12 Personas compartieron su inolvidable experiencia de visitar al médico

Imagínate estar en un lugar tan silencioso que puedes escuchar el latido de tu corazón, el flujo de tu sangre o, incluso, cómo crujen tus huesos. Puede sonar como una escena de película de terror, pero existe en la vida real: se trata de la cámara anecoica más silenciosa del planeta, diseñada para absorber casi por completo cualquier sonido. Y lo más increíble: nadie ha aguantado más de 45 minutos dentro.
¿Por qué ocurre esto? ¡Sigue leyendo y descúbrelo!
Ubicada en los Laboratorios Orfield, en Minneapolis, Estados Unidos, esta sala no es como cualquier otra. Se trata de una cámara anecoica, una estructura especialmente diseñada para absorber el 99,99% del sonido. El resultado es un nivel de ruido de −24,9 decibelios, tan extremo que el Libro Guinness de los Récords la reconoció como el lugar más silencioso del planeta.
A simple vista, podría parecer un espacio neutral, casi monótono: paneles grises cubriendo cada centímetro de las paredes, iluminación suave y un aire estático que parece no moverse. Pero apenas se cierra la puerta, algo cambia. Lo que inicialmente parece un santuario de paz, pronto se convierte en una experiencia profundamente inquietante...
En este entorno, el silencio es simplemente abrumador. Sin los ruidos externos que normalmente ocupan nuestra atención —el zumbido de un electrodoméstico, el tráfico lejano, el sonido de otras personas—, el cerebro comienza a buscar estímulos para no sentir que está muerto y los encuentra dentro del cuerpo.
Las personas que han ingresado describen cómo comienzan a escuchar el latido de su corazón, el sonido del aire entrando y saliendo de sus pulmones, el leve zumbido de su sistema nervioso e, incluso, el crujido de sus articulaciones al moverse. Lo que normalmente pasa desapercibido se vuelve ensordecedor. Y cuanto más tiempo se permanece allí, más se intensifica la percepción...
Algunas personas describen la experiencia como relajante al inicio, pero angustiante al poco tiempo: comienzan a experimentar mareos, desorientación e incluso ansiedad. Hay quienes aseguran que, al no haber ningún estímulo externo, el cerebro comienza a “inventar” sonidos inexistentes, generando alucinaciones auditivas como mecanismo de defensa ante el vacío sensorial.
En 2012, un periodista relató su experiencia dentro de la cámara en un artículo publicado por el Daily Mail. Espantado, dijo que solo logró permanecer 45 minutos en su interior y describió cómo la intensificación de los sonidos de su propio cuerpo lo sumergió en una sensación de incomodidad profunda. La sensación de claustrofobia y el malestar psicológico se vuelven insoportables para la mayoría.
Sin embargo, aunque parezca sacado de una historia de terror, esta cámara tiene usos muy prácticos.
Se emplea para probar la calidad de sonido de dispositivos electrónicos o estudiar el impacto del silencio extremo en el cuerpo humano. Curiosamente, el edificio que la alberga era originalmente un estudio de grabación donde llegaron a estar artistas como Bob Dylan y Prince.
La empresa Microsoft también tiene una cámara anecoica en Redmond, Washington, que ha alcanzado los −20.3 decibelios, y es usada para desarrollar sus tecnologías de audio.
En conclusión, el silencio absoluto no es tan placentero como parece...
Este lugar nos recuerda que el sonido, incluso el más mínimo, es esencial para nuestra percepción del mundo.
¿Cómo imaginas que puede ser esta experiencia? ¿Crees que puedes aguantar más de 45 minutos? ¡Te leemos!