Pensé que mi hijo neurodivergente me odiaba, pero solo estaba pidiendo ayuda a su manera

Historias
hace 16 horas

Cuando un niño con un trastorno neurodivergente expresa su dolor a través del enojo, la frustración o incluso el rechazo hacia sus padres, es fácil sentirse perdido, culpable o completamente derrotado. Muchos padres atraviesan este laberinto emocional sin un mapa claro, intentando amar y proteger mientras enfrentan respuestas que parecen odio, pero que en realidad son gritos desesperados de incomprensión y angustia.

Este es el testimonio honesto y conmovedor de un padre que creyó que su hijo lo odiaba, y que, tras cometer errores, decidió abrir los ojos, desarmarse emocionalmente y volver a conectar desde el amor, la paciencia y la empatía. Su camino no fue fácil, pero demuestra que puede haber reconstrucción en algún vínculo, y con ello, esperanza.

“Hay cosas sobre él que no son típicas del autismo, por ejemplo, le encanta ser sociable. Estas inconsistencias, sumadas al hecho de que era muy pequeño y tenía un TDAH severo que enmascaraba el autismo, hicieron que fuera difícil obtener un diagnóstico de autismo en ese momento. Entonces, ¿por qué me odia?

Hasta donde entiendo, esto fue lo que pasó: Cuando estaba a la mitad del jardín de infantes fue cuando comenzó todo. Sus discapacidades le causaban dificultades en comparación con sus compañeros, lo que generó en él sentimientos de insuficiencia. Tenía cinco años, no tenía las herramientas para manejar eso, así que empezó a llegar del colegio y destruir la casa como una forma de expresar lo que sentía.

Intentábamos razonar con él con paciencia, pero no escuchaba. Probamos muchas otras formas de ayudarlo, pero la casa seguía siendo destruida y lo único que lo hacía detenerse eran órdenes fuertes y tajantes con mi voz masculina que da miedo. “¡Detente!”. Así que eso era lo que hacía cada vez que empezaba a portarse mal, porque eso funcionaba. Lo que estaba haciendo, aunque no lo sabía, era usar su ansiedad para asustarlo y que se comportara mejor. Con el tiempo, al seguir haciendo esto, me convertí en esa figura aterradora en su vida, alguien a quien temer. La ansiedad creció hasta convertirse en un odio complicado.

¿Dónde estamos ahora? No me ataca apenas me ve, generalmente, lo cual ya es una mejora, pero cuando llego del trabajo, a menudo quiere estar solo en su habitación. Cuando salimos en público las cosas están mejor, pero en casa, la ansiedad con la que me asocia aún está presente, aunque no tan intensa.

¿Cómo lo solucioné? Primero, me alejé. Dejé que todo se calmara por unas semanas, y cuando me atacaba, en lugar de enojarme y castigarlo, o defenderme empujándolo, me mantenía tranquilo y dejaba que mi esposa lo corrigiera. Después, decidí que tenía que hablar con él, sobre todo esto. Sabía que entrar a su cuarto significaba sangrar de inmediato, así que me ponía un abrigo de invierno y guantes como protección, entraba a su habitación y calmadamente desviaba sus ataques. Terminaba por sujetarlo en el suelo y simplemente hablarle sobre su comportamiento, por qué me llevaba a reaccionar así, y por qué nunca quise asustarlo, pero sentí que tenía que hacerlo para detener el caos.

Esto tuvo un pequeño efecto positivo, pero tomó mucho tiempo. Hice esta rutina durante semanas sin mucho progreso. Me atacaba, yo lo contenía, le hablaba y le pedía que se abriera, y él permanecía en silencio. Hasta que finalmente encontré algo que funcionó. Le dije que lo amaba y siempre lo haría, que pensaba que era un niño especial y con talento, y que siempre estaría orgulloso de él. Lloró en mis brazos, se enojó y me pidió que parara, pero insistí. Entonces, durante un par de semanas, seguí repitiéndoselo, y con el tiempo su reacción se normalizó, lo que me mostró que realmente lo creía y lo entendía.

