Historias de misteriosas desapariciones que desconcertaron a más de una generación
La historia de la humanidad está llena de misterios que, al parecer, ya no estamos destinados a desvelar. Muchos de ellos tienen que ver con misteriosos incidentes que no tuvieron testigos. Los más famosos, como el incidente del paso de Diatlov o la historia de la colonia perdida de Roanoke, se han hecho mundialmente famosos y han generado innumerables conjeturas y leyendas. Pero los eventos misteriosos que realmente sucedieron en la historia de la humanidad no terminan con estos dos casos.
Hoy Genial.guru ha decidido contar historias menos famosas, pero no menos misteriosas y emocionantes, cuyos protagonistas son personas que desaparecieron sin dejar rastro.
La desaparición de los fareros
El faro, ubicado en la isla escocesa de Eilean Mor, es famoso por la misteriosa historia de la desaparición de tres hombres fuertes. El caso sucedió en el año 1900, cuando el jefe de los guardas, Joseph Moore, se despidió de sus subordinados y se dirigió a la estación costera de Breasclete. Así, el 5 de diciembre, el primer asistente de farero, Thomas Marshall, el segundo asistente de farero, James Ducat, y el asistente, Donald McArthur, se quedaron solos en la isla.
Faro en la isla de Eilean Mor
Diez días después, a la estación de Breasclete llegó un aviso del comandante del barco de vapor “Archtor”. Los marineros informaron que, violando todas las instrucciones, la luz del faro no estaba encendida. Sin embargo, ya sea por descuido o debido al mal clima, nadie fue a la isla para comprobar si todo estaba en orden.
Joseph Moore navegó a la isla recién el 26 de diciembre, después de una fuerte tormenta, pero no encontró a nadie en el faro. Allí las puertas y ventanas estaban cerradas, los impermeables encerados de los cuidadores colgaban en su interior, las lámparas se encontraban cargadas, todos los relojes se habían detenido.
Lo único que perturbaba la imagen del orden general era la mesa del comedor volcada. Los hombres no estaban por ningún lado, pero Moore sabía que sus subordinados no podían haber abandonado el faro al mismo tiempo, ya que eso estaba categóricamente prohibido por las instrucciones, y los desaparecidos eran personas experimentadas y responsables.
Durante la investigación de esta desaparición, la pequeña isla fue rastrillada metro por metro, pero los restos de Marshall, Dukat y McArthur nunca se encontraron. Este caso originó las conjeturas más increíbles: fueron acusados de la desaparición los espíritus malignos, los alienígenas y hasta unas aves fantásticas.
Entretanto, la investigación sostuvo una versión más prosaica: presumiblemente, previendo el mal tiempo, los hombres fueron al acantilado para asegurar el equipo, pero fueron arrastrados por una repentina ola (algo que se había observado en el pasado). Probablemente hayan violado las instrucciones para evitar tener que terminar el trabajo bajo los vientos huracanados y la lluvia torrencial.
El trío de Springfield
Otra historia sobre la desaparición de tres personas a la vez. Esto sucedió en la ciudad de Springfield, el 7 de junio de 1992. Las amigas de 19 años, Suzanne “Suzie” Streeter y Stacy McCall, se graduaron de la escuela secundaria y pasaron una linda noche en la fiesta de graduación. Después, a eso de las dos de la madrugada, las chicas se fueron a la casa de Suzanne, donde en ese momento estaba su madre, Sherrill Levitt. Nadie volvió a ver a las tres mujeres.
La primera en descubrir la desaparición fue una amiga de las chicas, Janelle Kirby, que pasó por la casa con su novio: los ex escolares iban a pasar el día en un parque acuático, pero Suzanne y Stacy no se habían puesto en contacto. Según Janelle, la puerta estaba abierta, la pantalla de la lámpara de la entrada estaba rota, pero no así la bombilla. La casa estaba vacía, a excepción del Yorkshire terrier que pertenecía a Suzanne y a su madre. El perro se mostraba muy excitado.
