Megan Fox habló de lo difícil que ha sido amar su cuerpo
Megan Fox rompió el silencio y reveló lo que realmente siente sobre su imagen y su lucha interna. La actriz abordó el contraste entre su percepción de sí misma y cómo el mundo la ve, compartiendo detalles sobre el yo interior que había mantenido oculto durante su carrera en Hollywood, así como su batalla constante con la salud mental.
En un momento de vulnerabilidad, Fox confesó: “Nunca me veo a mí misma como me ven los demás. Nunca ha habido un momento en mi vida en el que haya amado mi cuerpo, nunca, nunca”. También añadió: “Soy conocida por ser una persona inusual y he mantenido gran parte de mi autenticidad oculta debido a la falta de un espacio donde pueda expresarme libremente”.
Con un acto de valentía, Fox admitió padecer dismorfia corporal, un trastorno que provoca una obsesión por los defectos percibidos en la apariencia física. “A menudo, miramos a personas y pensamos: ’Son tan hermosas, deben tener una vida fácil’. Pero lo más probable es que no se sientan así acerca de sí mismas”, confesó. “Sí, tengo dismorfia corporal. Llevo conmigo muchas inseguridades profundas”.
Aunque no profundizó en cómo la dismorfia corporal específicamente la afecta, la actriz ha sido abierta con relación a sus luchas mentales. En una entrevista, reveló haber llegado a un “punto de quiebre”, después de años de ser sexualizada por Hollywood y los medios. Megan confesó haber experimentado un colapso psicológico. “No quería ser vista, no quería que me tomaran fotos, aparecer en revistas, o caminar por una alfombra roja. Me aterraba la idea de ser objeto de burlas, insultos o ataques por el simple hecho de estar en público. Pasé por un período muy oscuro después de eso”, admitió.
Una de sus “crisis psicológicas”, fue tras el estreno de la película Diabólica tentación, debido a la abierta sexualización de su imagen pública. “No fue solo esa película, fue todos los días de mi vida, todo el tiempo, con cada proyecto en el que trabajé y cada productor con el que trabajé”, exclamó Fox.
Megan explicó, que esta conciencia y obsesión con su cuerpo surgieron desde su infancia, a pesar de crecer en un entorno religioso donde los cuerpos apenas eran reconocidos. Afirmó que su viaje hacia el amor propio será interminable, pero su determinación para aceptarse a sí misma es inquebrantable. También compartió un aspecto único de su personalidad. Desea que las personas noten su “aura”, ya que se considera portadora de un aura de arcoíris, algo realmente especial y único para ella.
También reveló, que emprendió una profunda “búsqueda espiritual” para superar esos sentimientos y tomar el control de cómo respondía a la percepción que los demás tenían de ella. Afirmó haber trabajado arduamente para dejar de ser una víctima y darse cuenta de que aquella experiencia fue una lección en su vida. “Descubrí un propósito y ya no tuve que sufrir. Eso me hizo crecer y convertirme en una persona mucho más interesante de lo que hubiera sido sin ello”, explicó. “Ahora, puedo sentir gratitud por algo que antes me perseguía. Eso es lo que más he trabajado en mi vida y me siento liberada”.
La valentía de Megan Fox al hablar abiertamente sobre su dismorfia corporal es admirable y ayuda a generar conciencia sobre este trastorno subestimado. A menudo, las personas que lo padecen tienen una comprensión pobre de la inexactitud de sus percepciones negativas, lo que dificulta su reconocimiento y tratamiento adecuado.