Conoce cómo el futbolista Ivan Rakitić luchó por el amor de su esposa contra viento y marea
Comenzar una vida en un país extranjero es toda una aventura. Principalmente el tener que familiarizarse con nuevas costumbres y aprender un idioma diferente, no es algo fácil. Pero cuando es el amor lo que guía este cambio, no hay reto que no pueda superarse. Esto fue lo que le pasó a Ivan Rakitić, el futbolista del Sevilla F.C, quien, el mismo día que llegó a España, además de ser fichado por el equipo, encontró al amor de su vida y a su actual esposa, Raquel Mauri.
En Genial.guru queremos compartirte su historia, que es un gran ejemplo de que el amor es una fuerza que lo puede todo.
El consagrado futbolista Ivan Rakitić llegó a España sin hablar una sola gota de español. El es suizo de nacimiento, pero proviene de una familia croata. El jugador había iniciado su carrera jugando para F.C. Basilea, en Suiza, y el F.C. Schalke, en Alemania; cuando en 2011 y con solo 22 años, se le presentó la oportunidad de jugar para el Sevilla F.C.
Ivan llegó a la ciudad de Andalucía junto con su hermano, quien lo acompañó a firmar el contrato con el club. Después de una comida con los directivos fueron al restaurante del hotel en el que se hospedaban, y ahí él vio a Raquel Mauri. En ese momento el croata le dijo a su hermano: “¿Ves a esa camarera? Me voy a casar con ella”.
“Estaba a punto de que me fichara el Sevilla. Sólo me quedaba hacerme las fotos”, relató el jugador durante su visita al programa español El Hormiguero. Se encontraba un poco nervioso ante un cambio tan grande en su vida, pero con solo mirar a Raquel su destino se selló.
“La camarera nos sirvió y al rato mi hermano me dijo que tenía que salir un momento. Le acababan de llamar de otro equipo, que me ofrecía más dinero y que enviaban un avión a recogerme. Sin embargo, le dije que ya había dado mi palabra al presidente, que me iba a quedar en Sevilla y que me iba a casar con la camarera”, contó.
El deportista comenzó a cortejar a Raquel, pero inmediatamente se dio cuenta que la comunicación sería un reto. Ella hablaba muy poco inglés y él no sabía español, por lo que sus conversaciones eran cortadas, muy al estilo de Tarzan y Jane. “A ella le hacía gracia, era como ’Yo... Jane. Tú... Tarzán’”, añadió Rakitić. Pero este hecho no lo desanimó y continuó visitando el local todos los días ordenando un café con leche y una Fanta para que la plática durara lo más posible.
Ivan se enfocó en aprender el idioma rápidamente para así poder persuadirla de que salieran a una cita. “Me obligué a ver la televisión en español y escuchar la radio en español todo el tiempo. Creo que tengo suerte, porque por alguna razón, la gente de los Balcanes parece tener talento para aprender idiomas”, comentó.
“No sé cómo explicarlo. A veces, conoces a alguien y tienes un sentimiento diferente. Cada vez que la veía, era como si algo explotara dentro de mí. Semana tras semana, poco a poco comencé a aprender algunas palabras en español, y si tenía dificultades, usaba mucho mis manos para tratar de explicarle lo que estaba tratando de decirle”, expresó en una entrevista.
Llegó a confesar, incluso, que fueron las canciones de David Bisbal las que le ayudaron a perfeccionar su español. Y este gran esfuerzo se notaba con cada encuentro que tenía con ella, pues poco a poco se conocían más el uno con el otro.
Al principio, Raquel no estaba muy entusiasmada con el cortejo de Ivan, ya que creía no sería una relación estable. Pero él continuó visitando el local, incluso después de haber encontrado un hogar lejos del hotel, para convencerla que le diera una oportunidad. Por el gran esfuerzo que hizo por enamorar a su esposa, llegó a declarar que este logro había sido más difícil que ganar la copa Champions League. Su determinación fue recompensada a los siete meses, cuando finalmente accedió a salir con él.
A partir de ese momento se veían cada día que podían, y así pasaron algunos intensos meses de relación. Después, se comprometieron y se casaron en abril de 2013. A los pocos meses le dieron la bienvenida a su primogénita Althea y en 2016, a su segunda niña, Adara.
Su relación continuó con algunos choques culturales únicos, ya que al principio, el jugador no entendía los chistes de su suegro o no estaba familiarizado con ciertas tradiciones sevillanas. “Su papá estaba tratando de hacer bromas conmigo y no tenía idea de qué diablos estaba diciendo. Simplemente fingía que lo sabía y me reía de todos modos. Pero se dio cuenta de que yo no tenía idea de lo que estaba pasando, así que finalmente dijo: ’No importa. Dame dos o tres meses y lo entenderás todo’”, narró Rakitić.
Él aprendió rápido y esa apreciación cultural, además de unir a la familia, le hizo merecedor de un lugar muy especial entre los sevillanos, que lo incluyen en varias de las festividades importantes de la ciudad.
Aunque momentáneamente dejó Sevilla para jugar en Barcelona, la familia se mantuvo unida y celebraba los triunfos deportivos del futbolista. No obstante, después de seis años fuera de la ciudad que le dio la bienvenida a España, en 2020 lo volvió a recibir con los brazos abiertos, al igual que el club, que es su segundo hogar.
“Al llegar aquí, en enero de 2011, tuve que mirar en el mapa dónde estaba Sevilla. Nunca había estado aquí. Mi idea era ir conociendo la ciudad poco a poco, el club, la mentalidad... Pero desde el primer día la gente se me acercaba, me preguntaba, me pedía fotos, querían charlar un rato... Esa cercanía es lo que quizá marca la diferencia respecto a otros sitios”, expresó en una entrevista para Esquire. Ivan también fue cautivado por la cultura y la ciudad, y todo inició al intentar ganar el amor a Raquel.
La hermosa historia de Ivan Rakitić y Raquel Mauri, nos demuestra que el amor no tiene fronteras ni un momento determinado, sino que es una oportunidad para conocer otra cultura y construir una vida extraordinaria.
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