La inspiradora historia de “la niña más pequeña” que desafió a los médicos y celebró sus 16 años

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Charlotte Garside, nacida en 2007, se hizo famosa por ser una de las niñas más pequeñas del mundo. Al nacer pesaba menos de un kilo, y los médicos dudaron inicialmente de sus posibilidades de sobrevivir. A pesar de las adversidades, Charlotte demostró una notable capacidad de recuperación y celebró su cumpleaños número 16.

Charlotte pesó menos de 1 kg al nacer

Para sus padres, Charlotte se parece a una muñeca de porcelana o a Pulgarcita. Su madre dice: "Nos han dicho que se parece a una muñeca de porcelana, a un bebé en una carriola y la gente sigue llamándola bebé Charlotte, lo que me enfada, porque no es un bebé".

Al nacer, Charlotte pesó apenas 0,9 kilos. Llegó un mes antes de lo esperado, a pesar de que el embarazo había progresado con normalidad. Cuando la madre de Charlotte fue hospitalizada, los médicos se quedaron asombrados, pues creían que solo estaba embarazada de 24 semanas como máximo, y no de las 36 semanas reales.

Los médicos habían advertido a los padres de Charlotte de que tal vez no sobreviviría mucho tiempo después del nacimiento. Sin embargo, Charlotte desafió el pronóstico, luchando contra su enfermedad y esforzándose valientemente cada día que pasaba.

Al principio, sus padres no sabían por qué su hija era diferente

Los padres de Charlotte han dedicado mucho tiempo a intentar comprender qué la hace diferente y cómo pueden ayudarla. Ha tenido que someterse a innumerables pruebas y visitas periódicas al hospital, pero lo ha afrontado todo con notable entereza. Su madre dice: "Lo único que sabemos es que Charlotte es única. Ha pasado por muchas cosas en una vida tan corta".

Sin respuestas definitivas, siguen sin saber cuánto tiempo permanecerá Charlotte con ellos. Mientras tanto, son felices con lo que tienen. "Simplemente disfrutamos de la vida familiar. Puede que sea pequeña, pero cualquiera que la haya conocido te dirá que tiene una gran personalidad. Desde el día en que nació, ha aportado algo muy especial a nuestras vidas", dice su madre.

Más tarde descubrieron que Charlotte padece un extraño trastorno genético

Más tarde, se descubrió que Charlotte padecía una enfermedad genética extremadamente rara conocida como enanismo primordial. Sus padres son portadores de un gen excepcionalmente raro, que ha heredado su hija menor. Sus otros hijos gozan de buena salud.

El enanismo primordial engloba un conjunto de anomalías congénitas determinadas por la genética. Además de la estatura reducida observada en los pacientes, se caracteriza por rasgos faciales distintivos como orejas pequeñas o una hendidura nasal prominente, un cráneo inusualmente pequeño y escaso pelo en la cabeza.

Los informes indican que hay alrededor de 100 individuos en Estados Unidos y Canadá que padecen esta afección.

El pronóstico de los médicos era peor, pero Charlotte demostró que estaban equivocados

Las personas afectadas por esta enfermedad suelen crecer hasta una altura máxima de 100 centímetros. La enfermedad también está relacionada con otras dolencias, por lo que solo unos pocos pacientes llegan a la adolescencia.

Recordando los primeros días tras el nacimiento de su hija, los padres de Charlotte los describen como extremadamente difíciles, llenos de constante temor por su vida. Su hija era tan delicada que ni siquiera podían levantarla.

Al salir del hospital, los médicos advirtieron a los padres de Charlotte de que su hija no llegaría a cumplir un año. Afortunadamente, desafió las probabilidades y cumplió 16 años. A pesar de su estado, Charlotte destaca en la escuela, le gusta relacionarse con sus compañeros y es muy popular. Sus padres reconocen que es enérgica e “incapaz de estarse quieta”.

Charlotte lleva una vida normal como los demás

Al nacer, Charlotte era increíblemente delicada. “He dicho que parecía un conejo despellejado”, cuenta su madre. “Llevaba un gorrito rosa y estaba envuelta en plástico de burbujas hasta el cuello”.

Charlotte lleva una vida lo más normal posible. Participa en excursiones familiares a caballo y va a la escuela.

“Es muy curiosa”, dice su madre. “Por supuesto, me preocupaba que pudiera hacerse daño con los demás niños, pero tiene su propio tutor que la cuida y no es tan frágil como cabría pensar”.

A pesar de todo, su madre tiene grandes esperanzas en su futuro. “Hay muchas incógnitas, pero Charlotte es capaz de sorprenderte cuando menos te lo esperas. No sabíamos si viviría tanto”, dice. “No sabíamos si sería capaz de relacionarse con la gente, y ha habido momentos en los que pensamos que podríamos perderla”.

“Pero sigue prosperando, y estoy impaciente por ver lo que nos depara el próximo año”.

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