Al principio, Janelle y su novio no pensaron que había sucedido algo malo. Incluso, sin ningún tipo de malicia, barrieron el vidrio de la pantalla rota de la entrada, posiblemente destruyendo así parte de la evidencia.
Suzanne y Stacy en la graduación
Finalmente, quien hizo sonar la alarma fue la señora McCall, que no había podido contactar a su hija durante mucho tiempo. Ella fue a la casa de los Streeter y encontró el bolso y la ropa de Stacy. La señora McCall escuchó el contestador automático y, según dijo, encontró un mensaje muy extraño, pero lo borró por accidente.
La policía fue informada sobre el hecho 16 horas después de la desaparición. Los guardianes del orden no encontraron ningún signo de lucha en la casa. La investigación estuvo en un callejón sin salida hasta el año 2007, cuando fue detenido el delincuente reincidente, Robert Craig Cox, quien dijo que sabía algo sobre la desaparición del trío de Springfield.
Los investigadores averiguaron que en 1992 Cox vivía en la misma ciudad que las desaparecidas, es decir que realmente podía saber algo o haber estado involucrado en la desaparición. Sin embargo, Cox declaró que iba a contar todo lo que sabía después de la muerte de su madre. Hasta el día de la fecha el caso no ha sido resuelto.
La desaparecida tripulación de “Mary Celeste”
El velero con el melodioso nombre “Mary Celeste” tenía 12 años cuando fue transferido a disposición del nuevo capitán, Benjamin Briggs. El 5 de noviembre de 1872, el barco, bajo su control, salió del puerto de Staten Island en Nueva York y se dirigió a la Génova italiana. En el barco, además del capitán, estaban su esposa, su hija de dos años y una tripulación de siete marineros.
Se suponía que el barco entregaría en su destino el etanol perteneciente a la compañía Meissner Ackermann & Coin, pero el velero nunca llegó a Italia. Cuatro semanas después, el barco fue descubierto por un capitán que conocía a Briggs personalmente: David Reed Morehouse, que dirigía el bergantín “Dei Gratia”.
Morehouse encontró el barco ileso, sin una sola persona a bordo. Todo indicaba una urgente evacuación de la nave: los botes salvavidas no estaban, la brújula se había roto cuando intentaron apresuradamente quitarla de la pared. Los motivos que habían obligado a la gente a abandonar el barco no estaban claros.
Las joyas del capitán y un frasco de aceite volcado, que había sido dejado por la esposa del capitán sobre la máquina de coser, refutó la versión de un ataque de piratas o de una tormenta. La carga estaba casi completamente intacta (solo faltaban nueve barriles), el último registro del diario de navegación, que estaba a bordo, con fecha de 24 de noviembre, informaba que el barco se acercaba a la isla de Santa María.
La versión más plausible del incidente fue expresada por un pariente lejano de Briggs: sugirió que el alcohol se empaquetó sin haber sido sellado, por lo que se evaporaba lentamente, cosa que provocó una micro explosión en la bodega por una chispa accidental. Temiendo otra explosión más violenta, el capitán evacuó la tripulación urgentemente, atando el bote salvavidas al “Mary Celeste” con el aparejo de una de las velas.
Pero cuando se levantó el viento, el barco se sacudió hacia adelante, y el aparejo, atado al bote lleno de gente, se estiró y se rompió. Tal vez, luego el bote haya sido volcado por una ola, ocasionando la muerte de todos los pasajeros.
Korrina Lynne Sagers Malinoski y su hija
El 21 de noviembre de 1987, el propietario de una tienda de Samnerville en Carolina del Sur, descubrió que su empleada, Korrina Lynne Sagers Malinoski, no fue a trabajar. El hombre no pudo contactarla y fue en su búsqueda.
Mientras se dirigía a la casa de Korrina, el jefe encontró su auto. El automóvil cerrado estaba estacionado cerca de la plantación donde trabajaba el marido de la mujer. Por las dudas, el jefe de Korrina llamó a la policía e informó de la desaparición de una persona.
