El misterio del primer objeto interestelar finalmente explicado

Curiosidades
hace 1 año

Un muro de fuego se extiende alrededor del epicentro del impacto. Quema todo a su paso. Las olas levantadas por la explosión cubren las grandes ciudades. Y los terremotos son tan fuertes que los rascacielos gigantes caen como un castillo de naipes. Estas son las posibles consecuencias de la colisión con el primer objeto interestelar de la historia en visitar nuestro sistema solar. Lo descubrimos en 2017, pero todavía no estamos seguros de qué es. Un asteroide, un cometa o una nave espacial de alguna civilización del espacio exterior. Hasta ahora, los científicos lo han llamado ʻOumuamua. Suena como una vaca hawaiana (¡muuu!).

Sea lo que sea, su velocidad es mucho más rápida que la de otros asteroides, alrededor de 87 km/s. A esa velocidad, podrías cruzar los Estados Unidos de costa a costa en menos de 3 minutos. Así que este asteroide podría viajar de la Tierra al Sol en aproximadamente 2 meses. En comparación, nuestros cohetes pueden viajar a una velocidad de hasta 27 000 km/h. El mismo viaje a través de los Estados Unidos les llevaría unos 9 minutos. Entonces, muchos científicos especulan que se trata de un objeto artificial creado por una civilización muy avanzada. Okey. La forma del objeto apoya esta teoría. Es largo y estrecho, y se parece a una nave espacial. Tiene aproximadamente 800 metros de largo, mucho más que la torre Eiffel.

Los científicos decidieron ver si ʻOumuamua era realmente la nave espacial de alguien y apuntaron algunos radiotelescopios hacia ella. Si la civilización de esa nave hubiera utilizado las comunicaciones o nos hubiera escaneado con su tecnología, lo habríamos sabido. Pero hubo un completo silencio. O... algo así. Ni una sola onda de radio. Pero eso no refuta la teoría de la civilización del espacio exterior. Para saberlo con certeza, decidimos determinar el peso del objeto. Para hacer eso, usamos la luz. Más precisamente, su reflejo. Verás, diferentes materiales reflejan la luz de manera diferente. Tomemos una piedra negra desconocida, por ejemplo. Absorbe casi toda la luz, sin reflejar casi nada. Consulta el catálogo; es carbón. Conociendo el tamaño y el material del objeto, podemos determinar su peso.

Entonces, necesitamos ver cuánta luz refleja este objeto. Y cuando los científicos apuntaron con sus telescopios a ʻOumuamua, descubrieron que refleja colores que combinan con el hierro y también con algunas rocas sólidas. Y ʻOumuamua estaba parpadeando todo el tiempo. Un destello brillante. Luego se desvanecía lentamente y luego comenzaba a brillar de nuevo. Esto significa que estaba girando. Y no giraba alrededor de su eje como una flecha. Giraba caóticamente, moviendo sus bordes hacia arriba y hacia abajo. Cualquier objeto artificial o nave espacial habría sido destrozado por tales sobrecargas. Pero ʻOumuamua todavía está intacto. Eso significa que está hecho de materiales superduros que evitan que se deshaga. Y no es hueco como una nave espacial. Es un cuerpo sólido. ¡Oye, como yo! La asombrosa velocidad de este objeto lo hace bastante misterioso. Algunos cometas pueden tener la misma velocidad o incluso más. Pero también tienen una especie de efecto cohete.

Cuando una nave espacial comienza a despegar de la plataforma de lanzamiento, ves fuego saliendo de sus motores. Cada segundo, el cohete mezcla combustible con oxígeno, los enciende y los expulsa a una velocidad tremenda. De acuerdo con las leyes de la física, esto es como empujar una pared. El cohete salta por los gases de combustión que arroja. Así es como el cohete crea empuje y acelera. Los cometas funcionan con un principio similar. Los rayos del sol inciden en la superficie del cometa. Los elementos ligeros como el hielo comienzan a evaporarse. Ese gas va hacia un lado, el cometa va hacia el otro. Al igual que un cohete, el cometa empuja el gas que se evapora y acelera. Este gas también forma la larga cola del cometa. Es como si la enorme roca arrastrara todo este gas detrás de ella. Me siento identificado. O es como si un automóvil empujara el aire cuando va a alta velocidad.

Pero ʻOumuamua no es un cometa. Y no tiene esa cola. Y no tiene el mismo efecto de cohete que un cometa. Entonces, no podría haber acelerado a esa velocidad. Pero algunos científicos creen que ʻOumuamua solía tener cola. Aunque lo descubrimos en 2017, ingresó a nuestro sistema solar en 1995. Y fue golpeado por los rayos del sol incluso en ese entonces. Cuando descubrimos este asteroide, ya había perdido alrededor del 95 % de su masa. Simplemente se evaporó. Otros científicos creen que ’Oumuamua obtuvo esta velocidad durante su nacimiento en algún lugar lejano de otro sistema estelar o nebulosa. Quizá fue una colisión dramática de algún exoplaneta con otro objeto cósmico. La colosal energía explosiva de la colisión arrojó el fragmento alargado al espacio exterior.

