20 Personas cuya lógica no puedes entender por mucho que lo intentes

Desde que el mundo es mundo, la sabiduría popular nos dice que “cuando los animales se vuelven locos, hay que huir del mar y buscar tierras altas”. Y es que la idea de que los animales, tanto salvajes como domésticos, pueden predecir desastres naturales ha existido durante siglos. ¿Podrían estas señales ser una especie de advertencia temprana que podríamos aprender a interpretar?
Desde la antigüedad se dejó constancia de cómo ciertos animales parecían anticipar la llegada de terremotos, inundaciones o grandes tormentas. De hecho, una de las referencias más antiguas que existe se remonta a Grecia, en el año 373 a.C. En ella se cuenta que ratas, comadrejas, serpientes y ciempiés abandonaron sus hogares y buscaron refugio varios días antes de un terremoto devastador.
Detectar las señales tempranas de estos desastres es un desafío para los humanos, especialmente en esas épocas donde no había instrumentos de medición sofisticados como los actuales. Por eso, muchas especies terminaban actuando como barómetros naturales, anunciando cambios bruscos en el entorno a través de sus comportamientos, y siguen haciéndolo en la actualidad.
Estas alertas que suelen percibir los animales han sorprendido a muchos a lo largo de los años, por eso numerosos estudios se han enfocado en la actividad de insectos y animales antes de que ocurran estas catástrofes. Hay casos fascinantes que parecen confirmar esta conexión entre el comportamiento animal y los desastres naturales.
Por ejemplo, los sapos comunes parecen tener una especie de sexto sentido para los terremotos. Un estudio descubrió que una población entera abandonó su colonia reproductiva tres días antes del terremoto que sacudió L’Aquila, Italia, en 2009. Los científicos creen que las alteraciones en la ionosfera podrían ser la clave de esta temprana advertencia.
Otro ejemplo impactante ocurrió con el tsunami que devastó Sri Lanka e India en 2004. Testigos presenciales contaron cómo los elefantes, entre otros animales, se volvieron inquietos y buscaron terrenos más altos. Una hora antes de la llegada de la ola gigante se observaron elefantes huyendo despavoridos de la playa, posiblemente hayan captado las vibraciones generadas por el enorme terremoto submarino que desencadenó el tsunami.
La historia no termina ahí. Un residente compartió un detalle aún más personal. Sus dos perros, habitualmente entusiastas de su paseo diario por la playa, se negaron rotundamente a salir el día que ocurrió el tsunami. “Normalmente, están emocionados por ir a esta excursión”, relató. Esa inexplicable negativa canina probablemente le salvó la vida.
Incluso en China, antes de un gran terremoto, se observó un comportamiento animal inusual, especialmente en las serpientes. La alarma se extendió cuando cientos de estos reptiles abandonaron repentinamente sus refugios invernales. Esta señal fue crucial para la evacuación temprana de la ciudad de Haicheng, salvando cientos de vidas.
Sin dudas, la sensibilidad de las serpientes a los cambios sutiles en su entorno es notable. El entonces director de la oficina de terremotos de Nanning, señaló que “De todas las criaturas de la Tierra, las serpientes son quizás las más sensibles a los terremotos. Cuando un terremoto está a punto de ocurrir, las serpientes salen de sus nidos, incluso en el frío del invierno”.
Los terremotos y tsunamis no son los únicos peligros naturales que parecen activar las alarmas en el reino animal. Las aves, en particular, captaron la atención por su sorprendente habilidad para detectar otras amenazas inminentes. Un caso fascinante ocurrió en 2014, cuando científicos en Estados Unidos presenciaron una “migración de evacuación” protagonizada por reinitas alidoradas.
Estas aves, que ya habían completado un largo viaje hasta sus zonas de reproducción en Tennessee, de repente emprendieron un nuevo vuelo de hacia otro lugar. Poco después de su partida, una devastadora oleada de más de 80 tornados azotó la región, causando una gran destrucción. Todo indica que las aves habían sentido la amenaza de los tornados gracias al infrasonido, un tipo de sonido de baja frecuencia generado por las tormentas, inaudible para los humanos.
Otro caso notable nos lleva al Etna, el volcán más activo de Europa. Si bien muchas de sus erupciones son leves, ocasionalmente experimenta violentos paroxismos, lanzando ceniza y rocas a gran altura y derramando ríos de lava por las laderas. Estos eventos suelen ir acompañados de explosiones masivas.
Un científico que investigaba en la zona consiguió ocho cabras y dedicó días a observar su comportamiento. Un día, la tranquilidad se rompió, las cabras mostraron una inusual agitación, corriendo nerviosamente de un lado a otro y buscando refugio. Horas después, el volcán entró en erupción. Aquel comportamiento sugería claramente que los animales habían percibido la inminente furia del Etna con antelación.
Los animales nunca dejan de sorprendernos, y la ciencia sigue desvelando secretos fascinantes sobre nuestros compañeros de planeta. ¿Conoces algún otro dato o señal que ayuden a evitar un desastre natural?