Pasamos tanto tiempo en el trabajo que es como si ya viviéramos allí. Conocemos todos los hábitos del jefe y los detalles de la vida personal de nuestra colega Inma. Y, claro, a menudo ocurre que en el trabajo no puedes evitar pensar: “Quizá debería dejarlo y empezar a ganar dinero tejiendo gorros”.
Los restaurantes de comida rápida tienen su encanto. Probablemente, todos hemos consumido alimentos en estos lugares, pero lo que no conocemos, es los secretos que esconden detrás del mostrador. Estos ex-empleados de reconocidos lugares contaron las intimidades de estas empresas que se suelen callar.
Hay quienes pasan toda la vida trabajando en el mismo lugar y quienes cambian de empleo cada cambio de estación. Estos últimos pueden tener más de un motivo para decidir huir de su trabajo, como estos usuarios que por fin soltaron la sopa sobre cuál fue la gotita que derramó el vaso y que les hizo decir: “No me quedo ni un segundo más en este empleo”.
La vida con personas con algún tipo de discapacidad puede ser desafiante. Aún más cuando se es padre de alguien con capacidades especiales, se debe estar alerta a cualquier imprevisto. Y así es exactamente como vive Christine Gallinaro: alerta. Sin embargo, nada la preparó para que los empleados de un cine local se pusieran de acuerdo para discriminar a su hijo, incluso a pesar padecer de autismo. Aquí te contamos su historia.
En el mundo laboral, hay empleados de todo tipo. Los responsables, los rigurosos, los obsesivos, así como también los impuntuales o los que, básicamente, no quieren trabajar. Como estos empleados, quienes apenas tuvieron tiempo de dejar una impresión en la máquina de café antes de que sus trayectorias profesionales tomaran un giro inesperado.
No es fácil renunciar a un empleo, y cuando lo hacemos, normalmente nos queda la sensación de que no expresamos todo lo que sentíamos realmente. Pero también hay personas que deciden irse por la puerta grande, y no dejan su sitio sin antes cantarle las cuarenta al jefe que tan malos ratos les hizo pasar.
Perder el trabajo es algo muy duro para cualquiera, pero existen muchas historias de empleados que prácticamente buscaban ser despedidos a gritos gracias a sus actitudes disparatadas. Aunque estos casos pueden ser divertidos, también sirven como recordatorio de la importancia de mantener una buena conducta en el trabajo.
Te despiertas una mañana. Vas a la cocina a prepararte una taza de café. Está en el estante superior y eres demasiado bajo para alcanzarlo, así que tomas una silla. Por supuesto, siempre puedes ponerlo en un estante inferior, pero el estante superior es su lugar; ese siempre ha sido su lugar. Por lo tanto, seguirá siendo difícil de alcanzar, pero solo hasta mañana. Estás comenzando un nuevo trabajo hoy. Ha salido el sol y quieres ir a la oficina en bicicleta. La levantas, pero es difícil sentarse, el asiento es demasiado alto y no puedes alcanzar los pedales. Bajas el asiento, pero está oxidado, así que caminas. Llegas tarde, pero estás entusiasmado con tu nuevo trabajo como técnico de laboratorio. Una vez que pasas por tu sesión de inducción, se te proporciona el equipo.
Hay quien dice que los mejores filmes son aquellos en los que todo parece estar ocurriendo perfectamente bien y, de repente, sin darnos cuenta, sucede un giro inesperado que cambia por completo el rumbo de la historia. Pero lo que no siempre percibimos es que la vida real también proporciona plot twists capaces de superar cualquier guion de ficción — y las historias de algunos internautas lo comprueban. Al final, “¿la vida no imita al arte?”
Es común escuchar a los empleados contar historias que parecen sacadas de una película de terror sobre el descaro de sus jefes. Ahora bien, ¿alguna vez has pensado que los patrones también tienen que pasar por verdaderos apuros cuando contratan a la persona equivocada? Pues sí: también sucede. Aquí te presentamos una serie de relatos que te dejarán estupefacto de tanta holgazanería. ¡Echa una miradita!
El período de exámenes es el momento más estresante del ciclo escolar tanto para los alumnos como para los profesores. Si bien se trata de una etapa muy importante en los estudios, sigue siendo un momento propicio para recordar anécdotas tan divertidas como desestabilizadoras.
Hay algunas experiencias en la vida que seguramente recordamos pensando: “¡Cómo me libré de eso!”. Esto también sucede cuando, por azar, toca convivir con jefes, compañeros de trabajo o clientes desagradables, que logran que cualquier empleado quiera tomar sus cosas y salir corriendo para nunca volver. Y todo gracias a la tremenda falta de respeto de la que fueron objeto en su lugar de trabajo.