Ahora tenemos una rutina que llamo “la hora de terapia con papá”, y cuando entro a su cuarto y le digo “vamos a hablar”, él se acuesta derecho como un lápiz en su cama y yo lo presiono un poco contra el colchón, con la cabeza colgando del borde, algo que por alguna razón le gusta. Ha empezado a abrirse poco a poco y de verdad hablar, en vez de solo escucharme a mí.

Algunos días siguen siendo difíciles. Todavía descarga todo en mí, pero está bien, mejor en mí que en cualquier otra persona. Ese es mi trabajo. Todavía me muerde y me araña, pero menos seguido ahora, y creo que las cosas seguirán avanzando dos pasos hacia adelante, uno hacia atrás.

Para los padres abrumados allá afuera... sigan intentándolo. Hay esperanza."

Usuarios de internet mostraron su apoyo dando consejos y palabras de aliento

  • Colgarse de la cama es una forma de estimular su sistema vestibular, lo cual a su vez le ayuda a autorregularse. Yo uso una pelota de yoga con los niños con los que trabajo, o una pelota tipo cacahuete, sobre la que los niños se recuestan y se balancean. También puedes hacer esto sobre el brazo de un sofá. Investiga sobre los Reflejos Primitivos Retenidos; hay muchos videos con ejercicios para integrar distintos reflejos retenidos. El 80% de los niños comienzan la escuela con estos reflejos aún presentes, así que no está solo, pero nuestros niños neurodivergentes definitivamente los tienen. No es una cura, pero sí es una terapia que se puede hacer en casa. ¡Buena suerte! © mummabearoriginal / Reddit
  • Tu hijo tiene mucha suerte de tenerte, y tú de tenerlo a él. © hashtaghusky55 / Reddit
  • Recomiendo muchísimo que le consigas a tu hijo una manta con peso. El peso adecuado debe ser el 10% de su peso corporal. Estas mantas ayudan a las personas autistas gracias a la sensación de compresión. Les ayudan a dormir, calman la ansiedad y han sido una herramienta salvadora para un amigo mío. Nada le funcionaba para dormir bien en toda su vida, hasta que consiguió una manta con peso y durmió toda la noche por primera vez en décadas, tal vez en su vida, no está seguro. Me dijo que le ha aliviado mucho la ansiedad y que ya no se preocupa tanto por muchas cosas que antes le afectaban. Les deseo lo mejor y mucha alegría continua para tu familia. © tigerlady13 / Reddit
  • Qué buen tipo. Me encantan las historias de redención, y sin duda la tuya, tratando de ser un mejor padre y aprendiendo de tus errores, es una historia hermosa. Sigue así, mucha suerte. © rakoonker / Reddit

Algunos consejos para padres con hijos neurodivergentes

  • Ajusta tus expectativas. Ser padre de un niño neurodivergente implica ajustar las expectativas y aceptar su ritmo y forma única de ser. Esto permite brindar un apoyo más comprensivo, favoreciendo su bienestar y fortaleciendo la relación familiar, y comenzar a apreciar lo que implica ser padre de una personita neurodivergente.
  • Valida sus sentimientos. Reconocer y validar los sentimientos de un niño neurodivergente es clave para apoyarlo mejor, ya que hace que se sienta entendido y esto fortalece su bienestar emocional y la conexión familiar.
  • Dedica tiempo a solas con él/ella. Dedicar tiempo exclusivo y sin interrupciones a tu hijo, permitiéndole elegir la actividad, fortalece su confianza y conexión contigo. Este espacio positivo y libre de críticas le ayuda a sentirse valorado y comprendido.
  • No te olvides de ti. En general, ser padre no es una tarea sencilla, y puede volverse aún más desafiante si tu hijo es neurodivergente. Por eso, no olvides cuidarte a ti también. Pequeños gestos como tomarte un momento para hacer ejercicios de respiración, reconocer tus logros, disfrutar sin prisa de algo que te guste o pedir ayuda cuando lo necesites pueden marcar una gran diferencia en tu día a día. Cuidarte te permitirá tener una mente más tranquila y un ambiente más armonioso en casa.

A veces, sanar el vínculo con un hijo comienza por sanar nuestras propias reacciones. ¿Tú también has sentido que tu hijo intenta alejarte cuando más te necesita? ¿Cómo has enfrentado ese momento?

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