Es probable que veas mamuts vivos en el futuro cercano

Curiosidades
hace 8 meses

¿Sientes eso? El suelo tiembla bajo tus pies. Las hojas caen de los árboles. Es como si hubiera un miniterremoto cada dos segundos. ¡Bam, bam! Algo se acerca hacia ti desde el bosque. ¡Ahí está! Lo primero que ves es una larga trompa y unos colmillos gigantes. Después, el cuerpo entero de la criatura emerge del bosque. Se trata del mamut lanudo. Esta especie se extinguió hace unos 4000 años, ¡pero ahora está frente a ti!

Y no es un sueño, ¡tal vez sea posible en el futuro cercano! Los especialistas se han propuesto recuperar a estos animales, y un grupo de científicos ya está trabajando en ello. Los mamuts lanudos aparecieron hace unos 450 000 años en Siberia, y más tarde se asentaron en América del Norte. Las propiedades eran más baratas en aquel entonces. Después, conquistaron Asia e incluso Europa. Estos sujetos fueron los animales terrestres más altos de la última glaciación: medían 3,5 m y eran tan altos como una cabaña.

Eso también los hace 50 cm más altos que el elefante moderno promedio. Pero los mamuts eran mucho más grandes: pesaban unas 8 toneladas, en comparación con las 6 toneladas de un elefante, lo que equivale a 2 o hasta 3 vehículos todoterreno grandes. Qué bueno que no sabían conducir. Los mamuts eran tan pesados porque tenían cabezas más grandes y colmillos más largos y curvos. Vivían en la tundra helada, así que necesitaban una capa de grasa al menos tan gruesa como una caja de zapatos. Pero ni siquiera eso alcanzaba para soportar el frío, así que también contaban con un pelaje espeso y tan largo como un cargador de celular. En invierno, el pelaje a los costados y en la barriga del mamut formaba algo así como una falda para que pudiera acostarse sobre la nieve sin congelarse.

Los mamuts pasaban la mayor parte del tiempo buscando comida. Como yo. Para crear esa gruesa capa de grasa y mantener la temperatura corporal constante, necesitaban comer unos 180 kg de comida todos los días, el equivalente a dos jabalíes salvajes. Pero los mamuts eran herbívoros; en otras palabras, comían hierbas o ramas de sauce y pino. Una vez terminada la glaciación, llegó el calentamiento. La tundra donde vivían los mamuts comenzó a transformarse en pantanos y la cantidad de comida disminuyó, lo que produjo una caída en la población de los mamuts lanudos.

Ahora, los científicos quieren devolverles la vida. Utilizando ingeniería genética, tienen la esperanza de recrear un mamut con la ayuda de su ADN. Por supuesto, esto no quiere decir que recrearán al animal de cero en un laboratorio. En primer lugar, necesitan una criatura lo más parecida posible al mamut lanudo. La respuesta es el elefante asiático. Tanto el mamut como el elefante provienen de un ancestro que vivió hace millones de años, y ambas especies comparten un 99,6 % de su ADN. Por eso, los científicos solo tienen que agregar algunos genes faltantes al ADN del elefante. Esto les dará su pelaje, la grasa necesaria, los grandes colmillos, una cabeza enorme y otros rasgos distintivos del mamut.

Y la mejor noticia es que tenemos ADN de mamut. Vivían en las regiones más frías del planeta, en medio de inviernos interminables. Estos refrigeradores eternos conservaron no solo los huesos de los mamuts, sino también su material genético. Los científicos han logrado identificar unos 60 genomas específicos que podrían ayudar a recrearlos. El paso más difícil es traer a esta criatura a nuestro mundo. Una opción es quitar las partes de ADN de un óvulo de elefante y reemplazarlas con las del mamut. Esto exigiría una madre elefante sustituta, que llevaría al bebé unos 2 años antes de dar a luz al primer mamut, pero los científicos tienen dudas con respecto a esta opción. Crear una manada de mamuts llevaría décadas, y harían falta demasiadas madres sustitutas.

Otra opción es crear un útero artificial. Ha habido casos exitosos de sacos artificiales en los que un embrión puede desarrollarse a salvo. El principal problema aquí es el saco. Tendría que ser lo suficientemente grande y fuerte como para almacenar a un mamut en desarrollo durante dos años. Al final de este período, debería soportar un peso de unos 90 kg.

