y eso no le impidió crear el conocido sistema periódico de los elementos químicos, lo que le brindó un reconocimiento histórico y mundial.
4. Tienes una altura por encima del promedio
Un estudio de Princeton realizado por Anne Case y Christina Paxson demostró que los niños de mayor altura, muchas veces, obtienen más puntos en las pruebas de inteligencia y, en la edad adulta, ganan más dinero. Uno de los ejemplos es Steve Jobs, que medía 188 cm.
Esto se manifiesta ya en la primera infancia: los niños de 3 años de rápido crecimiento tienden a superar las diferentes pruebas mejor que sus pares de menor altura.
5. Fuiste a una escuela de música
Un estudio de Glenn Schellenberg demostró que los niños que tocaron el teclado o tomaron lecciones de canto durante 9 meses, tenían un puntaje de CI más alto que los que asistían a talleres de teatro o que no iban a ninguna parte.
Y en el año 2013, Schellenberg presentó la hipótesis de que, probablemente, haya sido precisamente la inteligencia superior de los niños lo que los haya llevado a dedicarse a la música.
6. Eres muy susceptible a los sonidos
El piso que cruje, el sonido de los snacks entre los dientes e incluso una respiración ruidosa: los sonidos cotidianos más comunes pueden ser factores de distracción para las personas con un coeficiente de inteligencia alto. Los científicos de la Universidad de Helsinki realizaron un estudio que demostró la existencia de un fuerte vínculo entre la capacidad de una persona de encontrar soluciones originales a los problemas y la incapacidad de “apagar” los ruidos y los estímulos sonoros extraños.
Existe un diagnóstico real para este tipo de afección: la misofonía. Se producen cambios en la actividad cerebral de los misofónicos cuando, por ejemplo, comes galletas crujientes cerca de ellos.
7. Tu dedo anular es más largo que tu dedo índice
El médico noruego, Karl Pinsk, contó sobre el método que permite determinar las inclinaciones de una persona dependiendo de la longitud de sus dedos. Según la investigación, cuanto más largo sea el dedo anular, tanto mejor es su dueño en los resultados de las pruebas de matemáticas y pensamiento espacial, pero es peor en los ejercicios verbales.
El investigador John Coates, de la Universidad de Cambridge, descubrió que el éxito de una persona en los negocios financieros puede predecirse por la longitud de los dedos en su mano. Resultó que las personas que ganan más dinero son aquellas que tienen el dedo anular más largo que el índice.
8. Te pones ansioso seguido y eres propenso al pánico
Los psicólogos Tsachi Ein-Dor y Orgad Tal, del Centro Interdisciplinario de Herzliya (Israel), realizaron un estudio que demostró que las personas inteligentes tienden a ser pesimistas, y a veces inventan en su mente distintas situaciones desagradables que podrían ocurrirles. Los psicólogos aseguran que los intelectuales están acostumbrados a analizar más a fondo los acontecimientos del pasado y, en consecuencia, les prestan más atención a los detalles que le dan forma al futuro.
De esta manera, obtenemos una espada de doble filo: por un lado, las personas inteligentes están mejor preparadas para las posibles dificultades, pero por el otro, se ven obligadas a vivir en un estado de constante estrés. ¿Recuerdas a la inteligente Elsa del cuento de hadas de Hans Christian Andersen? No era fácil para ella vivir con tanta inteligencia.
9. Dices malas palabras
Por extraño que parezca, el uso de malas palabras indica un intelecto alto. Lo más probable es que las personas inteligentes hayan dominado el máximo del vocabulario posible (incluido el obsceno), y por eso operan hábilmente las palabras con un significado e intensidad óptimos.
Hasta hace poco, se creía que las palabras obscenas se usaban más por personas que tienen poca educación, porque no cuentan con suficiente vocabulario. Pero la investigación de los psicólogos de Marist College, bajo la dirección de Timothy y Kristin Jay, demostró lo contrario: cuanto más educada sea la persona, tanto mayor es la probabilidad de que diga una “palabrota”.
¿Te reconociste en alguno de los puntos? ¿Y qué otra cosa, en tu opinión, puede influir en el intelecto humano?