15 Personas contaron con sinceridad por qué dejaron el vegetarianismo y no sienten ningún arrepentimiento

¿Alguna vez has sentido mariposas en el estómago cuando estás con alguien que te gusta? ¿O un nudo por una situación estresante? Resulta que estas sensaciones no son casualidad. Nuestro cuerpo y mente están íntimamente conectados, en especial cuando se trata del sistema digestivo y el cerebro. Acá te contamos más sobre esta conexión especial y su impacto en nuestra salud mental.
En el centro de esta conexión entre estómago y mente se encuentra la microbiota intestinal, un conjunto de microorganismos, como las bacterias, que viven en nuestros intestinos, las cuales se encargan de recoger la energía de la comida digerida, protegernos de patógenos, regular las funciones inmunes y también fortalecer las barreras bioquímicas de los intestinos. Además, estas bacterias juegan un papel fundamental en el desarrollo de nuestra inmunidad, ya que al estar expuestos a ellas en los primeros años de nuestra vida, le permite a nuestro cuerpo tener respuestas más adecuadas a los microbios que puedan ingresar a nuestro organismo.
Sin embargo, la microbiota intestinal también guarda una estrecha relación con nuestro cerebro y con nuestras emociones. Ambos están en constante comunicación y aunque esto afecta, principalmente, las funciones intestinales, también se cree que el estómago tiene cierta influencia en el cómo nos sentimos.
Un gran ejemplo de la relación que hay entre el cerebro y el estómago es el mal humor que nos da cuando tenemos hambre. La señal de hambre del estómago libera cortisol y adrenalina, lo que el cerebro interpreta como una situación estresante y, por ende, nos produce irritabilidad y estrés. Esto, además de la conexión que ya mencionamos, refleja también la posibilidad de que la dieta tenga un papel importante en nuestro estado de ánimo.
A esta relación entre cerebro y estómago se le conoce como axis o eje, que es básicamente una conexión bidireccional entre el sistema digestivo y el nervioso, la cual tiene 3 componentes importantes:
Por estas razones es que los expertos aseguran que nuestro sistema digestivo tiene un impacto en nuestra salud mental y viceversa. Un desbalance en las bacterias intestinales puede llevar a un microbioma inestable, lo cual podría estar ligado a trastornos como la ansiedad y la depresión. De la misma manera, una inflamación de colon puede causar una neuroinflamación y afectar no solo nuestro humor, sino también nuestras capacidades cognitivas. Por el otro lado, el exceso de estrés puede influir en las funciones digestivas y crear problemas como el Síndrome de intestino irritable, hinchazón y hasta desarrollar sensibilidades hacia ciertas comidas.
No es casualidad que al estómago que se lo conozca como el segundo cerebro. De hecho, unos científicos, en el año 2019, descubrieron que trastornos mentales como la depresión muchas veces van de la mano con padecimientos gastrointestinales y que ambos pueden estar ocasionados con niveles bajos de serotonina en el cuerpo. Por lo tanto, elevar los niveles de producción de esta hormona podría ser la solución para ambos problemas.
Cabe mencionar que este estudio se hizo en ratones, pero no deja de tener su importancia cuando se trata de la salud mental en humanos. Según este estudio, más de una tercera parte de las personas con depresión tenían constipación crónica y asegura también que las personas con depresión suelen mencionar los problemas estomacales como un impedimento para tener una vida plena. Y aunque algunos antidepresivos pueden causar estreñimiento, los efectos secundarios de este medicamento tampoco son capaces de explicar el 100% de los casos.
Otro dato interesante que arrojó el estudio es que la escasez de serotonina en los intestinos también redujo el número de neuronas en esta misma zona. Además, causó un deterioro en el revestimiento de los intestinos, lo que podría estar ligado a un tránsito intestinal lento. Recordemos que el sistema digestivo es responsable por la mayor parte de la producción de serotonina en el cuerpo, por lo que no resulta difícil creer que su escasez afecte no solo nuestra salud mental, sino que también tenga repercusiones físicas.
Lo bueno de todo esto es que la solución al problema puede ser tan sencilla como cuidar lo que comemos. Por supuesto, todas las personas son distintas y lo que funcione para unos puede que no funcione para otros, por eso lo mejor es consultar a un nutricionista antes de hacer cualquier tipo de dieta. Sin embargo, acá te dejamos unos cuantos consejos que puedes aplicar en tu vida sin mayor inconveniente:
Como vemos, nuestro sistema digestivo juega un rol muy importante en nuestra salud no solo física, sino también mental. Esto nos lleva a restablecer prioridades, pues muchas veces vivimos nuestro día a día comiendo mal por darle más importancia a otros aspectos como el trabajo o el estudio. Sin embargo, debemos encontrar ese balance, ya que si no cuidamos de nuestra digestión lo vamos a resentir tanto en cuerpo como en mente.
¿Y tú, has notado cómo te cambia el ánimo cuando comes mejor? Cuéntanos sobre alguna situación en la que tu humor se haya visto directamente afectado por lo que comiste.