Cómo sobrevivir al ataque de un canguro

Animales
hace 9 meses

Estás conduciendo con tu amiga Annie por el salvaje interior de Australia. El sol es abrasador, pero ves una multitud de canguros simpáticos saltando. Detienes el auto y te bajas a filmarlos con tu teléfono. Inicias una transmisión en vivo para impresionar a tus amigos y seguidores. De repente, uno de los canguros salta hacia ti a toda velocidad, dispuesto a atacar.

Muy bien, detengámonos un segundo antes de que tú o tu amiga salgan lastimados. Los canguros tienen unas patas extremadamente poderosas y pueden saltar unos 9 metros en el aire. Esas fuertes piernas les permiten saltar a velocidades de hasta 50 kilómetros por hora, más rápido que cualquier humano promedio. Así que, si estás pensando en dejar atrás a una multitud de canguros furiosos o a un solo canguro, no lo hagas: te perseguirán y te derribarán antes de que alcances tu velocidad máxima. Sus colas son fuertes, y a veces actúan como una quinta extremidad cuando están pastando en el campo. Los canguros suelen comer hierba como las vacas, pero también se alimentan de arbustos, musgo y hasta hongos. Su cola es esencial para mantener el equilibrio. Pueden llegar a medir hasta 1,80 metros, y su cola representa la mitad de esa altura.

Regresemos con ustedes dos. El canguro ya está a pocos metros. Lo primero que tienen que hacer es proteger el cuerpo. Gira de lado y extiende el brazo hacia afuera. Asegúrate de que tu cabeza esté fuera de su alcance. Sus patas tienen garras muy afiladas, no querrás que te den ningún golpe, especialmente en la cabeza. Los canguros patean con ambas patas, lo que significa que apoyan su cuerpo en la cola y extienden las patas para empujar a sus agresores, es decir, a Annie y a ti. Sus pies son enormes, cosa que los hace aún más peligrosos. Bueno, el tiempo sigue congelado, así que tú y Annie se ponen en posición y están preparados para el ataque de los canguros. Y... ¡acción! El canguro se pone cara a cara contigo, como un boxeador en un cuadrilátero. Se acerca, pero tú estás en la posición correcta para reducir el daño todo lo que puedas. Aunque sabes cómo defenderte, enfrentarte a un canguro de 1,80 metros no es una gran idea.

Lo mejor que puedes hacer es retroceder lentamente sin sobresaltarlo. No le des la espalda: podrías recibir un ataque sorpresa. Si retroceder no ayuda, hazle saber que ganó la batalla. No le devuelvas el contacto visual y, si puedes, muéstrate más pequeño. Es posible que hayas pasado por alto algunas señales de advertencia mientras los observabas desde lejos. Los canguros no estaban pisando fuerte porque estaban emocionados de verte, estaban diciéndote que no te acercaras. Cuando uno de ellos saltó hacia ti, se levantó sobre sus patas y contrajo los músculos para mostrar su dominio. El mayor problema de todos es que detuviste tu vehículo mientras ellos pastaban tranquilamente. Te vieron como una amenaza y se pusieron en modo defensivo. El grupo tiene varias crías que asoman la cabeza de la bolsa de su madre.

Las hembras de canguro tienen una bolsa en el vientre hecha con un pliegue de piel para proteger a los bebés. Cuando nacen, solo tienen el tamaño de una uva, pero después se vuelven gigantes. Después de 10 meses, las crías son lo suficientemente grandes como para salir de la bolsa de la madre y saltar por su cuenta. Bien, Annie y tú han sobrevivido a esa confrontación... por ahora. ¡¿Pero qué pasa cuando te encuentras cara a cara con un canguro de 12 metros?! Es broma, estamos siendo realistas. Sería superdifícil enfrentarse a un oso pardo. Lo primero que debes saber sobre ellos es que son muy simpáticos cuando recogen bayas o se rascan el lomo contra las cortezas de los árboles. Pero su lado oscuro da más miedo que el de un canguro.

Estás en un pequeño pícnic con Annie cuando, de repente, un oso pardo se acerca tras oler su deliciosa comida. Que no cunda el pánico, vamos a congelar el tiempo para que pienses qué hacer. En general, la mejor manera de sobrevivir al ataque de un oso pardo es evitarlo por completo. Estos osos son vagabundos que siempre buscan los mejores lugares para encontrar comida. Su sentido del olfato es impecable, por lo que su nariz lo llevó directamente al pícnic.

