17 Historias de padres sobre el tema “¡Me distraje por un segundo y miren lo que pasó!”

¿Quién necesita una villana de telenovela cuando tienes una suegra controladora y un esposo que claramente olvidó cortar el cordón umbilical? Lo que prometía ser una visita “para ayudar” debido a una cirugía, terminó siendo un paseo turístico para la suegra y un acto de desaparición casi por arte de magia del marido. Y mientras ella esperaba una sopa caliente y un poco de compañía en el hospital, lo que recibió fue buzón de voz, platos sucios, y una casa que parecía zona de desastre. Una historia digna de preguntarse: ¿esto es matrimonio de dos o de tres?
Desde que comenzaron a salir, la madre de él se convirtió en una sombra omnipresente que marcaba el ritmo de la relación. Visitaba tres o cuatro veces al año y, sin excepción, él tenía que usar sus días de vacaciones para estar a su disposición, casi como un chófer personal. La esposa empezó a cuestionar en voz alta cómo podrían tener una vida de pareja si él siempre ponía a su mamá primero.
Tras varias charlas, acordaron que él reservaría unos días libres para ellos solos. Pero, como en los mejores cuentos de hadas, esas promesas se quedaron en el reino de la fantasía y nunca se cumplieron del todo, dejando claro que cuando la suegra manda, el esposo lo deja todo por ella sin importar si daña a su esposa. Y lo peor estaría por venir...
En su último trabajo, ella podía trabajar desde casa cuatro días a la semana, pero cada vez que su suegra visitaba, esta se ponía de mal humor todo el día, como un perrito al que le quitan sus juguetes. Sin embargo, en cuanto su esposo llegaba, la suegra cambiaba y se volvía cariñosa y pegajosa otra vez. ¿Por qué será que esa calidez solo aparece con su hijo y nunca con su nuera?
El plan era pasar una noche en observación tras la cirugía y volver a casa. Pero los doctores decidieron extender su estadía un día más por precaución. Ella lo llamó, le explicó la situación, y asumió que al día siguiente él iría por ella. Pero nunca apareció, así que terminó llamando a su hermana, quien manejó más de una hora para recogerla. ¿Los que verdaderamente nos aman siempre están ahí para uno, verdad?
Cuando volvió a casa tras la cirugía, se encontró la casa hecha un caos, lo que menos necesitaba tras ser recién operada. Fue su hermana quien, al verla así, decidió empacar sus cosas y llevarla a su apartamento para que pudiera recuperarse tranquila durante dos semanas. ¿Y dónde estaban su esposo y suegra en un momento tan crítico?
Esa misma noche, su esposo la llamó confundido, preguntando dónde estaba. Su excusa fue aún más dolorosa: había salido de excursión con su madre. Tomó otra vez tiempo libre del trabajo, pero no para ella, sino para pasar el día con su madre. Ella no lo pensó más y le dijo que no pensaba volver a casa hasta que su madre se fuera y todo estuviera limpio. Pero él la acusó de exagerar y que “de todas formas no iba a poder salir del hospital”.
En medio del dolor físico y emocional, no pudo más y estalló. Le gritó que la había abandonado en el hospital mientras se dedicaba a entretener a la mujer que, en teoría, había venido a “ayudarla” en su recuperación. ¿Apoyo? Más bien parecía que la suegra estaba de vacaciones. Y mientras ella lidiaba con el postoperatorio sola, él jugaba al hijo perfecto.
En su interior, algo se rompió. Tal vez eran los analgésicos... o tal vez no. Por primera vez, pensó seriamente en el divorcio. No por drama, sino porque ya no veía un futuro con un hombre que no supo estar cuando más lo necesitaba. Y lo más triste de todo: ella quería hijos, pero ahora no se imaginaba trayéndolos al mundo con alguien que, claramente, sigue siendo hijo... antes que esposo.
A veces, no es la suegra entrometida la que rompe un matrimonio, sino el esposo que no pone límites. Esa cirugía le mostró que estaba sola, incluso casada. ¿Cómo enfrentarías tú una suegra que, quizá sin quererlo, termina siendo el obstáculo en tu matrimonio?