Los guardianes del orden averiguaron que la última vez que se había visto a Korrina fue cuando conducía por la carretera, alrededor de las 11 de la mañana. La policía no logró descubrir ningún otro dato. No se encontraron signos de lucha cerca del automóvil, la investigación de la plantación tampoco dio ningún resultado.
No hubo ningún cambio en el caso hasta el 4 de octubre de 1988, cuando ocurrió otra desaparición: esta vez de la hija de 11 años del primer matrimonio de Korrina, Annette Deanne Sagers.
La policía aventuró cómo debe verse Annette ahora, e hizo su idéntikit actual.
El último en ver a la niña fue su padrastro. Alrededor de las siete de la mañana, ella esperaba el autobús escolar cerca de la misma plantación donde había desaparecido su madre. Cuando el conductor llegó para recoger a la escolar, Annette ya no estaba. Su padrastro no sabía que su hijastra había desaparecido hasta que se dio cuenta de que no había regresado de la escuela. Entonces, el hombre fue a la parada de autobús, donde encontró una nota con las palabras: “Papá, mamá ha vuelto. Abraza a los niños”. Por “niños” se refería a los hermanos de la niña.
El examen reveló que la nota había sido escrita por Annette. Hasta el día de la fecha, ese trozo de papel sigue siendo la única evidencia en el caso de la desaparición. Como resultado, esta historia generó muchas leyendas: algunos lugareños suponen que Korrina fue secuestrada por los extraterrestres y regresó por su hija, otros piensan que Annette fue llevada por el fantasma de su madre asesinada.
Los usuarios de Internet modernos sugieren versiones más pragmáticas. Según una de ellas, el esposo de la mujer está involucrado en la desaparición de Korrina y de Annette (pero la policía no tiene ninguna evidencia que compruebe esa teoría); según otra: Korrina había huído con su amante y unos meses más tarde regresó por su hija.
La desaparición de cinco niños de su propio dormitorio
En la víspera de Navidad de 1945, los propietarios de un pequeño hotel en Virginia, Giorgio y Jennie Sodder, estaban en su casa junto a sus nueve hijos. Ya eran las diez de la noche, pero la hermana mayor, Mary Ann, les había regalado juguetes a los niños y ellos no querían irse a la cama. Dejando a los niños más pequeños bajo la supervisión de los mayores, Giorgio y Jennie se fueron a descansar, pidiéndole a la joven compañía que no se quedara hasta tarde, y se llevaron con ellos a su hija de dos años, Sylvia, que ya se estaba quedando dormida.
Jennie se despertó a la una de la mañana sintiendo olor a humo. Salió corriendo del dormitorio y se dio cuenta de que la casa estaba en llamas. Incapaz de acercarse al teléfono, despertó a su esposo y a Mary Ann, que dormía en el sofá de la sala de estar, y le pidió que sacara a la pequeña Sylvia. Después, Jennie comenzó a gritar para despertar a los niños, cuya habitación estaba en el piso de arriba, pero solo bajaron los dos mayores. Nadie volvió a ver a los otros niños.
Sus cuerpos tampoco fueron encontrados. Los padres se negaron a creer que sus cinco hijos hubieran muerto en el incendio, y supusieron que los niños podrían haber sido secuestrados por los representantes de la mafia siciliana. Siete años después de la tragedia, los devastados padres instalaron cerca de su hogar un cartel publicitario con las fotos de los niños y el pedido de la información de su paradero.
Según el padre de la familia, tenían razones para sospechar que los niños habían sido secuestrados: poco antes del incidente, un hombre fue a verlo, tratando de conseguir trabajo. Al ver la instalación eléctrica, dijo que un día sería causa de un incendio. El día anterior, el propietario del hotel había hecho que los expertos de la compañía de electricidad verificaran el cableado, y estaba en excelentes condiciones, así que no prestó atención a las palabras del hombre.
