La historia de adopción de Mauricio Ochmann y cómo una infancia de carencia emocional lo ha hecho ser un padre responsable

Historias
hace 2 años

En los últimos años, la carrera de Mauricio Ochmann ha destacado de manera internacional, participando en telenovelas, series de televisión y el cine. Pero pocos saben que el actor mexicano en realidad también es estadounidense, ya que ha sido muy reservado con su vida personal. Sin embargo, a través del programa de entrevistas de Yordi Rosado, Ochmann ha contado cómo fue su llegada a México gracias a sus padres adoptivos.

En Genial.guru, te compartimos la historia de este actor mexicano que no deja de sorprendernos por su sencillez y fortaleza ante la adversidad.

La adopción

La historia de Mauricio Ochmann comenzó el 16 de noviembre de 1977, cuando nació en Washington, D. C., Estados Unidos, y su madre biológica, quien entonces era una joven de solo quince años, lo dio en adopción. Así, el pequeño llegó a una casa de acogida en donde pasó su primer mes de nacido hasta que el matrimonio conformado por Guillermo y María lo adoptó.

Mauricio contó en entrevista que lo único que conserva de su madre biológica es una tarjeta en la que se dice un poco de ella: “Una chica estadounidense que quedó embarazada de un joven español durante unas vacaciones... Ella era muy artística, le gustaba pintar y escribir”.

La primera ruptura en su vida

Los padres adoptivos de Mauricio eran mexicanos y se separaron cuando él tenía poco más de un año, por lo que su madre, María, decidió regresar a México e instalarse en la ciudad de Querétaro. Allí, Mauricio vivió toda su infancia, la cual estuvo marcada por muchas dificultades, entre ellas el hecho de no ver a su padre Guillermo tanto como hubiese querido.

Su madre comenzó una nueva relación, esta vez con un hombre alemán llamado Thomas Ochmann. Él se convirtió en el padrastro de Mauricio, otorgándole su apellido. Sin embargo, uno de los golpes más duros en la vida del actor fue cuando su padre Guillermo le dijo que no podía seguir viéndolo por decisión de su madre: “Fue como si decidieran por mí, nadie me preguntó si quería dejar de verlo o cómo me sentía, fue como si me lo arrebataran y no lo vi durante muchísimos años”.

Una infancia difícil e inestable

Por si fuera poco, en su casa había muchos conflictos. Su madre tuvo hijos biológicos con su nueva pareja, pero eso no significó que todo fuera armónico. Todo lo contrario.

“Cuando empezaron a nacer mis hermanos, hubo una dinámica entre mamá y papá que no funcionaba. Yo tuve que cuidarlos. Me acuerdo de algo muy fuerte que sucedió, porque yo los levantaba, los vestía y preparaba para la escuela... Una vez, uno de ellos estaba enojado, se volteó y me dijo: ’Tú ni eres nuestro hermano, tú no naciste de la panza de mi mamá’. Pero independientemente de eso, yo los amo, los veo como mi familia”.

Tuvo que madurar muy rápido

Los problemas seguían empeorando. De hecho, cuando Mauricio tenía trece años, después de una situación muy fuerte en su familia, su mamá habló seriamente con él, diciéndole: “Lo mejor que puedes hacer es irte de esta casa”. Fue entonces que el actor, siendo todavía un niño, buscó a Guillermo, su primer padre adoptivo, con la esperanza de reconectar con él.

Guillermo ya vivía en la Ciudad de México, por lo que Mauricio viajaba recurrentemente para verlo. El actor recuerda esos años como una supervivencia. Y, pese a lo que su madre le había dicho, fue hasta los dieciséis años que decidió irse de su casa, ya con la prepa terminada. En ese momento, cortó lazos con su familia, lo cual fue para siempre. “No nos hablamos desde hace muchos años. Con la que corté lazos de tajo fue con mi mamá, porque nunca se quiso ayudar, ni atender, ni sanar”.

La paternidad

Con estas experiencias poco más que traumáticas, Mauricio Ochmann reconoce que hubo en él muchas heridas de abandono, las cuales lo llevaron a tomar malas decisiones respecto a su vida y, de pronto, con el inicio y éxito de su carrera en la actuación, se vio sumergido en hábitos nocivos.

El actor confesó que sintió que tocó fondo cuando, al poco tiempo de nacida su primera hija, Lorenza, producto de su primer matrimonio, tuvo una revelación de que debía tomar las riendas, dejar de victimizarse e ingresar a rehabilitación. “Si no me interno, me muero”, reconoció.

Mar y cielo

Aunque la rehabilitación de Mauricio Ochmann fue todo un éxito, su matrimonio terminó. Pero eso no significó el fin de su relación con su hija Lorenza, con quien tiene un lazo muy especial que conserva hasta ahora.

Además, la vida le dio una nueva oportunidad para gozar la paternidad, esta vez al lado de Aislinn Derbez, con quien tuvo una segunda hija, a quien llamaron Kailani (“mar y cielo” en hawaiano).

Ser el padre que no tuvo

Para Mauricio, la experiencia de la paternidad fue crucial para no seguir los mismos patrones tóxicos. “Me dije ’yo quiero ser un papá responsable, no quiero repetir historias, quiero romper con todo’”.

El actor asegura que la figura más paternal que tuvo fue Guillermo, su primer padre adoptivo, quien fue su principal apoyo y sostén para que él se pudiera dedicar a la actuación. Por lo tanto, el actor se encargó de despedirlo cuando murió.

Aunque sus matrimonios no funcionaron, Mauricio Ochmann se esfuerza por mantener una relación amistosa, cordial y de buena comunicación con las madres de sus hijas, a quienes él asegura considerar familia.

“Veo a mis hijas y son felices. Las veo a cada una en sus vidas y las veo florecer”, dijo el actor, pues él cree que ser un padre significa estar presente en todo momento.

Sin duda alguna, existen muchas historias de vida de los famosos que no alcanzamos a ver, ¿qué opinas de romper lazos afectivos, incluso con la familia, cuando esta ya no es una presencia positiva en tu vida?

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