Pero también es importante recordar que, al igual que los mamuts, los elefantes viven en una sociedad matriarcal. Cuando un elefante nace, lo primero que ve es a su madre, y esta conexión conserva su fuerza durante varios años mientras el bebé crece. Por eso, muchos argumentan que esa manera de criar a un mamut es muy poco ética. Los científicos siguen investigando y aseguran que su objetivo es mejorar la tecnología de ingeniería genética y aplicarla en el futuro. De esta manera, podremos salvar especies en peligro de extinción.

Pero ¿por qué deberíamos revivir a los mamuts en primer lugar? Algunos científicos creen que estos animales cumplieron un papel importante en el ecosistema del planeta. Hoy en día, las tundras de Siberia y América del Norte están calentándose gradualmente y liberando mucho dióxido de carbono, lo que contribuye al efecto invernadero y calienta aún más nuestro planeta.

Actualmente, estas tundras presentan grandes cantidades de musgo. Pero hace miles de años, cuando los mamuts lanudos deambulaban, las tundras eran más similares a pastizales. Los mamuts pisoteaban el musgo y derribaban árboles, eran algo así como ingenieros del ecosistema. Se cree que el regreso de los mamuts a estas zonas podría ayudar a regresarlas a su estado original. Los pastizales restaurados evitarán que el suelo se erosione, lo que podría bastar para disminuir la producción del dióxido de carbono perjudicial.

Recientemente, los ecólogos han llevado varias especies de bisontes y otros animales a los vastos territorios de Siberia con el mismo objetivo, pero algunos creen que los mamuts harían un trabajo mucho mejor. Si este experimento resulta ser un éxito, tendremos la oportunidad de recuperar muchísimas especies extintas. Lamentablemente, hay un límite para el tiempo que el ADN animal puede sobrevivir en los fósiles. Si estos fósiles están escondidos a un par de metros del suelo, el ADN puede durar de 1000 a 10 000 años. Si los fósiles están, por ejemplo, en el hielo de la Antártida, el ADN puede permanecer intacto durante cientos de miles de años.

Esto significa que no seríamos capaces de recrear a los dinosaurios, que se extinguieron hace unos 66 millones de años: no tenemos acceso a su ADN. Pero podríamos recuperar algunos animales que desaparecieron hace no mucho, como el moa. Se trata de una especie de ave no voladora. El más grande era tan alto como el mamut lanudo y pesaba lo mismo que un escúter. Pero la especie más pequeña podría haber tenido el tamaño de un pavo. Vivía en Nueva Zelanda y estuvo aislado del mundo exterior durante casi 80 millones de años, pero se extinguió cuando llegaron los primeros humanos.

O la vaca marina de Steller, el mamífero acuático más grande después de las ballenas. Eran tan grandes como una limusina y pesaban más que los elefantes africanos. Las vacas marinas de Steller tenían un estilo de vida muy perezoso. Vivían cerca de la orilla y comían principalmente algas marinas. Los científicos creen que no podían sumergirse. Si bien las aves elefante eran pájaros, no podían volar. Estas criaturas tenían la altura de dos avestruces y pesaban como 10 personas promedio. Vivían en Madagascar y, al igual que los avestruces, ponían huevos. Si bien se extinguieron hace casi mil años, las personas aún encuentran sus huevos. Los científicos han logrado obtener el ADN de este animal y analizarlo. Al parecer, su pariente más cercano es el kiwi, otro tipo de ave no voladora con un tamaño similar al de un pollo doméstico.

Las tortugas gigantes de Pinta solían descansar 16 horas al día. También bebían mucha agua y eran capaces de almacenarla como los camellos. Cada animal cumple un papel en el ecosistema y en la cadena alimenticia. La desaparición de un animal puede provocar enormes problemas para los demás, y una reacción en cadena como esta podría barrer un ecosistema entero. Por ejemplo, los dinosaurios no desaparecieron inmediatamente después de que el meteorito colisionó con la Tierra. El impacto produjo incendios en todo el planeta, lo que disminuyó la cantidad de comida de los dinosaurios herbívoros. Cuando estos desaparecieron, los carnívoros comenzaron a pasar hambre, y fue así como todos los dinosaurios se extinguieron gradualmente.

Muchos científicos creen que las personas necesitan la ingeniería genética para recuperar especies extintas. El cambio climático terrestre está acelerando demasiado como para que los animales puedan seguirle el ritmo y sobrevivir. La intervención humana en el proceso podría salvar muchas vidas. Esta tecnología también podría ayudar a recrear a las personas si algo sucediera y toda la vida de la Tierra fuera eliminada. Mmm, si pudiéramos conservar nuestro ADN, nuestra especie sería capaz de volver a la vida, pero ¿quién se encargaría de eso?

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