Un tiempo después, un vendedor de seguros había ido a ver a Giorgio para ofrecerle asegurar a toda la familia Sodder. Al recibir una negativa, le dijo a Giorgio que todos sus hijos morirían y que sería una venganza por el hecho de que el dueño del hotel se permitía hablar mal de Mussolini (Giorgio en verdad criticaba al político muchas veces).
Hasta el día de hoy, aún no se sabe qué sucedió realmente esa noche en la casa de los Sodder.
El Triángulo de Bennington
Este nombre tan extraño se le dio a los bosques ubicados alrededor del Monte Glastenbury en el distrito de Bennington del estado estadounidense de Vermont. En este lugar, al igual que en el famoso Triángulo de las Bermudas, la gente desaparece sin dejar rastro. Hay al menos cinco estadounidenses que desaparecieron misteriosamente en el Triángulo de Bennington.
- La primera desaparición ocurrió en 1945. El guardabosques de 74 años de edad, Middie Rivers, en compañía de cuatro cazadores, se abría camino entre un sendero turístico y una carretera. En algún momento, Rivers se fue un poco más adelante, y sus acompañantes lo perdieron de vista. No se sabe nada más sobre su destino. Según los cazadores, el forestal experimentado simplemente no podía perderse.
- Un año después, en este bosque desapareció Paula Welden, una estudiante universitaria de 18 años. La joven había salido a caminar por el sendero turístico Long Trail, pero nunca regresó. Paula era la hija de un famoso arquitecto, por lo que su desaparición fue motivo de organización de un departamento de policía, hasta entonces inexistente de Vermont. Las búsquedas, realizadas por los investigadores de Nueva York, Massachusetts y Connecticut, en las que hasta se involucró el FBI, siguieron hasta el 1947.
Paula Welden
Casi no se encontraron rastros de la joven. Luego apareció un sospechoso, uno de los residentes locales, quien, según los rumores, una vez, borracho, confesó que sabía lo que le había pasado a la chica; pero, dado que el cuerpo de Paula nunca fue hallado, este hombre no fue llevado a la justicia.
- Tres años después ocurrió, tal vez, una de las desapariciones más misteriosas del Triángulo de Bennington. James Tedford volvía de una visita a sus parientes a su casa en autobús. La última vez que lo vieron fue en el asiento trasero del autobús, donde quedaron sus cosas y un folleto abierto con el horario de transportes. Fue en la penúltima parada de la ruta. Pero James nunca llegó a la parada final. Hasta el día de la fecha no se sabe qué le sucedió y cómo fue posible.
Según los datos de la policía, durante los últimos 50 años en el área del Triángulo de Bennington solo ha desaparecido una persona, por lo que hoy se puede considerar un lugar tranquilo.
- Un año después de la desaparición de James Tedford, en el área del Triángulo de Bennington, desapareció Paul Jephson, de 8 años. Estaba viajando en un camión junto a su madre. En algún momento, la mujer detuvo el vehículo y se distrajo por unos segundos. Fue suficiente para que el niño se evaporara. Los voluntarios y la policía rastrillaron todo el bosque en busca de Paul, pero no encontraron ninguna pista. Y eso que el niño vestía una chaqueta escarlata brillante, que era muy fácil de notar.
- Dieciséis días más tarde, en el Triángulo de Bennington desapareció Frieda Langer, de 53 años, que había salido a caminar por el bosque con su primo. La mujer se había caído en un arroyo y se había mojado, razón por la cual se había alejado de su primo para dirigirse al campamento y cambiarse de ropa. Nadie volvió a verla.
Con esto, los casos de las desapariciones misteriosas en el Triángulo de Bennington terminan.
Todas estas historias desconcertaron a la gente durante décadas. A algunos les resulta más fácil otorgar a estos sucesos una explicación mística; los más insistentes siguen excavando en los archivos, con la esperanza de encontrar una respuesta.
Pero, sin importar cuántos años hayan pasado, estas historias no serán olvidadas, porque la naturaleza humana no permitirá que algo que una vez despertó en la mente de las personas una curiosidad tan ardiente, desaparezca sin dejar rastros.