Cómo un abuelito, a sus 86 años, se graduó de ingeniero vendiendo verduras

Historias
hace 10 meses

Si hay algo que nos llena de satisfacción y orgullo es alcanzar nuestras metas y hacer de los sueños una realidad. No es una cuestión de ego, es simplemente tener la posibilidad de decirnos a nosotros mismos que somos capaces y que podemos con todo aquello que nos proponemos, sin importar los obstáculos, las críticas o la edad, porque finalmente nunca es tarde para seguir soñando.

Don Felipe Espinosa es un vivo ejemplo de que los sueños se cumplen, tarde o temprano, pero se cumplen al fin; claro, se necesita de esfuerzo, constancia y un deseo profundo para conseguirlo. El destino quiso que Don Felipe perdiera a su padre cuando niño, por lo que comenzó a trabajar desde sus siete años, lo que le impidió terminar sus estudios de primaria. Luego tuvo cinco hijos y el trabajo duro, para sacar a su familia adelante, ocupó todo su tiempo.

Sin embargo, dentro de su ser, siempre albergó la esperanza de volver a estudiar. Tuvo que esperar hasta que sus hijos crecieran y se hicieran adultos, para tomar de nuevo sus cuadernos y encaminarse detrás de su sueño: ser un profesional. La aventura comenzó hace más de veinte años. Recorrió el camino completo, empezando por la primaria.

En el 2016, logró lo inesperado: inició sus estudios universitarios en Licenciatura en Ingeniería en Procesos y Gestión Industrial. No sería fácil el camino, las críticas no se hicieron esperar, la falta de dinero y la tecnología estaban en su contra. A cada obstáculo, Don Felipe se enfrentó con total altura y supo sortearlos de la mejor manera.

Don Felipe le recomendó a aquellos que lo criticaban: “que mejor no me digan, que mejor se pongan a estudiar para ellos y su familia, que no se les cierre el mundo”. Por otro lado, alternó sus estudios con su trabajo, vendiendo cebolla, tomates, limones y otras verduras en la central de abastos de Puebla, pues al fin y al cabo, como dijo él mismo: “hay que echarle ganas”.

Su paso lento, su costal al hombro y las arrugas marcadas en su rostro, nos hablan de una vida que seguramente no fue fácil, pero que él ha sabido llevar con toda calma y hasta humor. Como cuando le preguntaron si la tecnología había sido un obstáculo en sus estudios y él respondió: “si uno es chango viejo hay que hacer maromas nuevas y allí se iguala usted con los jóvenes. La superación del humano está en la mente”.

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el 27 de junio de 2023, publicó la entrega del título profesional, luego de la defensa de Tesis, a Don Felipe Espinosa, al que le ha cambiado la vida, pues ahora es todo un ingeniero. “Empecé a trabajar desde muy niño, pero ahora es el comienzo de una nueva historia. Mi vida empieza de aquí en adelante, pero con otros pensamientos”, afirma el experimentado recién graduado.

Por si esto fuera poco, Don Felipe, luego de terminar materias, empezó a estudiar inglés y se prepara para comenzar una maestría. “Lo que me ayuda es el deseo de seguir estudiando; aunque sea grande, voy a seguir”, confesó el ingeniero.

No, esta no es la historia de un hombre que recibe un título luego de ir a la universidad, es la historia de un hombre que nos enseña que la edad no es un impedimento para ir tras nuestros sueños, que los límites nos los ponemos nosotros mismos y que siempre se puede ir por más. Felicitaciones, Don Felipe.

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