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¿Alguna vez te has preguntado cómo cambian tus amigos después de los 50 años?
Piensa un momento en las risas compartidas con tu mejor amiga de la juventud, aquellas charlas interminables y la complicidad de los años mozos. Ahora, con más de medio siglo de vivencias, las amistades toman matices diferentes, más profundos y entrañables. Descubramos juntos cuáles son.
En la juventud, hacer amigos sucedía casi de forma automática, bastaba coincidir en clase, en el vecindario o durante actividades deportivas, prestar un color o incluso compartir tu merienda para volverse best friends forever.
A día de hoy, ya no es tan fácil, de hecho, una encuesta hecha por la Universidad de Michigan determinó que el 42% de las personas mayores de 50 cree que es más difícil hacer nuevos amigos ahora si lo comparan con como era en su juventud.
De todas maneras, el hecho de que ya no hagas amigos tan fácilmente como antes no significa que no puedas hacer nuevos ahora. Los expertos enfatizan que nunca es tarde para hacer nuevos amigos o reconectar con los viejos.
Tener un círculo íntimo de amistades ayuda mucho para el ánimo. Sabemos que podemos contar con ellos en las buenas y en las malas; de hecho, un estudio determinó que un 70% de los adultos mayores de 50 afirma que puede confiar en sus amigos cercanos apoyarlos cuando tienen problemas de salud.
La amistad sincera también nos hace bien según la ciencia. Estudios muestran que cultivar relaciones cercanas en la madurez se asocia con mejor salud física y mayor longevidad.
En la juventud abundaban las caras conocidas y salir de fiesta hasta las 3 am, en la madurez valoramos más la tranquilidad y la confianza de un grupo íntimo. No es que no queramos socializar, sino que nos volvemos más selectivos, el tiempo y la experiencia nos enseñan quiénes son esos amigos que realmente cuentan y los planes en los que realmente queremos invertir nuestro tiempo.
De hecho, investigaciones afirman esta tendencia, los adultos mayores suelen tener redes sociales más pequeñas que las personas jóvenes, pero el número de amigos cercanos se mantiene prácticamente igual sin importar la edad.
Todos en algún momento tuvimos ese deseo de encajar en un grupo de amigos, es algo natural. Pero, una vez que pasamos los 50 años, apreciamos más la intimidad de una charla sincera con ese amigo del alma por encima de mil interacciones superficiales.
Según estudios, el 90% de las personas mayores de 50 años cuentan con al menos un amigo íntimo en quien apoyarse y más del 70% de los adultos afirma que puede contar con sus amigos cercanos para recibir apoyo emocional en las buenas y en las malas.
Incluso la ciencia confirma que es más saludable tener pocos amigos, pero que sean auténticos y te quieran de verdad que tener muchos, pero que no aporten nada positivo en tu vida.
A medida que crecemos, las responsabilidades pueden llegar a tomar el control de tu vida, tu trabajo, tus hijos y demás ocupan casi todo tu tiempo y es normal dejar un poco de lado a tus amistades. Pero, cultivar buenas amistades después de los 50 no solo aporta alegría, sino que puede ayudar con el deterioro mental a medida que envejeces.
Por ejemplo, un estudio de Harvard sobre el desarrollo adulto, que siguió a personas durante más de 80 años, reveló que quienes estaban más satisfechos con sus relaciones a los 50 años resultaron ser los más sanos a los 80.
A estas alturas de la vida, muchos descubrimos que los amigos se convierten en la familia que elegimos. Los hijos quizá ya volaron del nido, o puede que estés atravesando un divorcio, en cualquier caso, las amistades cobran un rol protagónico para llenar de calor humano nuestro día a día.
De hecho, pueden incluso ayudar a atravesar situaciones difíciles. Estudios mencionan que, aquellos que cuentan con una comunidad de amigos probablemente sobrellevan más fácilmente esos cambios de vida.
Las personas cambian, toman rumbos diferentes y conocemos que quizás tienes amigos con los que te llevabas muy bien de pequeño, pero a medida que crecieron sus objetivos de vida fueron diferentes, y eso está bien. Pero, ¿qué hay de esos amigos que han superado la prueba del tiempo?, ¿qué han cambiado y crecido contigo?
Las investigaciones sugieren que estas amistades adquieren nueva profundidad al envejecer. Con el tiempo, se basan menos en intereses pasajeros y más en valores y comprensión mutua.
Como mencionábamos anteriormente, no todas las amistades duran para toda la vida. Lejos de sentirlo como un fracaso, entendemos que la vida tiene ciclos, algunas personas están presentes en capítulos concretos de nuestra historia y luego siguen su camino. Es doloroso a veces, sí, pero también natural.
De hecho, aferrarse a relaciones que ya no florecen puede nublar tu paz mental. Los amigos no siempre son para siempre, y aferrarse por costumbre puede llegar a ser una forma de traicionarte a ti mismo.
Aceptar que la amistad a veces termina puede transformarse en sentir nostalgia sin amargura. Es normal extrañar cómo era todo “antes”, cuando aquel grupo de amigos se reunía cada semana. Pero la vida sigue y cada quien emprende distintos caminos. Algunos se reencuentran años después, otros tal vez no, y ambas cosas están bien. Podemos atesorar lo compartido y a la vez abrir espacio para nuevas conexiones.
Hacer nuevos amigos siempre ha sido desafiante (para algunos más que otros), pero, después de los 50, puede sentirse como algo imposible. La buena noticia es que en realidad no lo es. Así que, ¿Cómo hacemos amigos después de los 50 sin que nos sintamos incómodos?
Con tantas ocupaciones y cambios, es fácil dejar que el tiempo pase sin tener noticias de nuestros amigos si no prestamos atención. Si sientes que nunca “encuentras el momento”, algunos especialistas sugieren fijar una cita regular con amigos, por ejemplo, todos los primeros jueves de mes desayunar juntos.
Otro aspecto importante es mantener el contacto, aunque sea a distancia. Hoy en día contamos con la tecnología para ponernos al día con una videollamada o simplemente un mensaje de “¿cómo estás?”, espontáneo. Estas pequeñas acciones demuestran a la otra persona que la tienes presente y que te importa.
La amistad, en el fondo, es un fenómeno casi milagroso. Desconocidos que se cruzan en nuestro camino y acaban convirtiéndose en mejores amigos e incluso cómplices de nuestras aventuras. Algunos se quedan con nosotros la mayor parte de nuestras vidas y otros solo forman parte de un período.
Lo importante es que, a medida que crecemos, no dejemos de cultivarlas, nutrirlas y dedicarles tiempo para que sepan cuánto apreciamos que estén para nosotros, en las buenas y en las malas.
Pero, cuéntanos tú, ¿cuántos años de amistad tienes con tu grupo de amigos? ¡Déjanos saber en los comentarios!
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