No quería a la esposa de mi ex en la boda de mi hija y el resultado fue catastrófico

Cuando en una oficina hay un colega que intenta quedarse con todos los aplausos, a costa del esfuerzo ajeno, es casi inevitable que surjan sentimientos de rabia e indignación entre sus compañeros. Sin embargo, en el caso de este hombre, el sentimiento pasó a la acción, con tal de recuperar el crédito que se merecía, por lo que, desde el principio, fue suyo.
“En mi oficina hay una compañera de trabajo, a la que llamaremos Megan, que ha construido toda su carrera atribuyéndose el mérito del trabajo de los demás. Es del tipo de persona que, si a ti se te ocurre una buena idea en una reunión de equipo, ella empieza a repetirla en voz alta y luego se la presenta al jefe como ’su idea’.
Durante meses, se ha salido con la suya y, como yo no soy precisamente una persona conflictiva, pensé que simplemente mantendría la cabeza baja y lo dejaría pasar. Pero esto se estaba saliendo de control. Megan había pasado de robar ideas, a tomar directamente mi trabajo y hacerlo pasar como suyo. Yo creaba presentaciones, informes y propuestas, y de alguna manera ella terminaba presentándolos a la gerencia sin darme siquiera un poco de crédito a mí”.
“Mi frustración llegó a un punto crítico después de nuestro último proyecto. Pasé días en un informe de análisis, solo para que ella entrara en la sala de juntas y lo ’resumiera’, atribuyéndose todo el mérito. ¿Y la peor parte? La gerencia le creyó todo. Entonces, decidí tomar una posición diferente. Si ella quería robar mi trabajo, me aseguraría de que fuera un trabajo que valiera la pena robar. Así que esto fue lo que hice.
Creé una presentación muy elaborada, de 25 diapositivas y llena de términos técnicos, sobre un proceso falso que llamé ’Estrategia de integración óptima de ingresos’. Se veía impresionante, sonaba profesional, pero no tenía ningún sentido. Solo eran un montón de palabras pomposas. Dejé la presentación abierta intencionalmente en mi escritorio durante el almuerzo, esperando que ella la viera. Efectivamente, Megan apareció, la ’tomó prestada’ y organizó una reunión con nuestro jefe para mostrar sus ’últimos conocimientos’”.
“Cuando se llevó a cabo la reunión, me senté en silencio en la parte de atrás, observando cómo ella pasaba diapositiva tras diapositiva, usando palabras como ‘sinergizar’ y ‘monetizar’ como si su vida dependiera de ello. La cara del jefe pasó de una expresión interesada a una confundida y, luego, a una completamente escéptica.
Finalmente, le preguntó: ’¿Puedes explicar qué significa en la práctica la Estrategia de Integración Óptima de Ingresos?’. La cara de Megan se puso pálida mientras se trababa con las palabras pomposas, tratando de entenderlas, pero no tenían sentido. No podía explicarlo porque no era real”.
“El jefe se volvió hacia mí, sabiendo que yo también había estado trabajando en el proyecto, yo me encogí de hombros, diciendo que ’no tenía idea de lo que ella estaba tratando de decir’. Y así, Megan fue descubierta. La reunión terminó abruptamente y desde entonces no ha vuelto a robarme mi trabajo. Ahora soy conocido como ’el tipo que realmente entiende la estrategia’ en la oficina, y desde entonces todos la miran a ella con recelo”.