13 Historias guardadas por años que terminaron rompiendo el alma

En toda relación, la confianza es un pilar que sostiene o derrumba la historia de amor. ¿Qué pasa cuando alguien externo empieza a sembrar dudas, inseguridades y celos en una pareja que parecía estable? Este es el caso de Jen y su novio, quienes estaban a punto de comenzar una nueva etapa con un bebé en camino y una casa recién comprada. Todo parecía perfecto... hasta que reapareció Amanda, la mejor amiga de la infancia de Jen. Lo que empezó como una amistad cercana se transformó en un torbellino de desconfianza que puso en jaque la relación.
Esto es lo que el novio publicó en Reddit:
“Mi novia (Jen) y yo llevamos 4 años juntos. En abril, pasaron dos cosas geniales: nos enteramos de que Jen está embarazada y cerré la compra de una casa para mudarnos. Nuestra familia y amigos saben sobre el embarazo, incluyendo a la mejor amiga de la infancia de Jen (Amanda). Debo admitir que nunca me gustó la dinámica entre Amanda y Jen, pero realmente no afectó nuestra relación, ya que Amanda vivía al otro lado del país.
Después de enterarse del embarazo, Amanda decidió mudarse de vuelta a casa (vivimos en la ciudad natal de ambas). Amanda ha estado de vuelta desde finales de mayo y desde ese momento se desató el infierno. Jen siempre se ha sentido un poco insegura en nuestra relación. Yo trabajo en construcción y hago entrenamiento personal. Ella se siente intimidada por las chicas delgadas, pero no tengo idea de por qué. Es una mujer sexy con unas curvas increíbles”.
Continúa así:
“Amanda no ha hecho más que alimentar las inseguridades y ansiedades de Jen desde que regresó. Nosotros nunca hemos sido la pareja que se rastrea la ubicación o que revisa los teléfonos. Siempre consideramos eso una señal de alerta en una relación. Amanda ha convencido a Jen de que necesita empezar a hacer eso. Así que, ha estado tratando de controlar mi teléfono regularmente y no ha encontrado nada. Le he comunicado mi dolor y frustración y que creo que necesita distanciarse de Amanda. Ella siguió rechazando mis preocupaciones.
Hace unas dos semanas, Jen de nuevo me pidió mi teléfono. Le dije, en términos claros, que esa sería la última vez que lo fiscalizaría. Si de nuevo no veía nada sospechoso, entonces necesitaba aceptar ir a terapia y distanciarse de Amanda. Ella aceptó, lo hizo y no encontró nada sospechoso. Pero, pronto se retractó de su promesa”.
Y finaliza:
“Decidí mudarme. Actualmente, estamos con un contrato de alquiler mes a mes en un apartamento hasta que terminen las renovaciones en la casa que compré. Me estoy quedando con un amigo hasta que la casa esté lista y luego me mudaré solo. Jen me ha pedido que lo reconsidere, a lo que yo me niego. Probablemente, tendrá que mudarse con su madre, lo cual no es ideal dado el espacio limitado, lo cual me hace sentir fatal por mi hijo.
Ante todo esto no puedo evitar pensar: ¿soy yo el malo?”
Sin duda, se trata de una situación complicada. Veamos qué opinan algunos internautas al respecto:
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), confiar en alguien no se trata solo de creer en sus palabras, sino de sentir que esa persona cumplirá lo que promete. En nuestras relaciones (ya sean de pareja, de amistad o incluso profesionales) la confianza no se trata únicamente de la “honestidad” de la otra persona, sino de su previsibilidad: saber que su manera de actuar será coherente y estable. Esa consistencia es lo que nos da paz y nos permite construir vínculos sólidos y maduros. La psicóloga Pauline Chiarizia coincide con eso, pero agrega que experiencias dolorosas del pasado pueden dejar heridas profundas que se transforman en miedo, sospecha o dificultad para abrirse por completo, incluso con una pareja amorosa. Esto no solo afecta a quien carga con la desconfianza, sino también a su pareja, creando un peso constante en la relación.
La Dra. en Psicología Clínica perteneciente al Instituto Gottman, Ellie Lisitsa, habla sobre los cuatro patrones tóxicos que pueden desgastar una relación profundamente, a los que llaman “los cuatro jinetes del apocalipsis de las relaciones de pareja”: crítica, desprecio, actitud defensiva y desconexión emocional.
Por otro lado, un estudio publicado en la revista científica especializada Psychological Reports, hecho con más de 300 personas casadas reveló cómo la falta de confianza en la pareja intensifica problemas como la inestabilidad emocional, los conflictos y hasta la idea de terminar la relación. Algo interesante: revisar el celular de la pareja actúa como un mediador, es decir, puede aumentar aún más esas tensiones. Además, de acuerdo a otra investigación hecha por Roni Moss, de la Universidad de Huddersfield, en la que exploró de dónde nacen las expectativas románticas de las mujeres jóvenes, especialmente sobre convivencia, matrimonio y roles de género, se reveló que la familia es la influencia más fuerte al moldear estas ideas, seguida de las amistades. Para llegar a estas conclusiones, se entrevistó a ocho mujeres de entre 18 y 22 años que estaban en una relación de pareja. El análisis mostró que lo que aprendemos en casa y con nuestras amistades tiene un peso decisivo en cómo imaginamos el amor y la vida en pareja.
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) nos invita a dejar de pelear con nuestras emociones y aprender a relacionarnos con ellas de forma más sana y flexible. A diferencia de otras terapias que buscan solo “eliminar síntomas”, ACT enseña a abrazar lo que sentimos (incluso nuestras inseguridades o pensamientos de desconfianza) como una oportunidad de crecimiento. Su base es simple: cuanto más intentamos controlar o evitar lo que pasa dentro de nosotras, más estrés y frustración generamos. El camino está en aceptar lo que no podemos cambiar y enfocarnos en acciones alineadas con nuestros valores, para vivir una vida más plena y equilibrada.
Este caso nos recuerda lo frágil que puede ser la confianza cuando terceros intervienen en una relación. Si hubieses estado en el papel del novio de Jen, ¿qué acciones habrías tomado?
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