La razón de tus cambios de humor podría estar escondida en tu intestino

Psicología
hace 6 horas

¿Alguna vez has sentido mariposas en el estómago cuando estás con alguien que te gusta? ¿O un nudo por una situación estresante? Resulta que estas sensaciones no son casualidad. Nuestro cuerpo y mente están íntimamente conectados, en especial cuando se trata del sistema digestivo y el cerebro. Acá te contamos más sobre esta conexión especial y su impacto en nuestra salud mental.

No eres tú, es tu microbiota

En el centro de esta conexión entre estómago y mente se encuentra la microbiota intestinal, un conjunto de microorganismos, como las bacterias, que viven en nuestros intestinos, las cuales se encargan de recoger la energía de la comida digerida, protegernos de patógenos, regular las funciones inmunes y también fortalecer las barreras bioquímicas de los intestinos. Además, estas bacterias juegan un papel fundamental en el desarrollo de nuestra inmunidad, ya que al estar expuestos a ellas en los primeros años de nuestra vida, le permite a nuestro cuerpo tener respuestas más adecuadas a los microbios que puedan ingresar a nuestro organismo.

Sin embargo, la microbiota intestinal también guarda una estrecha relación con nuestro cerebro y con nuestras emociones. Ambos están en constante comunicación y aunque esto afecta, principalmente, las funciones intestinales, también se cree que el estómago tiene cierta influencia en el cómo nos sentimos.

Todo está en la mente (y en el estómago)

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Un gran ejemplo de la relación que hay entre el cerebro y el estómago es el mal humor que nos da cuando tenemos hambre. La señal de hambre del estómago libera cortisol y adrenalina, lo que el cerebro interpreta como una situación estresante y, por ende, nos produce irritabilidad y estrés. Esto, además de la conexión que ya mencionamos, refleja también la posibilidad de que la dieta tenga un papel importante en nuestro estado de ánimo.

A esta relación entre cerebro y estómago se le conoce como axis o eje, que es básicamente una conexión bidireccional entre el sistema digestivo y el nervioso, la cual tiene 3 componentes importantes:

  • Neurotransmisores: en palabras sencillas, sustancias químicas que produce nuestro cuerpo y que influencian nuestro humor, como la serotonina y la dopamina. De hecho, la serotonina, conocida también como la hormona de la felicidad, se produce principalmente en estómago, lo que le da mucho sentido a la frase “panza llena, corazón contento”.
  • Microbioma: trillones de bacterias que viven en nuestro sistema digestivo y que ayudan a regular la inflamación, la digestión e incluso las funciones cerebrales. Según los expertos, un microbioma diverso contribuye a que tengamos una mejor salud mental.
  • Nervio vago: es, básicamente, la línea directa entre el estómago y el cerebro. Las transmisiones que hay entre estos dos órganos se dan por medio de este nervio, desde las respuestas de estrés e incluso la digestión.

Por estas razones es que los expertos aseguran que nuestro sistema digestivo tiene un impacto en nuestra salud mental y viceversa. Un desbalance en las bacterias intestinales puede llevar a un microbioma inestable, lo cual podría estar ligado a trastornos como la ansiedad y la depresión. De la misma manera, una inflamación de colon puede causar una neuroinflamación y afectar no solo nuestro humor, sino también nuestras capacidades cognitivas. Por el otro lado, el exceso de estrés puede influir en las funciones digestivas y crear problemas como el Síndrome de intestino irritable, hinchazón y hasta desarrollar sensibilidades hacia ciertas comidas.

¿Depresión o mala alimentación?

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No es casualidad que al estómago que se lo conozca como el segundo cerebro. De hecho, unos científicos, en el año 2019, descubrieron que trastornos mentales como la depresión muchas veces van de la mano con padecimientos gastrointestinales y que ambos pueden estar ocasionados con niveles bajos de serotonina en el cuerpo. Por lo tanto, elevar los niveles de producción de esta hormona podría ser la solución para ambos problemas.

Cabe mencionar que este estudio se hizo en ratones, pero no deja de tener su importancia cuando se trata de la salud mental en humanos. Según este estudio, más de una tercera parte de las personas con depresión tenían constipación crónica y asegura también que las personas con depresión suelen mencionar los problemas estomacales como un impedimento para tener una vida plena. Y aunque algunos antidepresivos pueden causar estreñimiento, los efectos secundarios de este medicamento tampoco son capaces de explicar el 100% de los casos.

Otro dato interesante que arrojó el estudio es que la escasez de serotonina en los intestinos también redujo el número de neuronas en esta misma zona. Además, causó un deterioro en el revestimiento de los intestinos, lo que podría estar ligado a un tránsito intestinal lento. Recordemos que el sistema digestivo es responsable por la mayor parte de la producción de serotonina en el cuerpo, por lo que no resulta difícil creer que su escasez afecte no solo nuestra salud mental, sino que también tenga repercusiones físicas.

¿Qué podemos hacer?

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Lo bueno de todo esto es que la solución al problema puede ser tan sencilla como cuidar lo que comemos. Por supuesto, todas las personas son distintas y lo que funcione para unos puede que no funcione para otros, por eso lo mejor es consultar a un nutricionista antes de hacer cualquier tipo de dieta. Sin embargo, acá te dejamos unos cuantos consejos que puedes aplicar en tu vida sin mayor inconveniente:

  • Cuida lo que comes: una dieta rica en probióticos, fibra y comidas con propiedades antiinflamatorias puede beneficiar mucho tu sistema digestivo y salud mental. Alimentos fermentados como el kéfir o el yogur te ayudarán a cultivar bacterias beneficiosas para el cuerpo. También intenta reducir la ingesta de comidas procesadas, con exceso de azúcar o todas aquellas que puedan irritar tu estómago.
  • Controla tu estrés: más fácil decirlo que hacerlo, pero el manejo del estrés es indispensable para una buena salud mental y digestiva. Puedes intentar técnicas de relajación como meditar y respiraciones profundas y así regular el sistema nervioso. El yoga también puede ayudar a mejorar el humor y aliviar los malestares estomacales. Por último, llevar un diario o asistir a terapia son muy buenas herramientas para un manejo adecuado de nuestras emociones.
  • Duerme bien: dormir no solo nos ayuda a descansar, sino que también nos ayuda a sanar física y mentalmente. Un mal dormir puede volver inestable nuestro microbioma y debilitar las funciones cognitivas. Por eso es recomendable dormir de 7 a 9 horas por noche y tener un horario de sueño regular, así como evitar el uso de pantallas en la cama, todo esto para mejorar la calidad de nuestro sueño.
  • Ejercítate: el ejercicio físico siempre es una gran opción para mejorar nuestra salud física y mental. Caminar, por ejemplo, puede ayudarnos con la digestión y el entrenamiento de fuerza con la producción de neurotransmisores. De nuevo, el yoga tiene beneficios más allá de la relajación, ya que puede aliviar la conexión entre nuestro cerebro y el sistema digestivo.

Como vemos, nuestro sistema digestivo juega un rol muy importante en nuestra salud no solo física, sino también mental. Esto nos lleva a restablecer prioridades, pues muchas veces vivimos nuestro día a día comiendo mal por darle más importancia a otros aspectos como el trabajo o el estudio. Sin embargo, debemos encontrar ese balance, ya que si no cuidamos de nuestra digestión lo vamos a resentir tanto en cuerpo como en mente.

¿Y tú, has notado cómo te cambia el ánimo cuando comes mejor? Cuéntanos sobre alguna situación en la que tu humor se haya visto directamente afectado por lo que comiste.

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