El oso está muy cerca de ti. No debes asustarte. Tienes que mostrarle al oso que solo eres un visitante en su territorio. Retrocede lentamente mientras hablas en un tono bajo y sereno. Necesita saber que estás sometiéndote a él, que es la criatura dominante en este encuentro. Hay mucha tensión en el aire cuando te encuentras cara a cara con un oso, así que no le des la espalda ni salgas corriendo. Eso solo hará que te persiga... y no ganarás esa carrera. Los osos son más rápidos que los humanos y pueden nadar y trepar a los árboles. Así que, a no ser que te salgan alas y puedas salir volando, no intentes dejar atrás a un oso pardo. Además, debes evitar el contacto visual. Al igual que los simpáticos y cariñosos canguros, los osos se toman todo muy en serio y observan todos tus movimientos. También consideran el contacto visual directo como una señal de agresión y desafío.

A los pardos también les gusta jugar. Esperan a ver tus movimientos, e incluso pueden fingir un ataque para ver cómo reaccionas. En cualquier caso, tienes que mantenerte firme. Si el oso baja la cabeza y acerca el cuello hacia ti, es porque está decidido a atacar. Como hemos congelado el tiempo, de momento no podemos saber con certeza cuál será su próximo movimiento. Regresemos a la acción para averiguarlo, ya que tendrás que planificar tu próximo movimiento en función de lo que haga el oso. Y... ¡acción! El oso pardo no está mostrando ninguna señal de agresividad hasta el momento, solo siente curiosidad por lo que lo rodea. Recuerda tu entrenamiento: nada de contacto visual. Bien, el oso está mostrando señales de agresión ahora, lo que significa que podría atacarte. Mantente firme. Está acercándose.

Lo mejor que puedes hacer en este caso es someterte completamente a él, echarte al suelo y cubrirte la cabeza con los brazos. No te muevas. Puede que el oso entienda que estás rindiéndote y se aleje. A veces los osos se quedan un rato antes de dejarte en paz. Por suerte, este oso solo quería la comida del pícnic, así que toma los bocadillos y se va corriendo. Tuvieron suerte esta vez. Si el oso los atacara, tendrías que luchar contra él como puedas. Utiliza cualquier objeto cercano para ayudarte. Lo mejor es apuntar a los puntos más sensibles con toda tu fuerza, como los ojos y la nariz. Lo que distingue a los pumas de otros depredadores es que son excelentes acechadores. Estás de excursión en el bosque y no te das cuenta de que te acompaña un invitado no deseado. Los pumas te acechan si creen que serías una buena comida, y podrían lanzarse repentinamente si saben que es el momento adecuado. Estos gatos gigantes generalmente no atacan a las personas, pero quién sabe qué tienen en mente.

La regla general cuando te encuentras cara a cara con un puma es prácticamente la misma que con los demás animales. Mantente firme y no corras. Correr solo lo alterará, y sin duda te superará. Estos felinos son fuertes y tienen reflejos muy rápidos. Sus garras son poderosas y sus mordiscos, aún peores. No querrás que uno de ellos te persiga. Vamos a congelar el tiempo para que sepas qué hacer. Ahora que estás firme en tu lugar, hazte más grande que el puma. Eso es, levanta los brazos e infla el pecho. Mantén siempre el contacto visual para imponer tu dominio. No tienes que parecer más débil o sumiso ante el puma, a diferencia de lo que ocurre cuando te enfrentas a un oso pardo o a un canguro. Al contrario, tienes que demostrar que eres más poderoso que él. No te acobardes ni te agites: él está pendiente de todos tus movimientos. Los siguientes pasos dependerán del puma.

Hagamos un resumen, ¿de acuerdo? Bien, está mostrando señales de comportamiento agresivo. Es un gatito duro y no quiere perder este juego. Si parecer más alto no logra nada, intenta agitar los brazos y gritar a todo pulmón. Si puedes lanzarle algunas piedras para asustarlo, tendrás otra ventaja. Parece que el gatito quiere atacar. Pase lo que pase, mantente firme. Después de un rato, el puma se rinde y huye. Has ganado este encuentro. Ahora bien, que te hayas salido con la tuya no quiere decir que estés a salvo permanentemente. Si el puma te atacara, tu única opción sería contraatacar. Busca algunos objetos cercanos que te ayuden y no te rindas.

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