Algunas personas tienen como un lema de vida la frase “La insolencia es una bendición”. Muchos de nosotros nos hemos cruzado con este tipo de personajes en más de una ocasión: en el transporte público, en las tiendas e incluso en nuestro propio hogar. Mientras que unos actúan de manera descarada deliberadamente, otros simplemente no se dan cuenta de que están siendo deshonestos.
Los jefes también son seres humanos, como todos los demás, por lo que no es de extrañar que entre ellos aparezcan minitiranos y “gerentes efectivos” que con sus actividades son capaces de arruinar el trabajo de departamentos enteros. En la mayoría de los casos, los trabajadores huyen sacando chispas de jefes como estos, y luego durante mucho tiempo y con gusto vuelven a contar las payasadas de sus “líderes favoritos”, que son capaces de cruzar todos los límites.
En el mundo moderno, el trabajo a distancia es muy popular. Y ya forma parte de nuestras vidas. Así que no es de extrañar que, al trabajar en casa, se produzcan todo tipo de situaciones curiosas que nos dan ganas de compartir con los demás.
Investigaciones estadounidenses mostraron que las personas gastan más de 3 horas diarias revisando sus correos electrónicos laborales y aproximadamente 2 horas viendo sus mensajes personales. Tomando en cuenta el flujo de mensajes que diariamente recibimos, se vuelve evidente que no solo es importante mantener una atmósfera amistosa en los chats y correos laborales, sino también hacer que la correspondencia sea lo más útil para sus participantes.
Actualmente está de moda hablar de límites personales y del hecho de que hay que defenderlos. A veces parece que esa defensa se debe mantener todo el tiempo, porque en todas partes se encuentran personalidades desagradables: jefes enloquecedores en el trabajo, gente grosera en un autobús, profesores tiranos en la universidad. O los pretendientes que ofrecen un amor “grande y puro”, mientras esconden a su esposa y sus tres hijos.
Suena el teléfono. Es una llamada. Corres a atenderlo. Es, por décima vez en la semana, un vendedor telefónico. Te exasperas. ¿A quién no le ha pasado esto? Bueno, mucha gente cansada de esta situación eligió dejar de lado el enojo y pensó en ocurrentes formas para transitar esas situaciones con gracia.
Por regla general, cuando empezamos un nuevo trabajo, aunque nerviosos, estamos entusiasmados y dispuestos a dedicarle toda nuestra energía. Pero, aunque no es algo que suceda muy seguido, a veces la ilusión de un nuevo puesto dura poco y nos damos cuenta de que ese no es nuestro lugar. Entonces renunciar o ser despedido resulta ser un regalo del cielo.
La sociedad actual se enfrenta constantemente a un dilema que implica tanta responsabilidad que le cambia la vida a cualquiera: tener hijos o no tenerlos. Si bien muchos tienen clara su postura desde hace tiempo, otros aún se debaten entre los pros y los contras. La situación más divertida es, realmente, cuando personas con hijos y sin hijos se embarcan en una conversación de la que suelen surgir preguntas y comentarios muy graciosos.
Sentirse nervioso en una entrevista de trabajo es completamente normal. Sin embargo, los nervios o la mala educación a veces controlan a los candidatos, que suelen responder o presentarse a las entrevistas de maneras, digamos, poco convencionales. Esto ha hecho que los reclutadores levanten la ceja y que no solo decidan evitar considerarlos para el puesto solicitado, sino que tampoco quieran verlos nunca más.
¿Cómo determinar que una persona tiene poca educación? Hay señales evidentes que inmediatamente vienen a la mente: no dice “gracias” ni “por favor”, no sabe cómo comportarse en la mesa, es grosera. Incluso un rápido vistazo a esta lista es suficiente para comprender que estas son solo manifestaciones externas. Los psicólogos dicen que la educación y crianza van más allá de eso, también consisten en la transmisión de ciertos valores que pueden cambiar, ser subjetivos y corresponder al contexto cultural.
Los gatos nos enseñan cómo, con un poco de actitud felina, se pueden hacer las cosas a tu gusto, sin importar los riesgos. Ser gato es ir por la vida con seguridad y determinación, dispuesto a lograr los resultados y las metas esperadas. Por eso, en algunos trabajos destinados para humanos, la llegada de felinos ofrece la oportunidad a estas mascotas de enseñarnos “cómo se hacen las cosas”.
En nuestra vida cotidiana, todo parece ser depurado e íntimo. Pero a veces hay cosas que nos sacan de nuestro estado de conciencia habitual. Las personas de este artículo saben exactamente de lo que estamos hablando.