Mi hermana cree que es mi deber ser niñera de sus hijos y me llama egoísta por no querer cuidarlos

Psicología
hace 2 años

La llegada de un bebé suele traer mucha felicidad, pero también una gran cantidad de cambios y responsabilidades. Y, por más precavidos que hayan sido los padres, el cambio de rutinas y horarios puede poner sus vidas de cabeza. Debido a eso, a veces suelen necesitar a sus familiares para que los apoyen. Pero no siempre es fácil encontrar el límite entre lo que es un “favor” y lo que es un “deber”, así que no todos toman de buena forma un rechazo cuando se pide ayuda, por más buenos que sean los fundamentos.

En Genial.guru simpatizamos con la historia de una usuaria cuya familia no tomó de buena manera su negativa de cuidar a los hijos de su hermana, e intentamos mirarla de la manera más objetiva posible para aprender de esta experiencia.

Le dimos muchas vueltas al asunto y pensamos que es un problema que debe considerarse con distintos enfoques

  • Ser ama de casa es una gran responsabilidad. Si bien las madres a tiempo completo les dedican la mayor cantidad de horas del día a sus hijos, lo cierto es que ellas también están en su derecho de sentirse agotadas, así que necesitan un tiempo para sí mismas. Según estudios, las amas de casa corren mayores peligros de padecer estrés y ansiedad a causa de la rutina y la sensación de soledad.
  • Muchas veces no es desinterés, sino agotamiento. Esta presión puede generar mucho cansancio, así que, si tienes un familiar que ha comenzado a desatenderse de sus obligaciones de manera reciente, probablemente sea por agotamiento y necesite apoyo. Muchas veces, la labor de madre a tiempo completo puede sentirse muy solitaria, por eso es bueno fortalecer la comunicación para que ella pueda hablar de sus emociones contenidas.
  • Valora el esfuerzo de las madres. Así como en nuestro trabajo nos gusta que nos reconozcan por nuestra labor, las mamás también necesitan sentirse valoradas y apreciadas por todo lo que hacen. Normalmente se piensa que ser ama de casa es algo fácil, cuando en realidad no es un trabajo para débiles.
  • Aprende a poner límites. Aunque el principal “conflicto” se encuentre entre la usuaria y su hermana, creemos que el hermano menor de ambas debería trabajar en su habilidad para decir que “no”. Son dos simples letras: “n” y “o”, pero juntarlas después de que una persona hace una solicitud suele ser difícil para aquellos que temen desilusionar a sus seres queridos. Al final, muchos terminan creyendo que lo más fácil es decir que “sí”, con todos los dolores de cabeza que eso puede traer después.
  • Cuida tu salud mental. Quienes no pueden negarse a solicitudes suelen sufrir aumentos de estrés a medida que las peticiones chocan con los deseos propios y con la cantidad de tiempo y energía que realmente tienen.
  • Reflexiona cuándo es mejor decir que “no” o “sí” antes de responder. Por mucho que queramos a una persona, no podemos controlar sus emociones al poner nuestros límites. Un “no” bien evaluado y cortésmente dicho es más valioso que un “sí” soltado a la primera, en el que no se pensó en profundidad antes de hacernos responsables.
  • Darnos cuenta de nuestros límites permite que las personas puedan conocernos mejor. Cuando alguien adquiere la valentía para rechazar obligaciones y demandas que sabe que no puede cumplir, también permite que los demás conozcan su verdadero yo y sus deseos. Esto no es algo “egoísta”, sino honesto.
  • La planificación ayuda a evitar molestos imprevistos. En este caso, podemos concluir que la postura de la usuaria es, entre los distintos puntos de vista, la más acertada. Es decir, pese a su negativa y fundamentos, mantiene en pie que ayudaría a su hermana si fuera una cuestión de emergencia, cosa que, por lo visto, afortunadamente no ha sucedido aún. Sin embargo, a veces no alcanza con decir “no”, y un par de sugerencias a la familia no vendrían mal. Lo mejor sería impulsar a que la persona aprenda a planificar. Las rutinas saludables ayudan a que la vida familiar funcione mejor.
  • Aunque no sea una obligación, es bueno ayudar. Lo sabemos, no es fácil cuidar a los niños. Sin embargo, creemos que la usuaria, aunque no tiene la obligación de hacerlo, podría ocuparse de los pequeños de vez en cuando, como un regalo hacia su hermana y una manera de demostrar lo mucho que valora su esfuerzo por ser madre.
  • Los niños son muy sensibles. Los más pequeños también necesitan sentirse queridos; ellos suelen ser muy susceptibles y pueden sentir cuando alguien realmente no quiere estar con ellos. Una rutina bien establecida puede ayudarlos a estar contentos y crear hábitos saludables.
  • Las rutinas evitan el estrés. Por parte de los adultos, organizar les permite reducir el estrés y cuidar a los niños con más entusiasmo, ya que las nuevas experiencias pueden verse como “emocionantes” en lugar de “estresantes”.

¿Qué consejo le darías a esta familia? Cuéntanos si has vivido situaciones similares y cómo lo resolviste.

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