O podría haber sido una explosión de supernova. Cuando una estrella llega al final de su vida, se convierte en una gigante roja. Es una versión inflada de la estrella, cientos de veces más grande. Luego, se encoge y explota con una fuerza enorme. Las ondas expansivas pueden viajar a muchos años luz del epicentro. Y es uno de los eventos más brillantes del universo. Entonces, la supernova podría haber hecho pedazos algún exoplaneta. Uno de ellos, ʻOumuamua, ganó mucha energía y velocidad, y comenzó su largo viaje hacia la Tierra. Esto podría explicar por qué ʻOumuamua sigue girando tan salvajemente. Pero recientemente, los científicos publicaron una teoría de que ʻOumuamua puede ser un bloque gigante de hielo. El hielo al que estamos acostumbrados es agua, H2O. Pero ’Oumuamua podría ser hielo de nitrógeno, N2. Puede haber permanecido intacto en el espacio interestelar durante 500 millones de años. Y cuando llegó a nuestro sistema solar, el hielo de nitrógeno podría haber reflejado dos tercios de los rayos solares. Entonces no se calentó tanto. Eso explica por qué ’Oumuamua no tiene cola.

Puedes encontrar el mismo hielo de nitrógeno en Plutón, así como en Tritón, una de las lunas de Neptuno. Entonces, ’Oumuamua proviene de un exoplaneta helado similar. Pero podemos averiguarlo con seguridad solo enviándole una sonda espacial. Los científicos idearon un plan para eso, llamado Proyecto Lyra. El problema es que ’Oumuamua está abandonando nuestro sistema solar a velocidades tremendas, mucho más rápido de lo que nuestros cohetes pueden volar. Y tenemos que alcanzar esta roca espacial lo más rápido posible, antes de que se aleje demasiado. Para ello, podemos utilizar una maniobra de gravedad. Primero, la sonda espacial sobrevuela Júpiter. Pasa cerca de él para aprovechar su gravedad para acelerar. Después de eso, la sonda se dirigirá hacia el Sol. Y volará a su alrededor lo más cerca posible para dispararse como una catapulta hacia la roca espacial.

La segunda opción para llegar al asteroide es utilizar microsondas. Tenemos que poner en órbita alrededor de mil de ellas. No deben pesar más que un cerillo. Cada una tendrá una vela ligera del tamaño de un ring de boxeo. Luego, enfocaremos un poderoso rayo láser desde el suelo hacia esta vela. Nos permitirá acelerar la sonda a aproximadamente un 20 % de la velocidad de la luz. No debería ir demasiado rápido para no volar más allá del asteroide. Debería poder entrar en su órbita o aterrizar en él. Pero si somos demasiado lentos, ’Oumuamua abandonará nuestro sistema solar antes de que podamos alcanzarlo. Será una gran experiencia porque en el futuro podremos usar asteroides como un taxi espacial. Todo lo que tenemos que hacer es entrar en la órbita de un asteroide interestelar o incluso aterrizar en él. Entonces seguiríamos moviéndonos por el espacio a velocidades increíbles sin usar ningún combustible. Esta sería una gran opción para viajar largas distancias. O para entregar suministros a otros sistemas estelares.

Entonces, ¿por qué deberíamos tener miedo de tales objetos? Una colisión con un asteroide del tamaño de ’Oumuamua podría acabar con todo un estado. Si golpeara en algún lugar del océano, podría causar olas más altas que nuestros rascacielos. Los científicos están ansiosos por encontrar formas de protegernos contra tales objetos. Una forma sería embistiéndolos. Si detectamos un objeto potencialmente peligroso, podemos enviar una nave espacial hacia él. La nave espacial tendrá que embestir el asteroide en un ángulo que moverá su trayectoria solo un poco. Moverlo demasiado a escala cósmica cambiaría drásticamente el destino final del asteroide. Y solo necesitamos que el asteroide pase al lado de nuestro planeta. También podemos crear una explosión controlada en el asteroide. Se basa en el mismo principio. La fuerza de la explosión tendría que cambiar ligeramente la trayectoria del asteroide. O romper una roca gigante en pedazos más pequeños.

Los asteroides de hasta 24 m de ancho se quemarían completamente en nuestra atmósfera debido a la fricción con el aire. Es posible que las rocas de entre 24 m y 0,8 km de tamaño no se quemen por completo y causen daños locales. Cualquier cosa más grande se considera muy peligrosa. ¿Tú crees? El método tradicional de la ciencia ficción es colocar motores de cohetes en el asteroide. Entonces, no solo podemos cambiar la trayectoria de la roca espacial, sino también controlarla. Y podemos usarla contra otros asteroides, sería algo así como un billar espacial.

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