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Muchas veces, pensar en el desarrollo infantil nos lleva a enfocarnos en el lenguaje o el aprendizaje escolar. Sin embargo, hay otro factor de gran importancia para que los niños crezcan sanos, seguros y sanos: el desarrollo motriz. Dentro de este proceso, la motricidad fina y la gruesa juegan un papel fundamental, pues cada una tiene funciones distintas que influyen en la vida diaria de los pequeños. En este artículo te contamos por qué son clave para que tus pequeños tengan una mejor calidad de vida.
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El desarrollo motriz es una parte clave del crecimiento de los niños, especialmente en sus primeros cinco años de vida. Se refiere al proceso mediante el cual fortalecen sus huesos, músculos y adquieren la capacidad de moverse y explorar el mundo que los rodea. Este desarrollo se da en dos niveles: la motricidad gruesa y la motricidad fina.
Y lo interesante es que estos dos tipos de motricidad tienen un gran impacto en la vida diaria de los pequeños, pues no solo se trata de que puedan brincar, correr o moverse con libertad, también influye en su desarrollo del cognitivo y emocional.
La motricidad gruesa es la encargada de permitirnos realizar movimientos que requieren el uso de varias partes del cuerpo. Cosas que podrían parecer tan sencillas para algunas personas, como caminar, correr, saltar la cuerda, son un gran ejemplo de actividades que requieren la coordinación y balance de nuestro cuerpo.
Por eso, para que los niños tengan un desarrollo físico óptimo, es necesario trabajar en su motricidad gruesa. Así podrán tener más control sobre su cuerpo, ser más ágiles y adaptarse a las actividades que son parte de su rutina, como practicar un deporte o simplemente jugar de manera autónoma. Recuerda que se comienza con unos pasitos, para después poder ser imparable.
Cuando hablamos de motricidad fina nos referimos a la capacidad de realizar movimientos con músculos más pequeños para poder realizar alguna acción. Siempre que tenemos que hacer algo que requiere mucha precisión, es cuando esta habilidad sale a relucir.
Desde sostener una cuchara, poder colorear sin salirte de la línea, o incluso vestirte y peinarte, hay una infinidad de cosas para las que la motricidad fina es esencial. Al poder realizar este tipo de actividades de forma individual, los niños pueden ser más independientes y aprender a tener un mejor cuidado propio.
Al crecer, estas habilidades serán cada vez más necesarias para poder interactuar con todo lo que les rodea, ya sean objetos o personas. Hacer pequeños cambios en la rutina, como priorizar los juegos que requieran movimientos delicados, en lugar de actividades que no estimulan su movilidad, como ver televisión o usar el celular, puede ayudar a que tengan un mejor desarrollo de la motricidad fina.
El desarrollo motriz es una parte fundamental del crecimiento y puede potenciarse de forma natural en nuestro día a día. A través ciertas acciones diarias, los niños fortalecen habilidades como el equilibrio, la coordinación y la fuerza. Estos son algunos ejemplos de actividades que estimulan sus capacidades físicas.
Motricidad fina:
Motricidad fina:
Motricidad gruesa:
Cada que los más pequeños de casa se divierten, también aprenden cosas nuevas y desarrollan habilidades que les serán de utilidad en el futuro. Así que es mejor unirnos a sus juegos, apoyarlos y tal vez hasta mejoremos nuestra coordinación al igual que ellos.