13 Personas vieron el teléfono de sus familiares y después desearon no haberlo hecho

Según un estudio, cuando una madre tiene a sus propios padres cerca para ofrecerle apoyo, es menos probable que recurra a métodos de crianza severos o excesivamente controladores y menos propensa a la depresión. En cambio, con su orientación y presencia, tiende a utilizar métodos más suaves y positivos para criar a sus hijos.
Curiosamente, este efecto solo se produce con los abuelos maternos. El apoyo de los padres u otros parientes no mostró la misma influencia en su estilo de crianza.
Este sistema no solo beneficia a padres e hijos, también es bueno para los abuelos. Los estudios demuestran que pasar tiempo de calidad con los nietos puede ayudar a los abuelos a vivir más tiempo.
Cuidar de los más pequeños, con moderación, puede reducir el estrés y los mantiene activos y comprometidos. Todos salen ganando, ya que se refuerzan los lazos familiares y se mejora el bienestar general de los abuelos.
Ayudar a los niños a desarrollar su inteligencia emocional es crucial, y contar con la participación de los abuelos puede facilitar mucho este proceso. Los niños que mantienen una relación estrecha con sus abuelos también son menos propensos a verse envueltos en comportamientos negativos.
En los momentos difíciles, los abuelos suelen intervenir para ofrecer consuelo emocional y ayuda práctica. Su presencia constante puede suavizar el impacto y dar a los niños una sensación de seguridad cuando más la necesitan.
Cuando los niños estrechan lazos con sus abuelos, aprenden a apreciar a las generaciones mayores y a verlas de forma positiva. Esta conexión ayuda a romper ideas erróneas sobre el envejecimiento.
Al crecer con esa comprensión, es más probable que los niños muestren respeto y empatía hacia los mayores a lo largo de su vida. Esta amabilidad no se limita a sus propios abuelos, sino que se extiende a sus profesores, vecinos e incluso a las personas con las que se cruzan por la calle.